El Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), la filial de Al Qaeda que opera en el Sahel, ha llevado a cabo en las últimas semanas una serie de ataques contra las tropas francesas de la operación ‘Barkhane’ con el objetivo declarado de conseguir su retirada del país, en un momento en que España se prepara para enviar refuerzos a la misión europea EUTM-Malí, que desde esta semana comanda el general de brigada español Fernando Gracia Herréiz.
Francia ha perdido 50 efectivos desde que en 2013 inició su operación ‘Serval’ para evitar que los grupos yihadistas se hicieran con el control de Bamako y que luego pasaría a convertirse en ‘Barkhane’ en 2014. Las últimas bajas –tres y dos– se produjeron en sendos ataques registrados el 28 de diciembre y el 2 de enero.
La concatenación tan seguida de bajas abrió nuevamente el debate en Francia sobre la presencia de sus tropas en Malí. Así, aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró la «determinación de Francia en la lucha contra el terrorismo», su ministra de Defensa, Florence Parly, abrió la puerta a una reducción de tropas.
Tras una cumbre celebrada en Pau con los líderes de los países del G5-Sahel (Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger) en enero de 2020, Macron anunció un refuerzo de 600 hombres, lo que situó el total del contingente en 5.100.
Según Parly, «muy probablemente», el Gobierno va a «ajustar este dispositivo. «Un refuerzo, por definición, es temporal», subrayó en una entrevista el 4 de enero en el diario ‘Le Parisien’, incidiendo en que la decisión corresponde al presidente y dejando entrever que el anuncio podría hacerse en la próxima cumbre con el G5, en febrero en Chad.
Pese a este anuncio, las fuerzas de ‘Barkhane’ volvieron a sufrir un nuevo golpe el 8 de enero. En esta ocasión un atentado suicida con coche bomba cerca de la frontera con Burkina Faso en el que resultaron heridos seis militares.
AL QAEDA REIVINDICA LOS ATAQUES
Todas estas acciones han sido reivindicadas por JNIM, cuyos hombres también están detrás presumiblemente del ataque ocurrido este miércoles en el norte de Malí en el que murieron cuatro ‘cascos azules’ de la MINUSMA.
El grupo terrorista, creado en 2017 y conformado por una alianza de cuatro organizaciones, está comandando por Iyad ag Ghali, un veterano combatiente tuareg que luego se pasó a las filas yihadistas.
En un comunicado publicado este jueves JNIM no solo reivindica el último atentado, sino que además expone claramente que lo que busca con ello es la salida de las fuerzas francesas de Malí y trata de desmontar los argumentos que desde París, y también desde los medios de comunicación galos, se dan para respaldar la permanencia de las tropas.
Así, incide en que desde la prensa se presenta la «ocupación» de Malí como un esfuerzo para «proteger a Europa y todos los europeos» y «proteger la costa sur del Mediterráneo de la amenaza del terrorismo y el extremismo.
«NINGÚN MALIENSE HA ATENTADO EN FRANCIA»
Sin embargo, denuncia el grupo terrorista en su comunicado, publicado también en inglés, «todo el mundo sabe que ni antes ni después de la invasión francesa de Malí (…) un solo maliense ha atacado a los franceses dentro de Francia» dado que, argumenta JNIM, los musulmanes del Sahel, y en particular los malienses, «no interfieren en el modo de vida o el sistema seguido por los franceses».
Así las cosas, el grupo terrorista advierte tanto a los franceses como a su Gobierno de que «la supervivencia de sus fuerzas en Malí es imposible», independientemente de su poderío, porque no pueden «derrotar la voluntad de las personas libres de deshacerse del yugo de la ocupación».
E insiste en que el argumento de la amenaza terrorista para Francia a la hora de justificar la presencia militar no se sostiene y es «una mentira», puesto que el país no ha sufrido ningún ataque «lanzado desde Malí, pese a que habría muchas justificaciones para hacerlo».
Por último JNIM recalca que el proceso para librarse de la dominación francesa «ha comenzado» y culminará con la «salida del último soldado de la ocupación de nuestros hogares». «Si no os retiráis de la tierra de los musulmanas, entonces veréis ataques más severos y violentos», remacha el grupo que lidera Ag Ghali.
CADA VEZ MENOS FRANCESES APOYAN LA MISIÓN
Por lo pronto, los ataques del grupo terrorista parecen estar influyendo en la opinión publica francesa. Un sondeo publicado esta semana por ‘Le Point’ y previo al comunicado de JNIM, muestra que el 51 por ciento de los franceses no es favorable a la intervención militar en Malí, de los que el 19 por ciento no está nada a favor.
El apoyo a esta misión se ha ido erosionando con el paso de los a ños y si en 2013, después de la liberación de Tombuctú, en el norte de Malí, era del 73 por ciento, cayó hasta el 59 por ciento en 2019, tras el accidente sufrido por dos helicópteros de la misión en el que murieron trece militares.
También en Malí las tropas francesas son vistas con suspicacia por algunos sectores de la población y sucesos como un reciente bombardeo aéreo en el que murieron 20 personas no contribuyen a mejorar su imagen. Fuentes locales aseguraron a los medios malienses que las víctimas eran civiles que participaban en una boda, pero tanto el Gobierno maliense como el Ejército francés han asegurado que se trataba de yihadistas.
El bombardeo ha dado además a JNIM munición con la que atacar a Francia en su propaganda. Así, en el citado comunicado, hace referencia a este ataque, ocurrido el 3 de enero y que atribuye a drones franceses, denunciando que se atacó a «un grupo de personas inocentes e indefensas».
PRESENCIA MILITAR ESPAÑOLA
En este contexto, al que hay que añadir la presencia en Malí también de Estado Islámico en el Gran Sahel (ISGS), la filial del grupo terrorista en la región, el general de brigada español Fernando Gracia ha asumido el mando de la misión europea, inmersa en plena remodelación para ampliar su zona de ampliación a otros países del G5 Sahel y que alcanzará los 1.100 efectivos.
De ellos, hasta 530 serán españoles, según autorizó el Consejo de Ministros a finales de diciembre. Antes de la pandemia, España contaba con unos 300 efectivos, que se vieron reducidos, pero está previsto su incremento en los primeros seis meses de este año.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación reconocen que la situación en Malí es «preocupante», pero insisten en la necesidad de seguir apoyando tanto a este como al resto de países del Sahel. «Son nuestros vecinos inmediatos y su estabilidad nos interesa a nosotros y a ellos».
No obstante, reconocen que «la solución militar y de seguridad es insuficiente» y que «sin desarrollo y expectativas para los jóvenes» de esta región, que verá duplicada su población de aquí a 2030, «no hay nada que hacer».
Por ello, el Gobierno español, además de su presencia en EUTM Malí y su apoyo logístico a ‘Barkhane’ y a MINUSMA entre otros, apuesta también por la cooperación y el desarrollo a través de AECID y dentro de la llamada Alianza Sahel, en el marco de la cual se financian proyectos de seguridad alimentaria, desarrollo rural o de salud.