Escena uno: 15 de junio de 2019. Juan José Imbroda pierde el poder en Melilla tras casi dos décadas de anacrónico mandato. Aquel día se le nota su talante: insulta a su sucesor, Eduardo de Castro, que consigue el trono para Ciudadanos con solo el 5% del voto. Increíble.
Escena dos: 10 de noviembre de 2019. Juan José Imbroda es el único barón del PP que atiende sonriente a los medios en una noche electoral decepcionante para Pablo Casado. El melillense tiene razones para ello: ha revalidado su acta de senador y han fracasado sus rivales políticos, a los que acusa de comprar votos.
Escena tres: 3 de diciembre de 2019. Juan José Imbroda preside la Mesa de Edad del Senado a sus 75 años, 40 de ellos viviendo de la política. El expresidente se resiste a dejar la política a pesar del runrún que produce su presencia en un partido, el PP, que promete regeneración y que tiene que torear con políticos calificados de caciques como el ourensano Baltar o como el ‘rey de Melilla’.
MELILLA VICE
Sergio del Molino se recrea en Melilla en uno de los mejores pasajes de ‘Lugares fuera de sitio’. El escritor de la ‘España vacía’ pinta a la Ciudad Autónoma como un lugar que vive fuera de siglo tras haber crecido como cuartel militar español a partir del XIX.
Hace doscientos años en España liberales y conservadores se acusaban mutuamente de caciques y de comprar votos. Y en 2019 estos términos, borrados en el resto del Estado, siguen vigentes en España: al hijo de Imbroda le pillaron el pasado año con las manos en la masa y hay dirigentes de los rivales del PP, PSOE y Coalición por Melilla, condenados por estas prácticas infames.
Unas prácticas que son viables porque el poder en Melilla se decidió en mayo por 150 votos. Y eso lo sabe muy bien Imbroda, hermano del entrenador de basket reciclado como consejero de la Junta. El barón del PP era primer teniente de alcalde de Melilla en 1979.
Y hasta mayo de 2019 fue presidente de la Ciudad Autónoma tras pasarse diecinueve años en el trono. Hace cuarenta años estaba en las listas de la UCD, tras su desintegración fundó Unión del Pueblo Melillense, después recibió apoyos del PP y PSOE para desojar en moción de censura a Mustafa Aberchán (líder de Coalición por Melilla) y finalmente se integró en el PP.
MELILLA EN DATOS
La democracia melillense se parece más a la latinoamericana del XX que a la europea del XXI. Esto se ve cuando Imbroda da lecciones de ética después de que a su hijo lo saquen ofreciendo entre 20 y 50 euros por voto.
Dice El Confidencial que «Melilla Vice» es la «ciudad más corrupta de España», título que podría haberse elevado a europea de la mano de Jesús Gil si, tal y como se cuenta en ‘El Pionero’ de HBO, el alcalde de Marbella hubiese convertido al estrecho en un Mónaco narcotizado.
El mismo medio recuerda que «los habitantes de Melilla tienen la esperanza de vida más baja del país», «ostentan la mayor tasa de abandono escolar» y «más del 50% de sus ciudadanos trabajan para el gobierno«.
El Confidencial asegura que «el clientelismo, el nepotismo, la corrupción y la impunidad convierten a la Ciudad Autónoma en una hipérbole de los grandes problemas del país, un retrato que aflora en la experiencia diaria de los melillenses y en los sumarios de los sucesivos procesos judiciales abiertos en los últimos años. Mientras, la pasividad de los sucesivos gobiernos centrales prioriza la estabilidad en la gestión migratoria frente a las arbitrariedades«.
MEDIOS Y MIEDOS
Imbroda repartía entre los dos periódicos, las cuatro radios y las dos teles afines los seis millones de euros que Melilla gasta en medios. En la Ciudad Autónoma todavía se recuerda cuando el PP compró la tirada al completo de un número de Interviú.
¿La razón? A la hija cantante del dueño del bar en el que almuerza Imbroda se le había ocurrido salir en paños menores en la portada del extinto semanario. Pero el barón más pintoresco del PP todavía es capaz de aparecer como adalid de la libertad de expresión y cargar contra el nuevo Gobierno, del que dice que perpetra un «golpe de Estado a la libertad y a la información». Guau.