sábado, 23 noviembre 2024

El PSOE teme que la desaceleración y el dato del paro les penalice en las urnas

  • El próximo 15 de octubre se conocerán los datos de previsión de crecimiento económico del Gobierno.
  • El 5 de noviembre se publicarán los datos del paro, y desde el Gobierno dan por hecho que serán negativos.
  • Desde Ferraz temen que todos estos datos tan recientes les penalice en las elecciones del 10-N.
  • El PSOE afronta unas elecciones marcadas por la desaceleración económica. Desde Ferraz temen que la más que probable rebaja de la previsión de crecimiento y los datos del paro condicionen los resultados electorales del próximo 10 de noviembre. El Gobierno se ha mostrado cauto en la rueda de prensa celebrada tras el Consejo de Ministros de este viernes. Pero reconocen que es muy probable que rebajen las previsiones de crecimiento del 2,2% al 1,9%. Y a esto hay que añadirle unos datos del paro que el PSOE espera que sean negativos.

    Los socialistas no contaban con que los datos económicos jugarían en su contra de cara a las elecciones. Desde el Gobierno no niegan que se rebajarán los datos de previsión de crecimiento (hasta tres décimas). Es algo que ya anunció el pasado jueves el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Ahora, la ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha hecho eco de sus palabras. Y ante las muchas preguntas sobre si rebajarán las previsiones, la socialista ha cedido. «Si se tiene que hacer, se hará». La misma expresión que utilizó Sánchez.

    El Gobierno tiene que enviar esas previsiones a Europa el próximo 15 de octubre. En plena campaña electoral. Al igual que las previsiones, también está el objetivo de déficit, donde el Ejecutivo tampoco ha sido claro. Según las palabras de la ministra, intentarán mantenerlo en el 2%, pero desde el PSOE dan por hecho que se tendrá que aumentar. Por este motivo, Calviño ha pedido no caer en el «catastrofismo económico».

    A todo esto hay que añadir otro de los dolores de cabeza para los de Ferraz: el paro. Los datos de desempleo se conocerán el 5 de noviembre. Esta es la razón por la que el PP ha pedido que el único debate electoral que se celebrará en esta campaña se televise a partir de ese día (y no del 4, como está establecido). Desde el PSOE dan por hecho que serán negativos. Incluso ante las cámaras, en la rueda de prensa, la ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha dedicado a criticar la intención de los populares de emplear ese dato como un arma electoral. Casi dando por hecho que podrán emplearlo como tal.

    El Gobierno pretende tranquilizar a la opinión pública. Quiere reforzar el mensaje de que esta desaceleración no tendrá graves repercusiones. «El crecimiento es estable», ha asegurado Calviño. «Incluso crecemos por encima de la media de la Unión Europea». Pero las sensaciones dentro de la sede de Ferraz no están tan calmadas. Temen que los resultados recuerden a lo ocurrido durante el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero y que les penalice electoralmente. Más cuando hay dos alternativas a la izquierda de los socialistas, una de ellas más moderada y aún sin manchas en el currículum.

    La campaña del PSOE estaba trazada desde agosto. La exhumación del dictador daría un golpe de efecto a su electorado más progresista. La mano dura pero comprensiva con la Generalitat ante la sentencia del procés le permitiría al partido robar votantes a Ciudadanos. Y la estabilidad económica mantendría las previsiones que vaticinaban los sondeos electorales. Ahora, sin embargo, se han interpuesto dos elementos que, aunque previsibles, han hecho temblar a toda la plana socialista: la irrupción de Más País y el conjunto de datos económicos negativos que teñirán estas próximas semanas previas a las elecciones.

    Los socialistas han querido hacer un ejercicio didáctico y culpar de la desaceleración a las causas externas. Especialmente a la incertidumbre que se ha generado por fenómenos como el Brexit o la guerra arancelaria que ha levantado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha insistido este viernes en que los intereses de los empresarios están representados y defendidos en condiciones. Pero no solo por él y su Gobierno, sino por la Unión Europea.

    Planas ha afirmado que España no tomará medidas contra Trump. «Eso depende de Europa». Lo que sí reconoce es que los aranceles del presidente de Estados Unidos tendrán un impacto notable en la exportación de productos como el queso, los cítricos o cualquier producto agrícola. Y luego está el Brexit. En caso de que se llevara a cabo en los próximos meses sin llegar a un acuerdo, Calviño ha reconocido que su impacto en la economía española será notable. Planas quiso complementar la afirmación de su compañera de partido y dijo que en Inglaterra también se verán perjudicados por las tasas de Trump. «A pesar de ser su socio, ha impuesto aranceles también al whisky», ha asegurado el ministro de Agricultura.