«Madre de cuatro hijos. Ilusionada con Vox y con mejorar España». Así se define la propia Rocio Monasterio en sus redes sociales. Cubana de nacimiento, esta arquitecta de 44 años busca hacerse un hueco en el panorama municipal de Madrid en los próximos comicios de mayo.
Joven, de derechas y sin pelos en la lengua. Todo lo contrario a la actual alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. Son 30 años, una ideología opuesta y un modo muy diferente de hacer política lo que separan a Monasterio y la exjueza. Además, de momento, también les distan 21 concejales, que son los que cuenta en estos momentos Ahora Madrid. Pero las próximas elecciones municipales pueden sepultar esta última premisa. Para ello, la candidata de Vox a la Alcaldía de Madrid se refugia en el ejemplo de Andalucía y en su propia ilusión.
Es la baza de Santiago Abascal, líder de Vox, para asaltar Madrid. Monasterio sabe que es la quinta en discordia en la lucha por el sillón de acalde, tras los cuatro grandes partidos- Podemos, PSOE, PP y Podemos-. Pero eso no merma el ánimo de la mujer más representativa de la formación verde. Monasterio es consciente que la lucha entre los ‘carmenistas’ y los ‘podemitas’ pueden suponer una división de votos y que en ese escenario ella y Vox resultarían claves para que Ciudadanos o PP gobernaran en Madrid, si finalmente consiguen representación.
“A mi me encantaría tener enfrente a Carmena. No me voy a equivocar en quiénes son mis enemigos totalitarios”, afirmó Monasterio en ‘EsRadio’ el pasado mes de octubre del año 2018. Una declaración de intenciones en toda regla. En desventaja, sí, pero con la ilusión que refleja en su ‘bio’ de Twitter y en cada uno de sus mensajes en las redes sociales.
Vox se siente con fuerza tras los comicios andaluces y Monasterio quiere aprovechar este tirón para jugar un papel fundamental en la capital. Y teniendo en cuenta los resultados de las elecciones municipales del año 2015 en Madrid, la verdad es que el planteamiento de la arquitecta no es descabellado.
En el año 2015, menos de 20.000 votos separaron al bloque de Ahora Madrid y PSOE del de PP y Ciudadanos. Y solo un concejal: el que fue determinante para que Carmena resultara elegida alcaldesa. Por este motivo, la irrupción de un quinto partido, en este caso Vox, se presenta como elemento fundamental para desequilibrar esta balanza entre la izquierda y la derecha.
Además, de entrar en el Ayuntamiento de Madrid, Monasterio conseguirá mejorar el pírrico resultado de su antecesor, Javier Ortega. Este abogado sólo logró 9.843 votos: un 0,6% del total. Para entrar en la atribución de concejales debe de obtener, al menos, el 5% de los votos válidos. Esto significaría multiplicar por más de cinco los apoyos. Un reto para Monasterio.
Hasta hace poco más de un mes, las formaciones municipales de Madrid de Partido Popular y Ciudadanos no tomaban en serio a Vox. De hecho, no contemplaban que los de Abascal pudieran ser los jueces de los comicios del próximo mayo. Pero los resultados de Andalucía han cambiado el escenario. Y ahora miran con un aire de recelo y miedo la posible irrupción de Vox en el Pleno de Madrid. Porque Monasterio puede ser la llave que les entregue las alcaldía, pero puede ser una llave envenenada con unas condiciones inaceptables como ha ocurrido en Andalucía.
GUERRERA DE LAS REDES SOCIALES
De todos modos, de no conseguir representación en el Ayuntamiento de Madrid, Monasterio podría ganarse la vida como ‘community manager’ dada su actividad en la red de redes. De hecho, su crecimiento en cuanto a seguidores ha sido meteórica. En estos momentos ya cuenta con 45.000 seguidores en Twitter. Tan rápido ha sido su ascenso al olimpo del pájaro azul, que ni siquiera cuenta todavía con la verificación de la cuenta.
Asidua a la marcha antiabortista que cada año recorre Madrid, esta madre de cuatro hijos y defensora de la familia “tradicional” y “numerosa” está casada con Iván Espinosa de los Monteros, hijo del ex Alto Comisionado para la Marca España y expresidente de Iberia. En unos meses, esta ‘guerrera’ de las redes podría dar el salto al Pleno del Ayuntamiento de Madrid. Fidel Castro fue su primer enemigo y ahora Madrid -nunca mejor dicho- y Carmena están en su punto de mira.