Al banquillo este martes el ‘Monchín’ Rafael R.L. por celebrar a tiros la Nochevieja

La Audiencia de Valladolid celebra este martes, 19 de enero, el juicio contra el ‘Monchín’ Rafael R.L. por celebrar a tiros de subfusil la Nochevieja de 2018 o la entrada del Nuevo Año 2019, lo que podría conllevarle una condena de diez años de cárcel como autor de un delito de tenencia y depósito de armas de guerra.

Así se recoge en el escrito de calificación provisional de los hechos formulado por la acusación pública, que aplica al encausado la agravante de reincidencia, ya que fue condenado por el Juzgado de lo Penal número 2, en sentencia firme de 20 de abril de 2017, a dos años de cárcel.

Por ello, amén de la década de privación de libertad interesada, el fiscal pide la prohibición del acusado para el derecho a la tenencia y porte de armas por espacio de 13 años , según informaron fuentes jurídicas.

En su momento, el Juzgado de Instrucción 4 acordó transformar en sumario las diligencias abiertas contra Rafael R.L. e iniciar procedimiento abreviado contra su hijo, José Enrique R.R. (‘Boni’), que también, presuntamente, celebró a tiros aquella Nochevieja pero con un arma distinta a la del padre.

Por tal motivo, el hijo, acusado de un delito de tenencia ilícita de armas, ocupará el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2 el próximo mes de febrero.

Aunque no ha sido aprehendido material alguno, la acusación pública refiere que a tenor de los vídeos incorporados al procedimiento el arma utilizada por Rafael R.L. es un subfusil Ingram MAC 10, considerado como arma de guerra, mientras que en el caso de su hijo sostiene que éste empleó una pistola semi automática, respecto de la que tampoco se ha podido determinar ni marca ni modelo al no haber sido encontrada.

El incidente se produjo en la madrugada del día 1 de enero de 2019 cuando el ‘Monchín’, quien se hallaba acompañado de su hijo José Enrique, efectuó varios disparos al aire en las inmediaciones de su domicilio en la calle Duero, en el barrio de Las Viudas, festejo al que, supuestamente, se sumó el segundo al realizar otros tres disparos al aire con su pistola.

UN RITO GITANO MÁS

Rafael R.L, en su declaración en su día ante el juez instructor, alegó que aquella noche se encontraba tirando petardos y que alguien cuya identidad no recuerda le pasó el arma con la que efectuó una ráfaga de tiros de fogueo al aire, en lo que calificó entonces como uno más de los ritos gitanos.

El ‘Monchín’, que fue condenado en 2005 y 2006 a penas que suman siete años de cárcel por tráfico de drogas, ya fue detenido el 29 de octubre de 2015 por un delito de tenencia ilícita de armas, tras ser interceptado en el bar ‘Esquila’, en el barrio de Pajarillos, en posesión de una pistola y dos cargadores municionados.

Alegó entonces que se hizo con el arma con el fin de proteger su vida por temor del regreso a Valladolid del clan de los ‘Miguelones’, uno de cuyos miembros fue condenado en 2006 por la muerte a tiros, dos años antes, de un sobrino suyo.

Además de Rafael y su hijo José Enrique, la policía detuvo aquellas Navidades a otras tres personas más por hechos similares, los también padre e hijo J.R.G. y A.R.S.J, de 58 y 24 años, respectivamente, por la autoría de los disparos en Las Viudas con una escopeta de cañones recortados, y a otro varón, A.J.J, por disparar un arma corta en Pajarillos.

En el caso de J.R.G. y su hijo A.R.S.J, el Juzgado de Instrucción número 3, por auto de fecha 8 de julio de 2019, dictó el sobreseimiento de las actuaciones al no aparecer debidamente justificada la perpetración del delito que dio motivo a la formación de la causa contra ellos.

ARMA REAL O UNA SIMPLE DETONADORA?

La razón no fue otra que la dificultad de certificar que el arma utilizada por padre e hijo, que la Brigada de Policía Científica cree que, por las imágenes de la grabación de vídeo, pudiera tratarse de una escopeta de caza semiautomática con el cañón recortado, no sea en realidad un arma detonadora.

«Aunque del estudio de las imágenes resulten otros indicios como la munición utilizada y el movimiento de retroceso de la escopeta al ser disparada, de los que se pueda concluir que el arma es auténtica, lo cierto es que el simple hecho de que se admita la posibilidad, aunque sea muy poco frecuente, de que existan armas detonadoras de las mismas características, hace imposible atribuir a los investigados la comisión de un delito de tenencia ilícita de armas», alegó el instructor, por lo que en este caso acordó el sobreseimiento de las actuaciones.