domingo, 24 noviembre 2024

Todas las mentiras que te han contado sobre la vagina

La vagina, el órgano reproductor femenino, cuenta con varios mitos, la mayoría de ellos mentira, que se han ido propagando a lo largo de los años. Durante siglos, la sociedad ha visto cómo se ha minimizado la importancia del placer en la mujer, llegando a considerar incluso «sucias» muchas de las prácticas que se han de llevar a cabo para conseguirlo.

Desde hace unos años, todas estas cosas se han ido desmintiendo. Gracias a la ciencia y al cambio de paradigma, ahora sabemos mucho más sobre este órgano, pudiendo dejar de lado todas las especulaciones y teorías que se han vertido a lo largo de su historia. Con el auge del feminismo, se ha conseguido que el placer se convierta en una prioridad, como sucede con el de los hombres. Y los mitos han ido desapareciendo.

Si quieres saber más, esto te interesa. Descubre todas las mentiras que te han contado sobre la vagina.

No, la vagina no tiene varios tamaños

vagina tamanos

El tamaño de la vagina se sitúa entre los seis y ocho centímetros. Sin embargo, durante el momento de la estimulación sexual, este puede aumentar hasta los diez o doce centímetros. Es porque esto que, en el caso de que las relaciones sexuales produzcan dolor, este no debe ser relacionado con el tamaño o con considerar que el órgano es «corto». Las causas deben consultarse con un especialista.

En todos los casos, la longitud vaginal suele ser la misma, aunque puede variar de acuerdo a los rasgos de cada mujer, estando dentro del margen indicado. Además, tampoco se estira de forma permanente después de haber dado a luz. Cuando se tiene un bebé, es cierto que el tamaño varía, pero no se estira para siempre ni pierde su elasticidad.

Todo dependerá de la duración del parto, así como del tamaño del bebé que acaba de nacer. La vagina se trata de un conducto de estructura muscular, por lo que tiene la capacidad de modificarse en momentos como el embarazo. El objetivo es aumentar su capacidad, permitiendo el paso del bebé sin que se produzcan lesiones.

No hay necesidad de realizarse duchas vaginales

duchas vaginales

Cuando convivimos con una colonia enorme de gérmenes, estos pueden dañar la flora vaginal. Sin embargo, el órgano cuenta con un sistema muy pulcro de «autolimpieza», por lo que no debemos preocuparnos demasiado. Este se ocupa de eliminar bacterias y microbios perjudiciales con el objetivo de que los favorables se continúen reproduciendo.

Esta es la razón por la que las duchas vaginales no son recomendables. La vagina cuenta con mecanismos de defensa propios a través de los que se coloniza con las bacterias conocidas como lactobacilos. Esta serie de microorganismos consiguen que el PH vaginal sea más ácido, para que los gérmenes patógenos no se reproduzcan en su interior.

Cuando usamos productos de higiene íntima en su interior, podemos alterar la microbiota fisiológica. Así, estaremos modificando el PH y favoreceremos justo lo contrario a lo que deseamos: la aparición de ciertas infecciones. Debemos hacer uso de jabones suaves y respetuosos con nuestro PH íntimo en el área de la vulva. Después, siempre tenemos que aclarar bien la zona y secarla de forma adecuada y precisa.

El picor no siempre está relacionado con los hongos

picor hongos

Si tenemos picores intensos, la zona está enrojecida y el flujo es parecido a la cuajada, lo primero en lo que pensamos es que tenemos hongos. Sin embargo, debemos tener cuidado con esto y no acudir de forma inmediata a una farmacia para conseguir un tratamiento eficaz y por cuenta propia. La razón es que existen otras infecciones de la vagina con síntomas similares y que no están relacionadas con la cándida.

Los hongos, como la cándida, viven de forma natural en nuestro órgano reproductor. Sin embargo, si se alteran algunas de sus condiciones, pueden aumentar, dando lugar a la candidiasis. Además, otro tipo de hongos, como la garnerella, pueden generar otra enfermedad conocida como vaginosis.

Debemos tener en cuenta que, además de estas, existen algunas enfermedades de transmisión sexual, como puede ser la tricomoniasis, que generan picor muy intenso en la zona y también provocan que el flujo no sea normal. Por eso, antes de auto diagnosticarnos cualquier tipo de infección, debemos acudir a un ginecólogo para que nos revise y sea el especialista quien determine las causas y soluciones al problema.

El himen no es un determinante de la virginidad

himen

La virginidad, como concepto, está anticuada. Sin embargo, siempre es bueno dejar claro que su relación con el himen no tiene nada que ver. Pensar que este debe romperse para dejar de ser virgen no tiene ningún sentido. Y, a pesar de ello, aún son muchos los países y las culturas donde se continúa probando a las mujeres a través del mismo.

Lo primero que debemos saber es que el himen se trata de una membrana epitelial que se encarga de cubrir el orificio de entrada a la vagina. De este modo, protege a las niñas de infecciones que se puedan causar debido a la proximidad de la misma con el ano. Cuando las niñas se convierten en adolescentes, este pierde el papel protector gracias a la aparición de la «microbiota» vaginal.

De hecho, algunas mujeres ni siquiera tienen himen. O, en su defecto, lo tienen tan elástico que pueden mantener relaciones sexuales sin que se rompa. Por eso, la ausencia del mismo no es sinónimo de perder o no la virginidad. Aquí debemos introducir otros conceptos y, ante todo, seguir luchando por una educación sexual, clave para continuar rompiendo estos mitos y mentiras relacionados.

Los leggings no se relacionan con las infecciones en la vagina

leggings vagina

Otro de los mitos y mentiras que versan sobre la vagina no tienen que ver tanto con la misma sino con una de las prendas que más usan las mujeres. Para muchas, los leggings se han convertido en un auténtico básico en la rutina debido a que es una prenda cómoda que permite moverse con facilidad sin sentirse oprimida.

Sin embargo, seguro que tú también has oído eso de que los leggings favorecen algunas enfermedades o infecciones vaginales. Con la información que tenemos a día de hoy podemos tranquilizarte, pues la prenda no tiene nada que ver con la aparición de las micosis.

En lo que sí hay que tener cuidado, no obstante, es en el material o tejido en el que la prenda esté elaborada. El más adecuado es el algodón, debiendo evitar las fibras sintéticas, ya que no permiten la transpiración. Si los usamos para hacer deporte, además, la higiene rápida será obligatoria para no favorecer las infecciones. En la vida cotidiana, por supuesto, no existe ningún motivo para no usarlos.