Si el sector del automóvil ya estaba tocado, el 2021 no parece augurar cambios. La pandemia y la crisis han hundido las ventas de coches. Las matriculaciones de turismos descendieron un 31% en 2020 en comparación con el año anterior, según los datos oficiales. Pero es que los concesionarios no solo afrontan este año con una situación económica mala, sino que además el presidente del Gobierno ha convencido a los suyos de aplicar una batería de impuestos «ecológicos» que harán que comprar un coche cueste de media entre 800 y 6.000 euros más caros, ya que se ha incrementado el impuesto de matriculaciones a los coches más contaminantes. Que comiencen los juegos del hambre.
Parece que el Gobierno quiere una ciudad repleta de patinetes eléctricos. El Ejecutivo ha encontrado una interesante excusa para coser a impuestos a los españoles. El gasto público se ha incrementado considerablemente durante el pasado 2020 debido al confinamiento y a las consecuencias nefastas de la pandemia. Ese balance negativo hay que compensarlo. Y como Sánchez se jacta de ser progresista, ha tenido que enmascarar los impuestos con un disfraz de política ecológica que ha justificado una batería de impuestos aprobada por el Gobierno en los Presupuestos que ahora amenazan con hundir aún más al sector del automóvil.
De hecho, España es el único país de toda la UE que ha decidido subir los impuestos que pesan sobre los automóviles, especialmente penalizando más el impuesto de matriculación de aquellos coches que sobrepasen el límite de 120 gramos de emisiones por kilómetro, según las mediciones WLTP establecidas por la Unión Europea. Sean diésel o gasolina, si estas fuera de la marca, tendrás que pagar más a las arcas del Estado. Y esto, dado que este tipo de vehículos son los que más salida solían tener (por ser más económicos), hará que los concesionarios de coches vendan menos. No olvidemos: entre 800 y 6.000 euros más caros este tipo de coches desde el pasado 1 de enero.
El sector ha hablado y ha advertido que si ya han perdido un 31% de ventas respecto al año anterior esto hará que no remonten este 2021. Calculan que dejarán de venderse más de 100.000 automóviles nuevos por la subida de precios. Desde el Gobierno sostienen que con esto buscan orientar a los españoles a comprarse coches menos contaminantes, con etiqueta Eco o Cero, pero lo hacen al alza, es decir, que en vez de dar más ayudas a la venta de coches ecológicos lo que deciden es aumentar el precio de los de combustión. Mal negocio.
De media, los coches con etiqueta B y C (diésel y gasolina) subirán cerca de 800 euros. Sin embargo, si el vehículo cuesta más de 40.000 euros, empieza la fiesta. En este caso, pueden elevarse a más de 6.000 euros el sobrecoste dado que suelen ser más contaminantes. De la subida de la tasa se verán exentos los coches eléctricos, híbridos y de combustibles alternativos (GLP o GNC), que no olvidemos que estos coches representan solo el 21% del parque móvil del país. Vamos, que la excusa para elevar los impuestos es nutrir esa Transición Ecológica a costa del bolsillo del contribuyente.
Las marcas ya han avisado de que no podrán soportar esta situación. Si han vuelto a la situación de 2014 en tan solo un año (perdiendo más de un 30% de ventas) y 2021 no ha arrancado mejor dada la situación de la pandemia (por no hablar de que la crisis económica aún no se ha notado en todo su esplendor por la prolongación de los ERTE), todo parece indicar que las ventas no remontarán, sino más bien todo lo contrario. Lo que argumentan desde el sector es que si ya es difícil por las circunstancias económicas que los españoles compren coches nuevos, imagínese si se elevan los impuestos y cuestan entre 800 y 6.000 euros más. No venderán ni coches ecológicos ni de combustión. Solo ruina.
A todo esto hay que sumarle las otras medidas que ha aprobado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el apoyo de la mayoría de la investidura, que también empujan a los españoles a no comprarse coches de combustión. Entre ellas, está la de subir el precio de los combustibles fósiles aún más a base de impuestos para conseguir más dinero. No hay que olvidar que, por norma general, las clases medias y bajas disponen de coches diésel que se compraron en su momento para gastar menos en el consumo de sus vehículos.
EL SABLAZO A LAS CLASES MEDIAS
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha querido disimular su sablazo fiscal. Sabe que para cuadrar las cuentas en plena crisis necesita subir los impuestos. Sin embargo, pese a que el Ejecutivo se empeña en convencer a los suyos de que solo se elevarán los que afectan a las rentas más altas, lo cierto es que en los Presupuestos Generales del Estado se esconde un hachazo importante a las clases medias, solo que se ocultan tras tasas “eco” y presuntamente orientadas a favorecer la salud para evitar críticas mayores. El Gobierno sabe cómo meterá la mano en el bolsillo de las clases medias, y es a través de el diésel, las bebidas azucaradas e impuestos al plástico.
Hay 13 millones de coches diésel aproximadamente circulando en España. A todos estos conductores, el presidente del Gobierno quiere elevarles los impuestos una media de 2,3 euros más por depósito, es decir, unos 41 euros más al año. Si se echan cuentas, el montante total que prevé ingresar el Gobierno en las arcas públicas es de 533 millones de euros, aproximadamente. Por hacer una comparativa, solo la subida de sueldos que se prevé implementar a las pensiones y a los funcionarios, que es del 0,9%, costará 3.000 millones de dinero público. Y claro, hay que sacar liquidez de algún lado.
Si en España no existiesen impuestos pagaríamos 48,8 céntimo. por el litro de gasolina 95 y 47,8 céntimos por el diésel. Pero el presidente ha considerado “ecologista” subir los impuestos a los modelos de vehículos que tiene la gente con menos recursos. En cualquier caso, este es el primer sablazo que se hará sentir en las clases medias, pues las ayudas para comprarse un híbrido enchufable o un eléctrico no parecen haber ayudado a los que menos tiempo a cambiar su parque móvil por uno más ecofriendly.