La Policía Nacional ha desarticulado en Melilla una red de explotación sexual de mujeres de origen marroquí, bajo amenazas y agresiones, y por la que cobraban a las víctimas la mitad de cada servicio sexual y 500 euros mensuales a cada una de ellas por el alojamiento.
La intervención se ha saldado con la detención y encarcelamiento del proxeneta y la busca y captura de dos mujeres, una la captadora de las chicas que eran obligadas a prostituirse tras ser atraídas a la ciudad española con promesas laborales y otra por colaboradora.
Según ha informado este lunes un portavoz de la Jefatura Superior de Policía, a raíz de una investigación, agentes de la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Jefatura Superior de Policía Melilla han procedido a la detención de un hombre de nacionalidad marroquí de 38 años de edad «que se lucraba de explotar sexualmente a mujeres de su misma nacionalidad en situación irregular en España, ejerciendo la prostitución en un inmueble céntrico de Melilla».
Asimismo, ha detallado que una mujer que «realizaba las funciones de captación en Marruecos» y otra «colaboradora del principal investigado» se encuentran actualmente en el país vecino debido al cierre fronterizo vigente y sobre ambas han instado órdenes de localización y detención.
El portavoz policial ha explicado que la actividad se concentraba en varias viviendas del citado edificio, las cuales el jefe de la red usaba tanto para alojar a las mujeres explotadas como para que se produjeran los encuentros sexuales con los clientes. «Al mismo tiempo, los clientes consumían drogas de manera habitual, algunas veces incluso en presencia de un niño de cuatro años hijo de una de las mujeres explotadas» ha apuntado.
CAPTADAS EN MARRUECOS
La citada fuente ha indicado que las víctimas eran previamente captadas en Marruecos «mediante engaño bajo falsas promesas de trabajo», aprovechando su extrema situación de necesidad y vulnerabilidad social, familiar y económica, «siendo explotadas en el ejercicio de la prostitución en condiciones de un control absoluto: el proxeneta llegaba a controlar incluso sus relaciones con personas fuera de edificio».
Además de la mitad del dinero obtenido por cada servicio sexual, el detenido les cobraba la cantidad de 500 euros mensuales por el alojamiento. Asimismo, han destacado que «el trato dispensado por el explotador hacia las mujeres era autoritario y amenazante, profiriéndoles continuos gritos, insultos e incluso llegando a la agresión física en algún caso».
El detenido, ha resaltado el portavoz policial, se valía de la condición de irregularidad de las mujeres para amenazarlas con expulsarlas del edificio y denunciarlas a las autoridades para su deportación a Marruecos, «sabedor de que éstas carecen de otro medio de subsistencia en Melilla, de manera que ninguna se atrevía a poner los hechos en conocimiento de la Policía».
De igual modo, una de las víctimas, debido a su edad (19 años) y su aspecto físico «aniñada», era ofrecida haciéndola pasar como menor de edad a los clientes, «obteniendo de este modo mayores ganancias de dicha explotación». Además, a esta mujer, la inducía a consumir cocaína, «con el pretexto de ayudarla a soportar dicha situación».
El Juzgado de Instrucción número 5 de Melilla se ha hecho cargo de la causa y en vista de todo lo actuado y de las evidencias existentes, ha decretado el ingreso en prisión del detenido, de 38 años de edad y con dos detenciones anteriores por hechos similares. La investigación continúa abierta a la espera de efectuar más detenciones por parte de esta Unidad.