El dispositivo encargado por el BBVA para desestabilizar a los protagonistas del intento de arrebatar la presidencia de la entidad a Francisco González se centró especialmente en el financiero Juan Abelló. El banco, a través del comisario José Manuel Villarejo, conoció detalles de su vida personal, accidentes de tráfico o problemas con Hacienda. El policía los usó para hacerle desistir de su asalto.
El comisario José Manuel Villarejo montó un equipo por encargo de Julio Corrochano, jefe de Seguridad del banco, que tenía como misión “encontrar aspectos negativos”, según relata Villarejo en uno de sus informes, de los miembros de lo que denominaban como grupo hostil. Dentro de éste, los tres protagonistas principales eran Juan Abelló, Luis del Río, presidente de la constructora Sacyr, y Miguel Sebastián, jefe de la Oficina Económica de Moncloa.
Posteriormente, los trabajos se ampliaron a conocer los movimientos que realizaba este grupo para cambiar el consejo del BBVA, presidido por Francisco González, así como influir en las decisiones del grupo hostil, especialmente de Abelló (al que nombra con la abreviatura AVE), Del Rivero (RIO) y Sebastián (MIKY), “para neutralizar sus actuaciones contra el consejo de la entidad”, en palabras del propio Villarejo.
En un informe fechado el 20 de diciembre de 2004, Villarejo analizó la ampliación del encargo y señaló que tendrán que realizar “el seguimiento en máximo grado de AVE, sabedores de que su imagen pública es lo que más le obsesiona y cualquier publicación en sentido negativo sería un importante elemento desestabilizador”.
“El seguimiento en máximo grado de AVE, sabedores de que su imagen pública es lo que más le obsesiona y cualquier publicación en sentido negativo sería un importante elemento desestabilizador”
Ya desde este momento, Villarejo informó al BBVA sobre aspectos personales de Abelló como el siguiente: “ello unido a que, en los últimos meses, las relaciones con su mujer han vuelto a empeorar y su dependencia al alcohol se ha activado”. El comisario tenía claro que “incluso le afectará, sin publicarse la noticia, si algún periodista de su entorno le transmite una información que hubiese llegado a conocer… pero que no pensara publicar… por deferencia, amistad…”
El 11 de enero de 2005 se presenta un resumen avance de urgencia de la ‘operación Trampa’, como bautizó al dispositivo para desestabilizar a los que querían quitar el poder al presidente del BBVA. “Gran parte de éste se adelanta verbalmente a Tomy (T)”, señala este documento. Con el apelativo ‘Tomy’ se conoce al que era entonces jefe de seguridad, Julio Corrochano. Se trataba de dar cuenta de circunstancias “que afectarán de manera significativa al Consejo de SV (Sacyr Vallehermoso) que se celebrará mañana miércoles 12”.
En el informe se detallan las estrategias de los que querían hacerse con el poder en el BBVA. Entre ellos se encuentra Juan Abelló. De él se da cuenta de sus contactos en Suiza para preparar la operación y también de las maniobras que pusieron en marcha a través de diferentes medios, “entre otros, intoxicar a algunos de los colaboradores de Kroll” (la agencia de detectives que trabaja para el bando de Sacyr) para que Abelló “comience a tener miedo de su techo de cristal”.
LOS ENEMIGOS DEL BBVA DE FRANCISCO GONZÁLEZ
A continuación se explica cómo le están presionando para que se retire. Según el informe “está recibiendo informaciones respecto a que se prepara un dossier sobre sus actividades en Suiza y otros paraísos fiscales, sus pagos a políticos y especialmente sus infracciones fiscales que Hacienda finalmente nunca ha perseguido”.
La investigación de Villarejo de los enemigos del presidente del BBVA, Francisco González, se extiende a los “amigos más íntimos, como los Albertos” (Alberto Cortina y Alberto Alcocer) del entorno de Juan Abelló y Luis del Rivero. Para Villarejo, sólo hay dos puntos débiles en el asalto al BBVA. Uno de ellos es “el temor a la imagen pública del propio AVE (Abelló)”.
El informe señala a éste como “el verdadero artífice” de la operación y da cuenta de encuentros celebrados en Estados Unidos, Suiza, Luxemburgo, Alemania, Holanda, Islas de Curaçao y Aruba.
Es en ese momento cuando aflora uno de los seguimientos a que sometieron a Juan Abelló en Suiza. El informe adelanta lo siguiente: “A modo de avance, se señala una reunión celebrada en la calle Beethovenstrasse de Zurich, a la que asistieron cinco personas, además del propio AVE”.
Los detalles que se ofrecen indican la presencia física de los espías, ya que en el informe se traslada que “por su aspecto y acento, tres podrían ser suizos, holandeses o alemanes y dos americanos”. Los servicios de Villarejo informan de otra reunión en la misma ciudad suiza en la que, tras terminar la misma, Abelló “habló igualmente por teléfono (se desconoce con quien), trasmitiendo algunas impresiones, no muy positivas (al igual que en el caso anterior)”.
Villarejo supo que Abelló utilizaba como mínimo tres modelos diferentes de teléfonos móviles y diferentes tarjetas que en ocasiones intercambiaba, también señaló las reuniones que tenían lugar en Aranjuez (Madrid) y en su finca toledana de “Las Navas”.
“Ante los primeros ataques en prensa y los mensajes a través de su círculo íntimo, ha sentido miedo y se muestra en retirada”
La investigación realizada para el BBVA también señalaba los encuentros de Abelló con su asesor fiscal, José Félix González Salas, quien tendría una “significativa amistad” con el juez Baltasar Garzón.
Un informe específico sobre Abelló detalló hasta sus hábitos, como la hora a la que suele llegar a su despacho o lo que acostumbra a desayunar. También los problemas que habría tenido la década anterior con un inspector de finanzas que se encontraba tras la pista de la entrada y salida de sus empresas de fondos con residencia en paraísos fiscales. El comisario realizó un recorrido por todos los casos judiciales y fiscales en los que estuvo envuelto.
Villarejo también ofreció al BBVA investigar una información sobre un presunto accidente de coche en el que Abelló habría conducido ebrio y en el que habría resultado gravemente herido su escolta. Igualmente se propuso indagar sobre un piloto y escolta de este financiero, que habría tenido problemas con él “toda vez que le hacía volar en trayectos calientes, sin comentar nunca el contenido de lo que transportaba”.
Sobre el mes de febrero de 2005, el intento de Sacyr de hacerse con el control del BBVA fracasó. El resultado, según la evaluación de sus trabajos que Villarejo presentó al BBVA, es que Abelló “se ha mostrado muy preocupado cuando ha visto reflejados en un medio de comunicación sus problemas judiciales”. El trabajo del comisario no se ciñe a la investigación, sino que, en el caso de Abelló señala que “se le ha enviado a AVE el inequívoco mensaje de que, o abandona el proyecto, o una asociación se personará en su asunto y exigirá reabrir las actuaciones ahora paralizadas”.
Según un informe presentado a Julio Corrochano (Tomy), jefe de seguridad del BBVA, en febrero de 2005 ya se considera que Juan Abelló está “bastante desactivado” porque “ante los primeros ataques en prensa y los mensajes a través de su círculo íntimo, ha sentido miedo y se muestra en retirada”.