La ONG Amref Salud África ha reivindicado, con motivo del Día Internacional de la Mujer, que las diferencias de género afectan a la salud de las mujeres y las niñas. Por ejemplo, recuerdan que las mujeres africanas pueden llegar a soportar, además de una clara desigualdad de género en todos los ámbitos, «un trato diferencial en los sistemas de salud, lo que deriva en un empeoramiento de su estado de salud a largo plazo».
A través de un comunicado, recuerdan que en las discriminaciones sanitarias no solo incide el factor socio-económico, también el de género. «Factores como la discriminación hacia la mujer, las dificultades para acceder a la educación superior, el papel de cuidadoras y el nulo reconocimiento de sus actividades domésticas condicionan la visión que tienen las mujeres sobre su propia salud y los riesgos que toman», argumentan.
De la misma forma, denuncian que existe, además, «una invisibilidad de la salud de las mujeres en ciertas áreas sanitarias especializadas». «Generalmente, se asume que los condicionantes sanitarios son iguales entre hombres y mujeres y se toman como referencia pacientes varones para el estudio y el seguimiento de casos. Esto puede derivar en que muchas mujeres reciban diagnósticos erróneos o tratamientos equivocados», esgrimen.
Según Amref, estas desigualdades se hacen especialmente patentes en el ámbito de la salud sexual y reproductiva. «La mujer será más reticente a recibir información o a hablar abiertamente de su sexualidad en foros donde tradicionalmente se le ha exigido silencio. Esto provocará un amplio espectro de situaciones perjudiciales, desde que una mujer no sepa qué anticonceptivos tiene al alcance hasta que sea víctima de abuso sexual y sea incapaz de identificarlo como tal, pasando por abortos inseguros o embarazos no deseados. La falta de educación provoca un aumento de enfermedades y de violencia de género», lamentan.
Esta situación se agrava en países con sistemas sanitarios precarios y políticas de salud pública débiles. Según ONUSIDA, las mujeres jóvenes africanas son hasta 2,4 veces más propensas a contraer el VIH que los hombres africanos de su misma franja de edad.
Amref señala que ha identificado, durante años de trabajo, ejemplos que corroboran estas situaciones. «Por ejemplo, hemos trabajado en un proyecto de salud sexual y reproductiva en Kenia, un país donde casi la mitad (45%) de las mujeres y niñas ha sufrido violencia, ya sea física o sexual. El 39 por ciento de las mujeres declararon haber sido violadas por sus maridos o parejas», argumentan.
Por su parte, en una zona rural de Senegal donde realizaron un proyecto de e-salud, identificaron que el 46 por ciento de las mujeres creen aceptable que un hombre golpee a su mujer, casi el 9 por ciento reconoce haber sufrido violencia sexual y el 7 por ciento ha denunciado haber sufrido violencia física durante sus embarazos.
«Y si tomamos una visión general del continente, vemos que el riesgo de que una mujer de África Subsahariana muera por una causa relacionada con el embarazo es aproximadamente 23 veces mayor que el de una mujer que vive en un país desarrollado», remachan.