Albert Rivera se despojó de las ambiciones que se le presumían y sacó los escrúpulos que sus adversarios no supieron ver: era el final político de trece años de reivindicaciones antinacionalistas, vaivenes ideológicos, europeísmo impostado, sueños con La Moncloa y una caída de bruces final. Ahora le toca el turno a Inés Arrimadas.
El político catalán tomaba el camino de salida, tal y como lo hicieron Adolfo Suárez, hastiado ante las traiciones de la UCD y decadencia del CDS; Miquel Roca, que ambicionaba saltar a Madrid con el PDR; y Rosa Díez, socarrada por su ego.
Rivera ejecutó un harakiri, tiró de autobombo y racaneó con la autocrítica antes de dejarle en bandeja de plata Ciudadanos a Inés Arrimadas, candidata de consenso a pesar de que algunas voces internas apuntan a su inconsistencia cuando no se tocan los asuntos identitarios de los que es experta por su experiencia en el Parlament.
VALLS SE RELAME
Albert Rivera, reencarnación de Alejando Lerroux, dejó Barcelona por Madrid para ofrecer regeneración, decía, y finalmente ofreció continuismo, Cs apuntaló a las versiones menos edificantes del PSOE y el PP: sus facciones andaluza y madrileña.
Inés Arrimadas intentará continuar el camino con la ayuda de la facción liberal-progresista, Luis Garicano y Francisco Igea. No lo tendrá fácil porque el Partido Popular aspira a recuperar el electorado centrista y Manuel Valls prepara una plataforma que previsiblemente será el germen de una fuerza que rivalice en urnas con Cs, quizás desde las próximas elecciones autonómicas catalanas.
Valls, que lidera Barcelona pel canvi, podría estar apoyado por algunas caras conocidas de Cs, los dimisionarios Toni Roldán y Javier Nart, y por algunos de los fundadores de los naranjas distanciados de Rivera, Félix Ovejero o Francesc de Carreras.
LA HOJA DE RUTA DE VALLS
Manuel Valls podría presentar su plataforma antes de finalizar el mes. El exprimer ministro francés hará una ronda de consultas para buscar apoyos entre los desencantados con Ciudadanos e intentará lanzar una nueva fuerza en las elecciones catalanas, que quizás se adelanten a 2020.
El concejal barcelonés marcará distancias con Ciudadanos: no quiere vetar al PSOE ni a Podemos, véase el apoyo de Barcelona pel canvi a la investidura de Ada Colau; y sí que quiere imponer un cordón sanitario contra los nacionalismos, desde ERC hasta Vox.
Valls buscará un perfil más progresista que el de Ciudadanos, que se ha nutrido de liberalismo en los últimos años, y apostará por asegurar que priorizará la estabilidad y que combatirá a los nacionalismos.
LA NUEVA VIDA DE CS CON ARRIMADAS
Ciudadanos elegirá el equipo de su gestora y pondrá fecha a su congreso extraordinario el próximo 30 de noviembre. José Manuel Villegas, materia gris de Cs junto a Francisco Hervías, apostará por Arrimadas, que estará a su vez respaldada por la vicealcaldesa madrileña Begoña Villacís.
Fuentes cercanas a la formación naranja aseguran que Albert Rivera evitará protagonismos innecesarios porque su obsesión es volver al anonimato, si es que su relevancia y la de su pareja se lo permiten.
Arrimadas intentará mantener el perfil propio de Cs, pero es previsible que Luis Garicano lidere a un sector crítico que exigirá posibilitar la investidura de Pedro Sánchez a cambio de que el PSOE no haga concesiones a las fuerzas independentistas.
LAS TRES CITAS DE 2020 MEDIRÁN LA FUERZA NARANJA
Un adelanto electoral en Cataluña podría medir las fuerzas de Ciudadanos, que estrena cartel, Lorena Roldán, e intentará evitar repetir la sangría electoral del infausto 10-N. No parecen propicias las citas autonómicas en Euskadi y Galicia, territorios en los que los naranjas no tienen ni un solo diputado autonómico.
Sí que lo lograron, tras pacto con UPN, en Navarra. Pero Navarra Suma, abrazo entre los fueristas y los antifueristas, podría agrandar las incoherencias ideológicas que anidan en el interior de Cs, que preside algunas diputaciones que pretendía cerrar en 2015.
LAS PERSONAS QUE ACOMPARARÁN A ARRIMADAS
Ignacio Aguado parecía el único candidato con cierta fuerza que podía rivalizar con Inés Arrimadas, pero el vicepresidente de la Comunidad de Madrid se ha descartado. Aun así a Aguado, al igual que al vicepresidente andaluz Juan Marín, podrían tener un peso importante en la nueva ejecutiva de Cs.
También estarán cerca de Arrimadas personas como Begoña Villacís o Fernando de Páramo, que podrían constituir el núcleo en torno a una nueva líder a la que se le avecina la tarea hercúlea de encabezar a un partido personalista que ha perdido a su jefe.