El Parlamento Europeo aprobó el pasado 28 de noviembre la declaración de la emergencia climática. De esta forma, Europa se ha convertido en el primer continente en dar el paso y en declarar el estado de emergencia. Será una fecha que pasará a la historia en materia climática.
Así que con 429 votos a favor, 225 votos en contra y 19 abstenciones, se ha declarado este estado de alerta. Pero, ¿Por qué se ha declarado esta emergencia?
REDUCIR LOS GASES DE EFECTO INVERNADERO
Uno de los claros objetivos de este estado de alerta es reducir los gases de efecto invernadero o, al menos, evitar que sigan aumentando la concentración de gases de forma incontrolable. Se pretende reducir en un 45% las emisiones de CO2 para el año 2030.
Asimismo, se espera llegar a un escenario de cero emisiones para el año 2050. Así, se evitaría que la temperatura media global suba 1.5ºC por encima de los niveles preindustriales, tal y como está estipulado. La intención final es conseguir la neutralidad del carbono para evitar un mayor impacto del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad del planeta que, poco a poco, está desapareciendo.
UNA DECLARACIÓN SIMBÓLICA
El hecho de que se haya realizado la declaración de emergencia climática no implica que se vaya a actuar en las próximas semanas. No se ha planteado por el momento crear un gabinete especial para abordar la crisis climática. Es, por el momento, una declaración simbólica para que el resto de continentes se animen a apoyar el proyecto a largo plazo.
Aquellos que han apoyado la iniciativa han advertido de que las consecuencias de la actual crisis climática es una amenaza real a la que todos nos enfrentamos, a pesar de que algunos han catalogado la situación como «alarmista». Según el portavoz de Medio Ambiente de los Conservadores y Reformistas Europeos, Alexandr Vondra, «El alarmismo climático evita las cuestiones difíciles».
«El debate fake sobre la ‘emergencia climática’ es sólo una cortina de humo que oculta las auténticas decisiones que deberemos tomar para reducir las emisiones más allá del 50%. Unas decisiones que tendrán un impacto real en la vida diaria de los europeos. Es urgente actuar pero no hace falta declarar una situación de emergencia«, ha dicho el portavoz del PPE.
LAS MEDIDAS PARA COMBATIR EL CAMBIO CLIMÁTICO
Debido a la celebración de la Cumbre del Clima que se celebra en Madrid en estos días, la Eurocámara insiste a los países de la Unión Europea a presentar sus estrategias para alcanzar la neutralidad climática lo antes posible, así como a adaptarse a la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático para el año 2050.
Los eurodiputados que han votado sí también piden a la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que incluya en el Acuerdo Verde Europeo el objetivo de reducir en un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
MAYOR FINANCIACIÓN POR LA EMERGENCIA CLIMÁTICA
Además de adoptar medidas extremas para combatir el cambio climático, también se ha pedido un mayor apoyo financiero desde el parlamento, ya que aseguran que los países de la UE deberían duplicar sus contribuciones al Fondo Verde para el Clima Internacional para cumplir con las obligaciones internacionales.
Por otra parte, señalan que los países desarrollados no cumplen con su compromiso de cumplir el objetivo colectivo de 100 mil millones de dólares anuales a partir de 2020, y piden que se cumpla para intentar paralizar la situación que se vive en el planeta.
EL DESHIELO DEL ÁRTICO
El inevitable deshielo en el Ártico está convirtiendo a esta región en un objeto de deseo y en una potencial fuente de conflictos. La zona comprende el Océano Glacial Ártico y las tierras que corresponden a Groenlandia, y parte del continente Euroasiático y América del Norte. Cinco países se disputan la soberanía territorial: Estados Unidos, Rusia, Canadá, Dinamarca y Noruega.
El Ártico es un país muy apetecible para muchos ya que alberga un 30% de las reservas globales no descubiertas de gas natural y el 13% de las de petróleo. Además, hay depósitos de oro, platino, diamantes, bauxita, carbón, cobre, manganeso, níquel, plomo o zinc. De ahí a que, para algunos países, la prioridad no sea para el cambio climático, sino impulsarlo aún más.