Hoy es la cuarta jornada de reflexión en cuatro años. En unas horas abrirán de nuevo sus puertas miles de colegios electorales para afrontar unas elecciones que se presentan como definitivas. Los principales líderes políticos tendrán que enfrentarse a las urnas sabiendo que la población ya está cansada de sus idas y venidas. Un ímpetu, el de recuperar al votante desencantado, que ha quedado patente en los ocho días de campaña electoral. Los mítines, actos y debates se han tenido que concentrar en poco más de una semana, en lugar de los quince días habituales. Pero, a pesar de esta reducción, ha habido tiempo para todo.
Los candidatos a la presidencia del Gobierno han confrontado con sus iguales, se han enfrentado a las encuestas, superado la presión y explicado abiertamente su programa recorriendo casi todos los rincones de la geografía española. Y también han tenido la oportunidad de dejar varias meteduras de pata que no pasarán al olvido tan fácilmente. Unos días de estrés, encuentros y viajes en los que el objetivo común era el mismo: conseguir ser el más votado.
EL PSOE NO SE BAJA DEL BURRO
El PSOE se presenta como el claro favorito de estos comicios por segunda vez consecutiva. Los socialistas salen decididos a ganar este domingo y lo han demostrado en cada uno de sus actos electorales. Tanto el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, como el resto de dirigentes de la formación, han insistido en que su objetivo tras el 10-N es poder formar un gobierno en solitario. Sin miembros de Unidas Podemos, pero con su apoyo a cambio de otros acuerdos, por ejemplo, en cuestiones sociales. Un aspecto que si no cambia podría volver a estancar el desbloqueo, como ya se vio en la pasada investidura.
La estrategia de Sánchez, además de dejar claro que quiere el voto para gobernar en solitario, se ha centrado en reducir sus apariciones y confrontaciones con otros rivales. Fue precisamente decisión de los socialistas que solo hubiera un debate con los principales candidatos, a diferencia de los dos que hubo para el 28-A. Un encuentro, retransmitido por TVE y Atresmedia, en los que los ataques de la oposición, como era de esperar, se centraron en el PSOE. Algunas fuentes apuntan que el presidente ha reducido su presencia pública para no desgastar su imagen y ha dado protagonismo a otros miembros de la formación, como Adriana Lastra o María Jesús Montero. Sin embargo, sí que ha concedido varias entrevistas. Aunque no ha salido del todo bien parado.
En la última antes del 10-N, concedida para RNE, Sánchez cometió uno de los fallos más sonados de la campaña, cuando afirmó que la Fiscalía dependía del Gobierno. Unas declaraciones de las que posteriormente se ha disculpado y ha achacado al cansancio propio de estos días. Además de esta polémica, el PSOE también ha tenido que hacer frente a los ataques y reproches del resto de partidos por los datos del paro, que este mes ha subido en casi 100.000 personas.
PP, DE SUBIDÓN
Los populares van ilusionados a las urnas. Tras afrontar un varapalo histórico el pasado 28-A, donde cosecharon su peor resultado con tan solo 66 escaños, el futuro parece prometedor para el partido. Fuentes populares han reconocido que hasta esperan llegar a los 110 diputados. Una cifra que les hacen soñar con un hipotético escenario en el que sumarían para gobernar junto a Ciudadanos y Vox. Estas mismas fuentes sugieren que el incremento de Vox, para el que auguran “entre 35-40” parlamentarios podría beneficiar al Partido Popular.
El líder del PP, Pablo Casado, muestra cautela con los datos de las encuestas, aunque no niega que ese incremento del apoyo también lo está notando en la calle. El popular ha basado su campaña en cuestionar las políticas de Sánchez y en venderse como la única alternativa real de voto a los socialistas. Una técnica que quedó patente durante el debate del lunes 4 de noviembre.
Esta campaña, a diferencia de la anterior, ha mostrado a un Casado más moderado en su discurso. La irrupción de Vox el 28-A puso en la cuerda floja al presidente del PP y optó por endurecer su mensaje, algo que no funcionó. Ahora ha apostado por relajar sus intervenciones y esto se ha notado no solo en sus palabras, sino también en su círculo de confianza. La candidata número dos por Madrid, Ana Pastor, considerada del ala marianista, ha ocupado un papel predominante durante estos días. De hecho, ha sido una de las representantes que ha cerrado el acto de campaña acompañando a Casado.
CIUDADANOS, EN BUSCA DE LA VIRALIDAD
Ciudadanos se jugaba mucho en esta campaña. Las encuestas pronostican un futuro muy negro para los de Albert Rivera, que incluso podrían bajar de los 20 escaños. Un resultado que contrasta con el de abril, donde batieron su meta personal al alcanzar los 57 diputados, quedando a tan solo 9 del PP, los que le hizo tocar de cerca el sorpasso, o al menos el empate, con su principal rival.
