El Gobierno tiene dudas sobre si declarar a Madrid zona catastrófica. El alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, ha encargado una evaluación inicial de los daños y en un informe se ha llegado a la conclusión de que el temporal Filomena ha causado destrozos por un valor de 1.350 millones de euros. Sin embargo, fuentes cercanas al PSOE insisten en que el Ejecutivo no tiene intención de dar a Madrid ese estatus para ahorrarse el dineral que Almeida considera como pérdidas. El trasfondo de todo esto es, según fuentes del Partido Popular, que los socialistas quieren evitar regar la Comunidad de Madrid con dinero para remarcar que las regiones y los territorios gobernados por los populares son un desastre. Total, lo que pide Madrid es tres veces el presupuesto anual del ministerio de Igualdad, de Irene Montero.
El interlocutor de todo esto es el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. El Gobierno argumenta que los daños de la capital no son tan copiosos como para tener la imperiosa necesidad de recibir 1.350 millones de euros. Desde el PSOE se muestran reacios a esto y argumentan que hay otros territorios en Castilla-La Mancha u otras zonas afectadas por el temporal que han vivido el mismo colapso que Madrid, por lo que si se concede a la capital ese dineral público, habría que hacer lo mismo con todos estos territorios. Quieren evitar, en definitiva, un efecto llamada, pero lo cierto es que desde el Partido Popular se ven las cosas bien distintas.
Los populares entienden que esto no es más que otro enfrentamiento entre el Gobierno central y los municipales y autonómicos gobernados por el PP. Desde Génova están absolutamente convencidos de que la razón por la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se muestra reacio a declarar Madrid como zona catastrófica es en realidad que no quiere dar alas a los ayuntamientos y comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular. Y menos si se trata de dos valores al alza entre los suyos como son la presidenta autonómica Isabel Díaz Ayuso y el «alcalde de moda» José Luis Martínez Almeida. La versión desde Génova es que Sánchez les «racanea» el dinero porque prefiere alimentar el desastre y asociarlo a una gestión de los populares.
El informe de los 1.350 millones de euros solo hace referencia a la capital, es decir, que pertenece al Ayuntamiento de Madrid. Es previsible que con los progresivos informes que se presenten, haya otros municipios que se sumen a las demandas de Almeida y la suma total que se exija al Gobierno central sea mucho mayor. Por lo que ese presupuesto inicial que triplica el destinado al Ministerio de Igualdad puede que ascienda mucho más.
El clavo ardiendo al que se aferran los socialistas para argumentar que no es necesario regar con dinero a la capital y a los municipios aledaños a la misma es que en el informe presentado por el alcalde de Madrid la principal pérdida de dinero corresponde al parón de la actividad económica. De esos 1.350 millones de euros, alrededor de 1.000 corresponden a este supuesto. El PSOE insiste en que en el confinamiento pasó exactamente lo mismo y que los daños se recuperarán con el paso del tiempo, pues no son estructurales como tal. Los que pertenecen a este supuesto ascienden a 300 millones de euros, mucho menos que lo que pide Almeida. A esto hay que sumar daños como la suspensión de servicios públicos esenciales, unos 125.000 usuarios afectados por la paralización de los servicios, el frenazo de las actividades culturales y deportivas y 500.000 alumnos con las clases suspendidas que a día de hoy siguen sin volver a las clases.
Pero el PSOE no está dispuesto a soltar tanto dinero. Las voces de Ferraz más críticas y agresivas con la gestión del PP en Madrid apuntan a que tanto el alcalde de la capital como la presidenta autonómica han visto con el temporal una oportunidad de oro para obtener ingresos extraordinarios en un contexto de crisis económica motivada por la pandemia. Ahora, recibir un pico de más de 1.350 millones de euros es agua de mayo en un momento en el que la tercera ola arrasa en España y en el que faltan recursos logísticos para vacunar como es debido.
El alcalde de la capital ya ha advertido de que presentará el informe para ver si suena la flauta. Pero no las tiene todas consigo para conseguir que declaren Madrid como zona catastrófica. Ni siquiera tiene sencillo que le concedan los daños estructurales, que ascienden a 350 millones de euros, algo menos que lo que recibirá este año Irene Montero en su Ministerio de Igualdad.
AYUSO Y SÁNCHEZ
No es la primera vez que esto ocurre. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ya tuvo su particular enfrentamiento con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el confinamiento y a lo largo y ancho de la pandemia. Mientras Ayuso pedía ayuda al Gobierno central y aplicar un plan conjunto para afrontar las medidas restrictivas que habría que aplicar para paliar las consecuencias del coronavirus, Sánchez ignoraba a la Comunidad de Madrid. Esto llevó a pensar al PP lo que ahora tienen por seguro, que el presidente del Gobierno quería forzar mediante la inacción una gestión ineficiente a nivel autonómico para aludir al mal gobierno popular. Si Ayuso lo hacía mal, es que el PP lo hacía mal. Y ahora, más de lo mismo.
En este contexto, hubo alguna que otra reunión bien escenificada que no solucionó absolutamente nada. Respecto al reparto de vacunas o de ayudas para paliar las consecuenias de la pandemia, también se ha visto exactamente lo mismo que ahora: el PSOE racanea dinero a la capital y riega con millones de euros (y wifi, en algunos casos) todo Cataluña, casualmente una región cuyos partidos han condicionado al PSOE en el Congreso de los Diputados.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no se cansó de repetir una y otra vez que la verdadera intención del Ejecutivo era torpedear su gestión desde el Gobierno central para así evidenciar que el PP no lo hacía tan bien. Sin embargo, con el paso de las semanas, la presidenta autonómica fue capaz de demostrar que lo hizo mejor de lo esperado, razón por la que Sánchez dejó de mencionar a Ayuso en sus discursos políticos y se centró en directamente no ser generoso con el motor económico del país.