Quique San Francisco fue un personaje en sí mismo: entre las luces de la genialidad como monologuista y cómico, a las sombras de sus excesos y adicciones. Vivió al 200%, y aunque en los últimos años reconocía que estaba muy mermado físicamente a raíz de un accidente con la moto, ha sido una neumonía doble la que finalmente ha vencido a la parca de Campofrío más querida y admirada. Pareciera premonitorio. A pesar de llevar casi cincuenta años en los escenarios, no ha sido hasta hace poco que se ha conocido la verdadera profundidad y naturaleza del único e irrepetible Quique San Francisco. Así ha sido su intensa y extravagante vida personal y profesional.
1ROGELIO SE PERDIÓ POR EL CAMINO
Quique San Francisco ha mamado, literalmente, de la interpretación y el teatro. Su madre era actriz, como también lo fue su padre, a quien no llegó a conocer hasta los 17 años. Antes, su madre le había buscado pequeños papeles en series y películas, por lo que el paso lógico para él era apuntar a los tablaos. Al igual que hiciera su madre, él también adoptó un nombre artístico. Así, de Rogelio Enrique San Francisco Cobo decidió eliminar el primer nombre, Rogelio, con muy poco gancho, y Cobo. Se quedó con Enrique San Francisco y así se presentó en Madrid a los 17 años en busca de su padre y de un porvenir. Encontró a ambos, aunque con diferente suerte, y terminó siendo Quique San Francisco.
