Un médico de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Mateu Orfila, en Mahón (Menorca), fue detenido el 27 de agosto del pasado año por grabar a compañeras de trabajo en el vestuario con un móvil camuflado. Se le acusó de un delito contra la intimidad al realizar actividades ilegales como «voyeur».
Los agentes de la Policía Nacional han podido comprobar que en el disco duro que le fue intervenido en su taquilla del centro se encontraban unas 2.300 grabaciones de 101 mujeres diferentes. Algunas de ellas eran enfermeras del hospital, mientras que el resto correspondía a pacientes y familiares de estos, así como otras mujeres de fuera del centro. Las grabaciones fueron realizadas entre los años 2015 y 2018, y las 93 mujeres afectadas que han podido ser identificadas ya han sido informadas al respecto.
INVESTIGACIÓN INICIADA EN AGOSTO DE 2018
La investigación policial refleja que las imágenes de 83 mujeres se tomaron directamente en el Hospital Mateu Orfila (Menorca), mientras que otras 18 fueron grabadas en otros lugares, como el propio domicilio del galeno. La investigación, que concluyó este sábado, se inició en agosto de 2018 después de que un trabajador del hospital sospechase de un objeto colocado en la taquilla del vestuario femenino. Al manipularlo, pudo encontrar un teléfono móvil activado en modo de grabación.
El médico peruano de 43 años, que fue suspendido de empleo y sueldo por el IB-Salut en el momento en el que se produjo la detención, fue identificado como propietario del dispositivo móvil. Este reconoció que era suyo y pasó a ser arrestado, aunque en la actualidad se encuentra en libertad con cargos.
TELÉFONOS OCULTOS EN PAPELERAS Y VESTUARIOS
La Policía Nacional practicó registros en el mencionado hospital, así como en el propio domicilio del detenido. Además de hallar el disco duro en el que se encontraron las grabaciones, se pudieron encontrar en su taquilla dos llaves. Estas las utilizaba para acceder al vestuario femenino.
Al volcar los archivos de imagen, los agentes de la Policía Nacional comprobaron cómo las grabaciones ocultas se realizaban con dos teléfonos móviles. Los colocaba en diferentes espacios del hospital, como aseos, duchas, lugares de descanso y zonas de trabajo. Por ello, aparecen tanto imágenes de otras trabajadoras del hospital como empleadas en prácticas, acompañantes y familiares de pacientes.
El galeno detenido se encargaba de ocultar los teléfonos móviles envolviéndolos en plásticos. Además, los ocultaba en el interior de papeleras y otros objetos que situaba sobre las taquillas de los vestuarios. Aprovechaba para ello los cambios de turno y la libertad de la que disponía para moverse por el Hospital Mateu Orfila de Menorca.
SUPUESTA PATOLOGÍA DE LARGA EVOLUCIÓN
Las dos llaves que fueron halladas por los agentes durante los registros permitían al detenido acceder de forma sencilla a los vestuarios femeninos. De esta manera, podía preparar sus dispositivos de grabación.
Después de que dos enfermeras lo descubrieran al encontrar la caja en su vestuario y avisasen de ello al vigilante de seguridad, el médico admitió ante los policías de su responsabilidad. Al mismo tiempo, avisó de que no sabía por qué lo hacía y que tenía un problema.
De hecho, ha sido dado a conocer que el facultativo se puso en manos de especialistas una vez que fue descubierto. De esta manera, ya habría empezado a tratarse de una supuesta patología de larga evolución.
101 MUJERES AFECTADAS
La Policía Nacional pudo comprobar que fueron un total de 101 mujeres las afectadas por estas grabaciones obtenidas de manera ilegal. 83 de ellas tuvieron lugar en el hospital de Menorca, mientras que otras 10 se identificaron en otros lugares.
Las grabaciones se encontraban perfectamente organizadas con respecto a su contenido. Figuraba una clasificación a partir de los lugares en los que se habían hecho las filmaciones. Además, había subcarpetas nombradas con las iniciales de las trabajadoras y compañeras de trabajo víctimas de las grabaciones que llevaba a cabo. En algunos casos, había más de un centenar de archivos de las espiadas.
El médico peruano fue detenido y puesto en libertad provisional hasta la celebración del juicio.
FINES DE LA GRABACIÓN
Tras producirse la detención del médico especialista del servicio UCI del Hospital Mateu Orfila (Menorca), los investigadores comenzaron a analizar con qué finalidad se grabaron las secuencias. En un primer momento, el elevado nivel de vida del galeno, llevó a abrir la posibilidad de que los vídeos fuesen grabados para su posterior comercialización.
A sus compañeros les llamaba atención su elevado tren de vida. Tenía una situación desahogada, un buen automóvil y una buena vivienda. Esto es lo que lleva a sospechar a sus compañeros de que el material incautado podría no haber sido utilizado solo para un consumo propio, si no para venderlo a través de Internet.
El detenido tenía varias estrategias claramente definidas para tomar las grabaciones. Uno de sus métodos era el de utilizar una bolsa negra con un agujero, mientras que en otros casos utilizaba una papelera que estaba situada justo al lado del inodoro. En esta ocultaba su terminal con papeles, dejando solo visible el enfoque del objetivo para poder tomar las imágenes.
UN COMPAÑERO MUY AMABLE
El galeno de 43 años, nacido en Perú, llegó a España varios años atrás, donde estudió en la Universidad de Salamanca. Llevaba varios años ejerciendo como residente en Menorca.
El caso resultó un «shock» para muchos de sus compañeros, que aseguran que se trataba de una persona muy amable, que nunca había sido partícipe en ningún conflicto y que brindaba un trato perfecto tanto a pacientes como al resto de compañeros.
El médico, acusado de un delito contra la intimidad y el honor, tendrá que esperar a la celebración del juicio para conocer su pena. El Servicio de Salud le abrió inmediatamente en su momento un expediente interno. Además, el caso se puso en conocimiento de la abogacía de la Comunidad Autónoma, que es la que se personará en la causa judicial.
En este sentido, hay que tener en cuenta que el Código Penal contempla diferentes escenarios, los cuales determinarán su pena. Para ello se tendrá en cuenta tanto el sujeto activo como los datos revelados y la finalidad. Por este motivo, habrá que determinar si realmente las grabaciones se realizaron con fines lucrativos. En este caso, por el tipo de datos grabados, podría enfrentarse a una pena de prisión de cuatro a siete años por el delito contra la intimidad.