viernes, 22 noviembre 2024

Consejos para que una relación abierta funcione

En cuestiones de pareja es mejor no meterse. Sin embargo, si algo es cierto, es que las dinámicas van cambiando con el tiempo. Lo que antes era lo normal o convencional, ahora ya no tanto, lo que puede provocar algo de desconcierto. Algo así ocurre con la propuesta de mantener una relación abierta. Hay personas que están dispuestas pero no saben cómo hacerlo.

Estamos acostumbrados a pensar que una relación solo puede funcionar si son dos los que existen en la ecuación. De lo contrario, lo primero que nos viene a la mente es la palabra infidelidad. No obstante, cuando las dos partes están de acuerdo, tener una pareja libre puede causarnos muchos más beneficios que inconvenientes.

Si has pensado en probarlo alguna vez, descubre algunos consejos para que una relación abierta funcione.

Una relación abierta debe tener como base una relación sana

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A la hora de plantearnos tener con nuestra pareja una relación abierta, una de las premisas que debemos tener en cuenta es que la nuestra tiene que ser, ya de por sí, una pareja sana. De lo contrario, pueden surgir varios problemas, irremediables, que obstaculizarán el proceso y conseguirán que dicha apertura no funcione, sino que dinamite nuestras dinámicas.

Si estamos dentro de una pareja tóxica, lo mejor es huir de ella. Abrir la relación no va a curar lo que ya está roto de por sí. En caso de que contemos con la seguridad de que nuestra base es sana y que nos entendemos con la otra persona, sí podemos plantearnos la idea y hacer que funcione de forma cómoda, organizada y con muchos momentos placenteros.

Una vez que tengamos esto establecido, debemos asegurarnos de que el vínculo con la otra persona es fuerte, casi irrompible. Por supuesto, también tenemos que tener claro que las dos partes estén de acuerdo. Si no, los problemas no tardarán en aparecer tarde o temprano. En caso de que nos sintamos como un equipo, adelante, sois la pareja perfecta para hacerlo.

Confianza en uno mismo, otra de las cosas más importantes

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En segundo lugar, otra de las cosas más importantes a tener en cuenta antes de tener una relación abierta es la confianza que tenemos en nosotros mismos. También cobra importancia la que sentimos hacia la otra persona, pero es primordial el que estemos seguros de nuestra propia mentalidad antes de iniciar el camino.

Además, otra de las cosas que se ponen en juego es la fortaleza personal, así como conocer los puntos débiles y fuertes de la pareja, que ya hemos visto que debe funcionar como un equipo, a la hora de abrirla y poder mantener relaciones con otras personas ajenas a la misma.

Es muy bueno, para ello, contar con altos niveles de inteligencia emocional. Debemos saber gestionar nuestras emociones, comunicar cuando algo falla o no nos sentimos bien e ir valorando, poco a poco, el proceso. De este modo, no nos sentiremos atascados, sino probando cosas nuevas y comprendiéndonos el uno al otro mientras tanto.

Relación abierta: ambas partes con un mismo objetivo

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Primordial, además, es el hecho de contar con unos objetivos que vayan hacia el mismo camino. Lo primero en lo que tenemos que pensar es cuál es el objetivo principal de querer probar tener una relación abierta. Para ello, podemos poner las opiniones de ambos sobre la mesa.

De este modo, en todo momento conoceremos qué piensa la otra persona de la apertura, y se empezarán a establecer las líneas rojas o aquellas que podemos traspasar sin problemas. Cada persona es un mundo y es normal que existan diferencias en cuanto a la forma de verlo, por eso es tan importante poner los pensamientos en común.

Debéis tener en cuenta, ante todo, que estáis juntos en esto. Es necesario, por tanto, partir de la misma base, con unos objetivos claros y comunes, para que el juego tenga las mismas reglas para ambos. De esta forma, ninguno se decepcionará en el proceso.

Límites y comunicación, hay que tener las cosas claras

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Algo que no puede faltar a la hora de apostar por una relación abierta es la comunicación. Como ya indicábamos en el punto anterior, antes de hacerlo a la ligera, es una decisión importante para la que los dos debéis estar de acuerdo. Por eso, cuando llegue el momento de plantearlo en serio, lo primero es sentarse a hablar.

Una vez que tengamos claro qué es para cada uno este tipo de relaciones, podemos continuar hablando y poniendo lo que pensamos en común. De esta forma, saldrá solo aquello de establecer ciertos límites que la otra persona no consentiría que traspasáramos. Y también al contrario.

Además de las líneas rojas o lo que no podemos hacer, es también de vital importancia comentar para qué otras cosas tenemos libertad plena. Cuando pongamos cada punto de vista en común, podremos hacer una especie de media y llegar a acuerdos para que los dos disfrutéis por igual.

Sinceridad y evolución, claves en una relación abierta

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La sinceridad es la clave más importante de una pareja sana y feliz. Por supuesto, no podía ser menos cuando hablamos de una relación abierta. Por eso, ser sincero en todo momento tanto con la otra persona como con nosotros mismos es de vital importancia para que la apertura funcione.

Puede que, antes de hacerlo, lleguemos a acuerdos que pensamos que pueden beneficiarnos. Sin embargo, una vez que estamos en mitad del proceso, podemos darnos cuenta de que cosas que creíamos que no nos sentarían mal sí lo hacen. En todo momento, debemos comentarlo con la otra persona. De esta forma, la relación estará en continua evolución.

No debemos pensar que, si ya hemos establecido unas líneas rojas, estas son inamovibles. Tenemos que poner en común cómo nos sentimos para, entre los dos, ir forjando los límites de forma sana, segura y placentera. Así, el mejor consejo es no tener miedo a los cambios, sino pensar que lo que estamos haciendo es explorar y descubrirnos a nosotros mismos. Seguro que será una experiencia que no olvidaremos.