Investigadores de la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona han constatado que el nivel de renta por cápita, el volumen y la densidad de la población, la estructura de las ciudades, las infraestructuras de transportes o la existencia de centros educativos en los barrios son aspectos que determinan la propagación del Covid-19.
El estudio, publicado en ‘Journal of Public Health’, ha sido elaborado en los 73 barrios de la ciudad de Barcelona y ha apuntado que un análisis correcto de las características de cada zona puede favorecer la toma de decisiones a la hora de aplicar medidas más específicas y adecuadas para cada barrio de la ciudad para reducir los contagios.
Los investigadores analizaron los datos facilitados por la Agència de Salut Pública de Barcelona sobre las 41.606 personas que contrajeron el coronavirus durante las dos primeras olas de la pandemia y trabajaron en dos periodos: del 26 de febrero al 15 de julio y del 16 de julio al 16 de octubre.
A partir de esta información observaron cómo se distribuían los individuos en la ciudad y también si los casos seguían alguna pauta territorial de forma que los niveles de incidencia alta o baja se agrupaban en barrios vecinos.
El catedrático Josep Maria Arauzo, uno de los autores del estudio, ha asegurado que el trabajo confirma que «una mayor densidad poblacional incrementa los casos y un mayor nivel de renta los reduce».
El estudio también muestra cómo hubo una diferencia en el comportamiento colectivo de la población, ya que en la primera ola el colectivo de la tercera edad fue el que más hacía aumentar el número de casos, pero que en la segunda, con la apertura de la interacción social, los barrios con población más joven fueron los que impulsaron el alza de casos.
El investigador Antoni Domènech asegura que el estudio pone de manifiesto la importancia de conocer las «heterogeneidades territoriales» a la hora de combatir la pandemia, ya que unas mismas medidas homogéneas pueden tener efectos diversos por las diferencias entre barrios.