sábado, 23 noviembre 2024

Así es el despilfarro de Exteriores: de subvencionar la pesca artesanal en Nuadibú a defender los derechos LGTBI en Haití

Ya hay muchas críticas sobre cómo ha gestionado el Ministerio de Exteriores de Arantxa González Laya las relaciones internacionales. Sin embargo, si se analizan las diferentes subvenciones directas que ha concedido a dedo la polémica ministra, más de uno puede llevarse las manos a la cabeza. El nivel de despilfarro en plena pandemia ha sido alto por parte de todos los ministerios, pero las motivaciones de Exteriores para dar ayudas a países extranjeros se llevan la palma. Laya ha dado ayudas para todo; desde subvencionar con 523,949.14 euros la pesca artesanal en Nuadibú (en Mauritania) a dar 65.000 euros para ayudar a defender los derechos LGTBI en Haití. Y esto es solo la punta del iceberg, puesto que son subvenciones a dedo concedidas a finales de 2020. Todo un lujo que se tramita a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Haremos un repaso por varios contratos. Llama la atención la motivación del Ejecutivo para, por ejemplo, promocionar un arte milenario como es la pesca artesanal en Nuadibú, la segunda ciudad más importante de Mauritania. Concretamente, para este supuesto que al parecer debe ser muy relevante para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, el Gobierno se ha dejado 523.949,14 euros públicos. La idea no se especifica en el Boletín Oficial del Estado (BOE) en el que se aprobó la partida en forma de concesión directa para Mauritania, pero sí se detalla en otros documentos a los que ha tenido acceso MONCLOA.com el hecho de que además de fomentar la pesca artesanal, se busca implementar en la sociedad el respeto por el medio ambiente.

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Este es solo un ejemplo, pero hay más. El Gobierno, o al menos el Ministerio de Exteriores, también ha considerado relevante en 2020 enviar hasta 65.000 euros públicos en forma también de concesión directa para fomentar la defensa de los derechos LGTBI en Haití. Esta ayuda que no ha pasado por mayor criterio que el de Laya también se ha ocultado en el BOE, o al menos se ha escondido bajo una gran partida que acabaría en las arcas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Pero no es el único gasto, hay para aburrir. Laya también se ha dedicado en 2020, mientras el país se quejaba de falta de recursos para atender los ERTE, a los sanitarios o a los hospitales, a mandar una buena cantidad de dinero a Perú (hasta 100.000 euros) para garantizar los derechos de la población afroperuana del país latinoamericano. Una vez más, este dinero lo concede a discreción (y a dedo) la polémica Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo que ahora está bajo la dirección de la ministra de Exteriores.
Algunos pueden pensar que Laya tiene preferencia por Latinoamérica, dadas las cantidades ingentes de dinero que acaban en las arcas de países del otro lado del charco, sin embargo, la ministra no deja a los territorios africanos en un segundo plano, de hecho, las partidas más cuantiosas pueden acabar en el continente. Concretamente, en noviembre de 2020, Laya ha considerado oportuno dar hasta 300.000 euros públicos para la «resiliencia agrícola». Es difícil entender exactamente a qué se ha dedicado este importe tan elevado en Cabo Verde (Sudáfrica), pero sí que aparece especificado y enterrado en el BOE una vez más bajo el criterio de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
También hay dinero para Palestina, en Asia. Concretamente, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo ha pagado otros 608.768,00 euros públicos para fomentar el desarrollo agrícola en Gaza. Se pretende potenciar el sector primario en una región complicada dados los conflictos entre Israel y Palestina, pero en cualquier caso, esta subvención directa realizada por el ministerio de Laya se ha realizado en septiembre de 2020, también en plena segunda ola de la pandemia.
Pero no todo son gastos de este estilo. Hay algunos que no levantan tanta polémica por ser de carácter más urgente, como es el caso de la subvención de 138.000 euros destinada a daños ocasionados por huracanes Eta y Iota en saneamiento. Algo que puede tener más cabida dentro de esta agencia, especialmente si se compara con los 500.000 euros para fomentar la pesca artesanal. Otro ejemplo que puede levantar menos ampollas en la administración es el gasto de 93.148,15 euros para desarrollar y crear sistemas de agua potable en las comunidades rurales en El Salvador.
Solo estos ejemplos expuestos suponen una buena cantidad de dinero que supera los tres millones de euros. Pero esto no es más que la punta del iceberg. A lo largo de 2020 se cerraron decenas de subvenciones públicas que fueron publicadas en el Boletín Oficial del Estado, aunque no necesariamente expuestos en detalle. En este caso, es para cooperación y desarrollo, solo que todo este dinero se ha repartido en un momento crítico en España y en el mundo para asuntos que poco tenían que ver con la pandemia, por muy primario y urgente que pueda ser el hecho de fomentar la defensa de los derechos LGTBI en Haití o fomentar la pesca artesanal en Nuadibú.
Al mismo tiempo, hay otro problema que pesa sobre Laya: la relación entre España y Marruecos no pasa por su mejor momento. El país vecino ha presionado a nuestro país todo lo que ha podido hasta el extremo de que a través de otro organismo estatal similar a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo se le ha regalado 14 millones en todoterrenos, camiones militares y cámaras térmicas. Todo para conseguir que Marruecos sea capaz de controlar sus fronteras y evitar escenas como las que han invadido las Islas Canarias, con cientos de migrantes marroquíes llegando en pateras a las costas.
Entre tanto, Marruecos ya ha detallado que Ceuta y Melilla son de su jurisdicción e incluso han llegado al extremo de cambiar sus aguas marítimas para invadir, también, territorio que le correspondería a las Islas Canarias. Todo ante el silencio oficial de Laya, una ministra cada vez más cuestionada en el foro interno de Ferraz y que tiene muchas papeletas para no seguir al frente de esa cartera en 2023, siempre que Sánchez sea capaz de ganar las elecciones.