Sin embargo, esta buena racha parece que ha tocado fondo. Las idas y venidas ideológicas a lo largo de estos meses y las múltiples fugas han pasado factura a la formación naranja, que cuenta con el votante menos fiel. Ahora saben que esas cifras parecen de momento más utopía que realidad, por lo que ya han dejado claro que intentarán sumar con el PP o en caso de que no alcanzarán los números, ayudaría a desbloquear apoyando a la opción más votada.
Aún así, los de Rivera no tiran la toalla. Es por ello que la estrategia de la formación esta campaña se ha centrado en llamar la atención, estar en boca de todos. El partido ha promovido un mensaje sencillo y fácil de consumir en forma de vídeos de humor con crítica, camisetas con lema en común o incluso la incorporación estrella del perro Lucas. Rivera también se convirtió en uno de los más comentados en las redes sociales el pasado lunes tras sacar un adoquín en mitad del debate. Unas iniciativas que no aseguran más votos, pero desde luego sí más visibilidad.
UNIDAS PODEMOS: ‘SÍ’ A LA COALICIÓN
Unidas Podemos sigue apostando abiertamente por la coalición con los socialistas si el resultado es el que auguran las encuestas. Tanto el líder de la formación, Pablo Iglesias, como otros representantes han defendido a la largo de la campaña que ellos no quieren sillones por tenerlos, sino que aspiran a estar en puestos donde poder tomar decisiones importantes para cambiar la vida de los ciudadanos.
Los derechos sociales y preocupación por la economía han sido los principales ejes de su campaña. Aunque también ha habido tiempo para reproches a los socialistas. Incluso les dedicaron un vídeo -que luego fue suspendido por la Junta Electoral Central- en el que aprovechaban la famosa frase de Sánchez, donde decía que no habría dormido bien con ministros morados, para asegurar que quien tenía que dormir bien son los ciudadanos.
Los de Iglesias se disputan, según qué encuestas, el tercer puesto con Vox, al rondar ambos los 40 escaños. Independientemente de lo que ocurra este domingo, Unidas Podemos sigue contando con una buena parte de su electorado, como ha podido corroborarse tras el éxito de su campaña de microcréditos, que casi ha igualado a la primera, que batió récord de recaudación.
VOX, UNA CAMPAÑA DE ESTRENO Y VETOS
Vox está expectante por lo que pase mañana. Las encuestas le pronostican una subida casi del doble de escaños, aunque ellos se muestran con cautela e incluso un poco escépticos. Su campaña no ha sido muy diferente a la anterior en lo referente al mensaje. Aunque en esta ocasión ha tenido mucho más protagonismo el conflicto catalán después de que se conociera la sentencia del procés.
Esta campaña para el partido de Santiago Abascal ha sido la de la televisión. Vox ha participado en sus primeros debates electorales, ya que la otra vez no pudo hacerlo al no tener todavía representación parlamentaria. Un espacio en el que han podido explicar sus propuestas – casi sin interferencias del resto de partidos- y que se suma a sus diferentes mítines por el resto de España. La formación ha mostrado en sus redes sociales cada uno de estos actos resaltando la gran afluencia de público que había en ellos.
No obstante, la campaña de Vox no ha quedado exima de polémica. El partido ha tomado la decisión de vetar a varios medios de comunicación en sus actos. Y el Grupo Prisa ha sido el más dañado. Ni periodistas de El País o Cadena SER, entre otros, podrán acudir a actos de la formación. Este veto viene propiciado por algunas de las exclusivas o artículos que han sacado estos medios y que no han sido del agrado de Vox.
MÁS PAÍS: NUEVO Y (CASI) OLVIDADO EN CAMPAÑA
Más País, el partido de Íñigo Errejón, se lanzaba a la aventura de presentarse a unas generales por primera vez tras conocer la nueva convocatoria. Su objetivo era claro: querían ser el brazo de izquierdas capaz de desbloquear la situación de pactos entre PSOE y Unidas Podemos. De hecho, este ha sido el principal argumento de su campaña. Sin embargo, y aunque las encuestas le auguran entre 3-5 escaños, su presencia no ha ocupado un lugar destacado.
La formación, que no se presenta en todas las circunscripciones de momento, no ha podido participar en debates. Al no tener todavía representación parlamentaria, han tenido que conformarse con sus apariciones en los medios y su trabajo a través de las redes sociales para lanzar su mensaje. Tampoco han tenido el éxito esperado en su campaña de microcréditos. Su objetivo era conseguir 500.000 euros, pero han recaudado poco más de 260.000 €. Una cifra que no está nada mal si se tiene en cuenta su corta historia y arraigo. Más País ha intentado buscar fórmulas novedosas para visibilizarse, como la puesta en marcha de banderolas, y, a pesar de partir desde cero, esperan ocupar un papel esencial en las futuras negociaciones de Gobierno.