El Ejército de Tierra trabaja este año 2021 en el refuerzo de sus capacidades sanitarias, las relacionadas con las amenazas biológicas y químicas y sus equipos de policía militar. Todo ello tras una evaluación de «las enseñanzas obtenidas» durante su experiencia de lucha contra la pandemia.
Así lo explica el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), el general Francisco Javier Varela Salas, en sus líneas de acción para el año 2021. «Tras evaluar detenidamente las enseñanzas obtenidas durante nuestra actuación frente a la pandemia, hemos identificado las capacidades que debemos priorizar de forma inmediata», reconoce.
Por ello, el Ejército de Tierra ha comenzado ya a reforzar sus equipos de sanidad, las capacidades denominadas NBQ (Defensa Nuclear, Radiológica, Biológica y Química) y la policía militar; todo dentro de un «espíritu de aprendizaje y adaptabilidad», según expone el JEME.
En este sentido, asegura que los militares están «recogiendo experiencias» desde el inicio de la pandemia, a la vez que demuestran día a día su «adaptabilidad y flexibilidad». Así cree que ha quedado demostrado en la lucha contra el Covid-19 o las últimas semanas en las actuaciones como consecuencia de la borrasca Filomena, consolidandóse como «una herramienta eficaz en manos del Gobierno, que sirve a los intereses del Estado dentro y fuera de España y que da respuesta inmediata a las necesidades de la sociedad».
La lucha contra el coronavirus obligó al Ejército de Tierra a «revisar» sus objetivos para adaptarse a la situación y se marcó tres líneas principales de actuación a corto plazo: «estar más y mejor preparados para afrontar crisis similares a la COVID-19, garantizar las condiciones mínimas de vida y trabajo en las unidades y preservar las capacidades operativas esenciales, el liderazgo y la formación en valores».
Ello supuso además una reducción de las actividades de instrucción y adiestramiento habituales que el JEME espera poder recuperar «progresivamente» a lo largo de los próximos meses.