Pronto se cumplirá un año desde que la pandemia de Covid-19 irrumpió de pleno en nuestras vidas y nos obligó a cambiar nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Doce meses después (y aún quedan muchos más por delante), todavía debemos salir a la calle llevando mascarillas, un elemento de seguridad que hasta entonces, al menos en esta parte del mundo, la mayoría no habíamos utilizado nunca. Aunque a estas alturas ya deberíamos estar más que familiarizados con sus características, sus posibilidades de uso y su efectividad en diferentes supuestos, lo cierto es que sigue habiendo dudas al respecto, por lo que nunca está de más recordar de vez en cuando las normas para utilizarla adecuadamente.
1¿QUÉ PASA SI LAS MASCARILLAS FFP2 SE MOJAN?
Una de las mayores preocupaciones en esta época del año, se centra en cómo puede afectar el agua a la eficacia de las mascarillas, por ejemplo el agua de la lluvia, tan frecuente estos días. La respuesta a esta duda varía según el tipo de mascarilla del que estemos hablando. En lo que se refiere a las FFP2, se ha comprobado que pierde una gran parte de su eficacia. Así lo ha explicado María Cruz Minguillón, investigadora del Instituto Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), que confirma que el material del que están hechas las FFP2 cambia sus propiedades al contacto con el agua por lo que la capacidad de filtración queda afectada. Por eso es fundamental no mojarla ni humedecerla, ni tan siguiera con el propósito de desinfectarla. La advertencia general de las autoridades sanitarias es que, ante cualquier duda acerca de la capacidad de una mascarilla, lo mejor es cambiarla por una nueva.