Iñaki Urdangarin ha pasado su primera noche en la prisión alavesa de Zaballa, como establece el régimen de semilibertad en el que se encuentra, y este martes no ha acudido a trabajar al bufete Imaz&Asociados de Vitoria, en el que ejercerá de consultor.
Este martes, a primera hora, ha sido visto por ciudadanos vitorianos nadando en un polideportivo de la capital alavesa, cercano al domicilio de su madre, donde residirá de viernes a domingo. De lunes a jueves debe pernoctar en la cárcel de Zaballa, donde acabará de cumplir la condena de cinco años y diez meses de prisión por el ‘caso Nóos’, pena que expira oficialmente en 2024.
El pasado mes de enero el marido de la infanta Cristina accedió al tercer grado penitenciario o régimen abierto, e Instituciones Penitenciarias autorizó su traslado a la cárcel de Zaballa, una vez que el recluso acreditó que tenía una oferta de trabajo en Vitoria, donde tiene arraigo social.
Aunque se esperaba que el ex duque de Palma comenzara a trabajar este martes como consultor en la asesoría jurídica Imaz&Asociados, ubicado en la céntrica Plaza Fueros, donde se han congregado numerosos medios de comunicación, compañeros del bufete han explicado que hoy no se le esperaba allí.
Ayer por la tarde, testigos le vieron comprar en una tienda una bicicleta, uno de los deportes que practica Iñaki Urdangarin. El pasado domingo, tras viajar hasta Vitoria para acudir a la casa de su madre, Claire Libaert, se le vio dando un paseo en bici.
Al día siguiente, después de abandonar el pasado viernes el Centro de Inserción Social de Alcalá de Henares, donde realizaba labores de voluntariado, se presentó por la mañana en el centro penitenciario de Nanclares, donde volvería por la noche para dormir.
Fue en junio de 2018 cuando Urdangarin fue condenado por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias por el ‘caso Nóos’. Para su reinserción tendrá que someterse a un programa de reinserción para condenados por delitos económicos.