La izquierda independentista piensa que no se puede ser de izquierdas sin reconocer el derecho de libre determinación de los pueblos. La izquierda españolista asegura que no se puede ser de izquierdas y ser a la vez nacionalista.
Y la izquierda se fragmenta todavía más. El procés ha provocado que la izquierda se rompa en cuatro mitades: un españolismo socialdemócrata tipo PSOE; un unionismo federalista que denuncia la represión policial escuela IU; un independentismo rupturista focalizado en Cataluña; y un escuálido marxismo madrileño que se ha solidarizado con los defensores del procés, Anticapis.
Antonio Maestre, que no se reconoce marxista pero al que se le puede situar en la izquierda, bebe de la teoría de Chaves Nogales y dice que «un caldo de cultivo en el que el nacionalismo prima sobre la clase es el mejor combustible para que el autoritarismo acabe imponiéndose. En Cataluña y en España».
Algunos de sus seguidores tachan al tertuliano de «traidor» y aseguran que su discurso derrotista es el clásico de la izquierda española desde que perdió la Guerra Civil. Su intención parece ser que la derecha no se enfade y este hecho conlleva la renuncia a cualquier proyecto utópico, porque cualquier intento revolucionario, si es que todavía se está a tiempo, implicaría que la derecha se enfadase. Es decir, que desde los aledaños de IU se está abrazando un discurso reformista y socialdemócrata sobre un asunto tan delicado.
LA IZQUIERDA DIVIDIDA
La escritora Maruja Torres tampoco parece estar feliz por los disturbios de un sector minoritario y radical del independentismo catalán: «Hijos, qué lástima. Todo esto podríais haberlo hecho con Franco vivo».
Pascual Serrano, contrastado analista mediático, dice que «si hay algo que nadie dudará que ha conseguido el procés es dividir a la izquierda en todo el país». ¡Cómo si la izquierda no estuviera ya dividida!, le responden. El colaborador de Cuarto Poder dice que «no hay que movilizarse ante una sentencia cuando no nos gusta, sino contra una ley cuando es injusta».
Daniel Bernabé, autor de moda entre la izquierda más ortodoxa por el exitoso ensayo ‘La trampa de la diversidad’, le dice a los que le acusan también de «traidor» que «es mejor decepcionar hoy que seguir la corriente que aquí impera y tener que pedir perdón mañana por haber animado a la izquierda a la absoluta intrascendencia».
NACIONALISMO
Pascual Serrano compartía en su cuenta de Twitter un artículo de Guillermo del Valle en Diario 16 en el que asegura que «no hay nacionalismo de izquierdas, aunque en el erial de la falsa izquierda española se siga buscando, como aguja en un pajar, semejante imposible. Porque el nacionalismo es ontológicamente reaccionario».
Del Valle dice que «mientras ignoran la precariedad a la que contribuyen sus políticas neoliberales, mientras implementan recortes sociales brutales y privatizaciones por doquier, mientras saquean las arcas públicas para construir su alambrada étnica, trabajan contumazmente contra cualquier noción de internacionalismo y solidaridad».
Esta tesis dice que la izquierda nacionalista soslaya los asuntos sociales, pero no hay más que ver las agendas de partidos como Euskal Herria Bildu o las CUP para demostrar que esta teoría no es del todo cierta.
ESPAÑA
El célebre cantautor Nacho Vegas ha explicado en Twitter que «el Estado español se sustenta en una única idea, la de la unidad de España. Para que cale se sirve del folclore de herencia franquista que supone la monarquía, que además es un entretenimiento la mar de divertido para mucha gente«.
«Pero, además, el Estado necesita algo más: un enemigo interno. Antes era ETA. Cuando ETA desapareció siguió siendo ETA, porque cualquier disidencia lo era. Hasta aquello se convirtió en un chascarrillo: todo era ETA. Pero encontraron ese nuevo enemigo en el soberanismo catalán», añade.
Vegas dice que «el problema del soberanismo es que, por mucho que el Estado deseara que fuera ETA, no podía porque no era violento. Y si quieres machacar por la fuerza a tu enemigo necesitas que lo sea para justificar la represión. Ocurre cuando eres un Estado que se dice, ejem, de derecho«.
El artista asturiano denuncia que «todos los grandes medios españoles se colocan del lado del Estado. No hay disensión. De ese modo vence una primera e importante batalla, la ideológica, que además deviene en cultural. En la mayor parte del Estado español cala la idea de que los catalanes son unos ingratos que quieren romper España. Rojigualdas en los balcones. Boicot a productos catalanes«.
«ESTO VA DE DEMÓCRATAS, QUE SOLO PIDEN URNAS»
Nacho Vegas dice que con esta campaña madrileña «consiguen normalizar la represión que los mercenarios del estado descargaron contra la población civil el 1-0. Hasta se acaba poniendo laureles a los policías que reventaron ojos, arrancaron cueros cabelludos y dieron hostias como panes a gente que quería… votar«.
«Porque hay que dejar una cosa clara: esto no va de soberanistas vs unionistas, de «indepes» vs «constitucionalistas». Esto va de demócratas, que solo piden urnas, frente a antidemocrátas que se las niegan apelando a la represión del EE: 155, presos y juicios políticos, exiliadas«, sostiene.
La izquierda de Maestre, Serrano o Bernabé no sale bien parada: «Y seamos claros: o estás con unos o con otros. La equidistancia siempre es reaccionaria e implica estar con los represores. Y eso es justo lo que está haciendo gran parte de la izquierda madrileña, demostrando una miopía centralista que resulta bochornosa en sus argumentaciones».
VIOLENCIA
Vegas dice que no se olvida de «los presos, exiliados y a toda la gente represaliada. Una manera de reprimir por parte de los poderes del EE que ha tenido su culminación en la salvajada que supone el juicio político del ‘procés’ y las sentencias desde cualquier punto de vista democrático».
«Las movilizaciones masivas comenzaron siendo pacíficas. No así las cargas de los mossos. Ni las provocaciones de la ultraderecha. Ni ayudaron las mentiras mediáticas. Y el Estado español lo consiguió: su violencia represiva generó violencia autodefensiva y altercados incontrolables», continúa.
Y sigue: «El Estado español consiguió lo que quería: criminalizar la desobediencia civil. Su enemigo interno ya era violento. Ahora cualquier barbaridad que cometa el EE tendrá su justificación en una violencia que él mismo se afanó en generar. Y así salvaguarda su sustento: España. Una».
CARGAS
Una pacífica manifestación en solidaridad con los presos del procés celebrada el pasado fin de semana en Madrid acabó con unas controvertidas cargas policiales que provocaron al menos veintiséis heridos.
Es evidente que la prensa madrileña no se ha posicionado en favor de los líderes políticos encarcelados y que tan solo medios amateurs como Rebelión o Kaos en la red se han salido del discurso que defienden desde Maestre hasta el centro-derecha.