Persiste el bloqueo. La estrategia del líder del PSOE, Pedro Sánchez, no le ha salido como esperaba. Tanto los socialistas como Unidas Podemos han perdido presencia en el Congreso. Los de Sánchez han obtenido 120 diputados (frente a los 123 que consiguieron tras el 28-A). Y la formación de Pablo Iglesias ha salido peor parada, ya que ha perdido siete (se han quedado con 35). Con estos resultados, la situación es prácticamente la misma que tras las elecciones generales de abril. Si Sánchez quiere gobernar, necesitará el apoyo de Iglesias y los nacionalistas o echarse en brazos de un PP que ha salido reforzado.
Sánchez e Iglesias están condenados a entenderse. Los resultados han cambiado la balanza en el bloque de la derecha, pero no en el de la izquierda. Los partidos progresistas se han intercambiado algún que otro diputado, pero mantienen el mismo dilema. Si Sánchez quiere gobernar, tendrá que buscar apoyos. Muchos. Tantos como partidos nacionalistas han obtenido representación en el Congreso, ya que la suma de Unidas Podemos con los socialistas se quedan lejos de la mayoría absoluta. Incluso si se incluyen los tres escaños que ha obtenido Más País.
Los augurios de Tezanos no han podido quedar más lejos de la realidad. Esos 150 diputados que pronosticaba el CIS para el PSOE se han convertido en ciencia ficción. La izquierda ha votado. Y ha votado prácticamente lo mismo. Sin embargo, queda ver si Pablo Iglesias y Pedro Sánchez cambiarán su estrategia de negociación. Especialmente ante el auge de la extrema derecha, que se ha convertido en la tercera fuerza política con sus 52 diputados.
¡El PSOE ha ganado por tercera vez este año las elecciones!», ha exclamado Pedro Sánchez nada más salir a las puertas de la sede para comparecer tras los resultados del 10-N. Sánchez se ha mostrado satisfecho con los resultados. «Nuestro plan no es continuar ganando elecciones», ha matizado. Para después avisar que su intención es llamar a «todos los partidos políticos», salvo a Vox. Aunque ha comentado que el PSOE actuará con «generosidad» para crear un gobierno «progresista.
La militancia lo tiene claro. Al menos parte de ella. En torno a la sede de Ferraz se veían carteles que recordaban una antigua consigna, pero con un giro importante. «Con Podemos sí» o «Con Iglesias sí», han gritado algunos de los seguidores del PSOE en recuerdo al ya famoso «con Rivera no».
El líder de Unidas Podemos ha salido a dar la cara tras haberse escrutado el 98% de los votos. Para Iglesias, lo que antes fue una «oportunidad histórica» ahora es una «necesidad histórica», especialmente por el auge de la extrema derecha. El líder de la formación morada, ha tendido la mano al PSOE para formar un gobierno de coalición. Y ha pedido que la representación del partido en el Ejecutivo sea exclusivamente proporcional a los votos obtenidos.
Fuentes de Unidas Podemos han confirmado a este medio que el plan es exigir ministerios. Otra vez. Sin embargo, las últimas palabras de Pablo Iglesias invitan a pensar que, quizás, la actitud de la formación morada sea más negociadora y conciliadora. «Queremos dejar atrás los reproches para tender la mano al PSOE y poder formar Gobierno», ha afirmado el líder de Unidas Podemos minutos después de haber votado.
Además de esto, Iglesias también ha pedido que esa mayoría que se forme sea de una estabilidad suficiente para aguantar los envites tanto de la extrema derecha como de la posible recesión económica que se aproxima. «Hay que garantizar estado de bienestar, los derechos civiles y construir un gobierno para poner freno a la extrema derecha», ha comentado Iglesias. «Se duerme peor con más de 50 escaños de la extrema derecha que con diputados de Unidas Podemos», ha asegurado.
El PSOE, por su parte, ha guardado silencio hasta ahora. Por un lado, no es ningún secreto que quieren gobernar en solitario. Son muchas las voces dentro de la sede de la calle Ferraz que no ven con malos ojos una abstención del PP, siempre que se lleguen a acuerdos puntuales. Pero por otro, algunos socialistas creen que echarse en brazos de Pablo Casado puede pasar factura al partido.
Sánchez tendrá que iniciar las conversaciones con todos los partidos y ver cuáles son sus posibilidades. Pero todo pasa por una elección sencilla. O el PP o Unidas Podemos más los nacionalistas (y Más País), ya que Albert Rivera ha hundido Ciudadanos hasta los diez parlamentarios. Algo que le deja fuera de la ecuación, especialmente si Casado quisiera intentar tejer una mayoría.
Los nacionalistas son los otros grandes triunfadores de la noche. Todos, menos ERC, han mejorado sus resultados. Y se han convertido en llave de Gobierno; siempre que Sánchez escoja formar un gobierno progresista junto a Iglesias. Sin embargo, los partidos que más pueden aportar a la causa son independentistas catalanes. Y tanto ERC como Junts per Catalunya ya han avisado de que su apoyo pasa por la amnistía a los políticos presos. Algo con lo que Sánchez no se ha mostrado demasiado acorde.
La gran novedad es que la CUP también aterrizará en Barajas. Y lo hará con dos diputados. Junto a este partido marxista e independentista, el partido nacionalista vasco Bildu también ha obtenido representación con cinco diputados. Y luego está la gran sorpresa de estas elecciones generales: Teruel Existe, un partido que quiere poner a la provincia sobre la mesa.