jueves, 12 diciembre 2024

Ayuso se convierte en el «nuevo Almeida» para el PP: hora de presumir

El Partido Popular ha visto cómo lo que parecía ser un patito feo se ha convertido en cisne. Al principio de la pandemia, la gestión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no era algo de lo que presumieran en Génova. La imagen de la popular estaba muy erosionada. Nadie en el PP quería mezclarse directamente con la presidenta autonómica. Sin embargo, la gestión de la pandemia y los equilibrios políticos que ha hecho la popular para mantener viva la economía a la par que controlaba al virus son ahora motivo de orgullo para el PP. En un principio, el equipo de Pablo Casado le dijo que se alejara de Ayuso y se acercara al alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida. Pero ahora, con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, es al revés.

«Sánchez y la izquierda no aceptan que los gobiernos del PP hayan convertido a Madrid en una locomotora de España», ha comentado el secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea. El PP de Madrid no solo sois un pilar fundamental del gobierno de Isabel Díaz Ayuso, sino también de la prosperidad de los madrileños», ha asegurado. Antes había que huir de Ayuso como de la peste, pero ahora, desde Génova, ven con buenos ojos relacionar a Casado con su gestión. Y en este contexto, Almeida se ha desinflado tras alguna que otra declaración desafortunada (como la de justificar que se vacune a altos cargos políticos y militares) y ha dado paso a una nueva versión de Ayuso que se la relaciona con la supervivencia de los sectores económicos durante la pandemia.

Hasta en una manifestación en Castilla-La Mancha se podían ver varios carteles que rezaban «queremos una Ayuso». La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha convertido en una referente para los suyos en cuestión de meses, una conversión que tuvo lugar después de ver que su criticado confinamiento selectivo funcionaba tan bien como el total (o incluso mejor) y además permitía respirar a los sectores económicos, especialmente a la hostelería, muy golpeada por el coronavirus. 

Ahora, el equipo de Casado ha cambiado de criterio al ver que, como poco, Ayuso se ha convertido en un personaje muy conocido a nivel nacional y que representa una forma de gestionar la pandemia que choca con la del PSOE. Si los socialistas piden confinamiento total y cierre de la hostelería, Ayuso pide confinamiento selectivo y apertura de la economía con controles. Y ahora desde Génova quieren absorber parte de la fama de Ayuso e imbuir con ella a un Casado en horas bajas y con un liderazgo muy cuestionado. 

Que ahora Casado se haya arrimado a Ayuso responde a las elecciones catalanas. El líder del PP afronta su primer examen con la amenaza de un sorpasso de Vox encima de la mesa y necesita nuevas caras que aúpen la gestión del PP a un nivel que permita a los populares ser competitivos en Cataluña. «Madrid, el motor económico», o «Madrid defiende la hostelería» son eslóganes que casi con toda probabilidad se escucharán en la comunidad autónoma en los próximos días para buscar el voto de los autónomos, uno de los colectivos laborales más golpeados por la crisis.

Casado no tendrá miedo a abrazar la línea popular que le trajo a dónde está. Tras ver el fiasco que supuso ver un Casado de derechas tratando de medirse con Vox, el equipo del presidente del Partido Popular decidió convertir a su candidato en un Rajoy al uso. Moderación y alejarse de las estridencias fue la nueva norma en Génova hasta que Ayuso aguantó el chaparrón del PSOE durante toda la pandemia y salió adelante. Ahora, el aguirrismo también formará parte de Casado, al menos hasta ver el resultado electoral.

UN MONSTRUO DEL GOBIERNO

Ayuso se ha convertido en un activo importante para el partido gracias a Pedro Sánchez. Cuando el líder socialista criticaba hasta la saciedad a la presidenta de la Comunidad de Madrid por su entonces entendida como «nefasta gestión» de la pandemia, Ayuso no era la aliada ideal para un PP necesitado de éxitos. Sánchez entendió que Ayuso era el eslabón más débil del Partido Popular y utilizó las instituciones públicas y todo su poder mediático para ridiculizar a Ayuso. La presidenta popular estaba en todos los telediarios, sin excepción, y siempre destacada por ser una persona ineficiente. Pero todo dio un giro de 180 grados después del verano. 

Tan pronto como Sánchez delegó las competencias de gestión de la pandemia a las comunidades autónomas, Ayuso pudo destacar frente al resto por ser más laxa con las prohibiciones y más eficaz. Todo el poder mediático, entonces negativo, que le había dado el Gobierno al mencionarla como ejemplo de desastre político le sirvió a Ayuso para justo lo contrario. Y ahora, ese monstruo que ha creado Sánchez se ha vuelto en contra del PSOE y se ha convertido en un gran activo político para el PP. Casado quiere más Ayuso.