En 1996 el PSOE ordenó al PSN que cediese la presidencia de Navarra a UPN para cerrar el escándalo en el que estaban sumidos los socialistas navarros. Desde entonces hubo una especie de ‘pacto de Estado’ a nivel foral que caducó en 2015, fecha en la que los ciudadanos desalojaron al bipartidismo.
María Chivite pretende ahora hacer olvidar que sus dos antecesores socialistas, Gabriel Urralburu y Javier Otano, se vieron salpicados por la corrupción. Este hecho menguó el prestigio del PSOE en tierras forales.
Le pasó factura con fuerza en el flanco izquierdo de la comunidad, que veía que el partido que predicaba democracia metía la mano en la caja (el ‘caso Roldán’ con ramificación en Suiza), participaba junto a UPN en el escándalo de las dietas de la CAN y avalaba el crimen de Estado (los GAL).
EL PSOE RECUPERA FUERZA EN NAVARRA
Los incumplimientos progresistas de los socialistas navarros (el fallido Gobierno de 2007 o el inconcluso adelanto electoral de 2014) dejaron en una situación imposible a María Chivite, que logró en 2015 el peor resultado histórico del PSN.
Tan solo la ola estatal impulsada por la moción de censura de Pedro Sánchez le hizo recuperar fuerza y situarse como la primera fuerza del centro-izquierda. Los socialistas recuperaron en agosto el Gobierno de Navarra tras pactar con Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra.
ATRÁS QUEDA UN VERANO AJETREADO
Navarra Suma intentó que el PSN se abstuviese de formar gobierno porque para ello necesitaban la abstención en la investidura de Euskal Herria Bildu. Pero María Chivite, reforzada por Santos Cerdán en Ferraz y por la presión del PNV desde Bilbao, hizo caso omiso y alcanzó la presidencia para el PSOE.
No parecía fácil el acuerdo después del enfado provocado en la investidura de los ayuntamientos: todas las fuerzas progresistas criticaron que los socialistas permitiesen el regreso de Enrique Maya (Navarra Suma) a la alcaldía de Pamplona.
A ello ayudan la salida de Amparo López de la alcaldía de Huarte tras mes y medio para convertirse en la nueva directora general de Interior. El PSN no la sustituyó y este hecho posibilitó que Alfredo Ruiz (EH Bildu) recuperase la vara de mando.
LA MANCOMUNIDAD DE PAMPLONA PASA A MANOS DE UN INDEPENDIENTE
La pasada semana los ojos de la izquierda foral se volvían a cernir sobre el PSN, que anunciaba que presentaría candidata propia a la Mancomunidad de Pamplona y por lo tanto rechazaba investir al candidato de Euskal Herria Bildu.
Navarra Suma se frotaba las manos: podía recuperar con sus 23 votos un organismo que cuenta con un presupuesto anual de 125 millones de euros. EH Bildu, Geroa Bai y los independientes sumaban 22. Y el PSN se ponía de perfil con sus 7 representantes.
Tras una primera votación ninguno de los tres candidatos obtenía mayoría absoluta: pero el PSN y EH Bildu acercaban posturas en el descanso y en la repetición de la votación daban el triunfo al independiente David Campión, alcalde de Ollo y componente en el pasado de una plancha afín a la izquierda abertzale.
Enrique Maya ponía el grito en el cielo: «Se ha negociado en un minuto y medio un acuerdo. Hay que tomárselo con humor: forma parte de una de las mejores obras teatrales que he visto en mi vida. Se podrá poner en los grandes momentos del PSN a lo largo de su historia».
LA RUPTURA DEL CUATRIPARTITO BENEFICIA AL PSN-PSOE
Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra gobernaron Navarra la pasada legislatura con menos problemas de los previstos. Pero el desgaste de la formación morada y el crecimiento del PSN conllevó que el ‘cuatripartito’ pasase de tener mayoría por la mínima, 26 escaños, a conformarse con 19.
Aquella noche murió el proyecto y este divorcio se ha acrecentado para alegría del PSN, que sabe que sus socios no harán piña contra ellos. Especialmente Geroa Bai e Izquierda-Ezkerra, que exigían contar con el senador por designación foral.
I-E decía que el acuerdo en las últimas generales estaba en vigor y Geroa Bai aseguraba que el PSN le había prometido sus votos. Finalmente hubo paz para evitar que Navarra Suma se llevase el gato al agua. Es por ello que Koldo Martínez (Geroa Bai) ganó la votación por la mínima con el apoyo del PSN y Podemos.
SE ACERCA EL 10-N
Estas rencillas entre dos de las cuatro fuerzas del Cambio han contribuido a que no se repita la lista al Senado entre Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E que se llevó a cabo en 2015 y en el pasado mes de abril.
Cambio-Aldaketa no se volverá a repetir y este hecho podría ayudar a que el PSN consolide el senador que recuperó hace cinco meses. En el Congreso las quinielas apuntan que podrían repetirse resultados: Navarra Suma con 2, PSOE con 2 y Unidas Podemos con 1. Pero EH Bildu no se conforma con el reparto y buscará volver a tener voz por Navarra.
En el PSOE existen buenas sensaciones y piensan que podrán repetir sus dos escaños con más distancia que la que lograron el 28-A. La clave de esta paz en la sede socialista del Paseo Sarasate es que la mayoría de los navarros aprueban la gestión del nuevo Gobierno foral, tal y como apunta una encuesta adelantada por la Cadena SER y consultada por MONCLOA.com.