El mal resultado en las urnas de Compromiso por Europa, la coalición de la que formó parte Compromís para las europeas, provocó las mofas en la cúpula de Podemos, con quienes se había distanciado. Sin embargo, su apoyo a Más País puede darle la vuelta a la debacle experimentada en las filas de Mónica Oltra desde su divorcio con los de Pablo Iglesias.
La falta de acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos aboca a la izquierda a una sensación de nerviosismo de cara al 10-N. La gran novedad de esta nueva repetición electoral será sin duda Más País, coalición liderada por el errejonista Más Madrid y articulada con la ayuda de Compromís.
La coalición valenciana nació en 2010 y desde entonces ha apostado por varias estrategias a nivel estatal: en 2011 se presentó a las generales con Equo, tres años después sumó a la Chunta Aragonesista a las europeas, en 2015 fió su destino a Podemos, al año siguiente IU se sumó al pacto y este mes de abril patinó en solitario en las generales.
Hace cinco meses perdió tres de sus cuatro diputados y ahora busca recuperar un referente estatal con la intención de que en Madrid se escuche su mensaje y que su voz no quede sepultada entre tanta fuerza estatal.
EL ERROR DE CÁLCULO DE COMPROMÍS
Compromís ejerce un nacionalismo pragmático, adapta el PNV al Mediterráneo con un toque izquierdista y ha rebajado su tono independentista para asumir una mesura pactista tras tocar moqueta: la vicepresidencia de la Generalitat y la alcaldía de Valencia son el mejor ejemplo. Mónica Oltra ya no se calza las camisetas provocadoras en les Corts.
Pero esta coalición valenciana ha demostrado este año un error de cálculo que ahora pretende enmendar: la falta de sintonía de Joan Baldoví con Iglesias y la falta de empuje de Podemos para que tuvieran un grupo parlamentario en el Congreso en 2016 han conllevado un pacto con Errejón que llevaba varias semanas cocinándose a fuego lento.
Baldoví no se ha repuesto todavía de la decepción del 28-A: Compromís perdió tres de sus cuatro diputados, fue sexta opción en la Comunidad Valenciana y con sus 172.000 votos se quedó a años luz respecto a 2016, año en el que A la valenciana superó los 650.000 apoyos. La extinta coalición logró hace tres años nueve diputados y tres senadores.
EL FRACASO DE COMPROMISO POR EUROPA
Compromís también ha perdido este año fuerza a nivel autonómico, dos diputados y 13.000 votos menos que en 2015, y se ha quedado fuera del Europarlamento tras quedarse sin referencia en Madrid por el cisma de Equo.
Con los ecologistas no pudieron pactar y se conformaron con cerrar acuerdos con fuerzas como la Chunta Aragonesista (también coaligada con Errejón), Mès (que irá con ERC a las generales), En Marea (socio no deseado por Más Madrid), el Partido Castellano (que reedita pacto con Recortes Cero) o Coalición por Melilla (que buscará lograr en solitario el milagro que rozó el 28-A).
Compromiso por Europa no alcanzó los 300.000 votos y perdió el escaño que logró su antecesor en 2015, Primavera Europea. Podemos se alegró del tortazo ajeno porque la práctica totalidad de la coalición había roto con ellos en los últimos años. Y las mofas sobre el fracaso de Compromís fueron recurrentes entre la cúpula del partido.
PODEMOS MANTIENE SU ACUERDO CON SU SOCIO MÁS IMPORTANTE
Izquierda Unida se ha mantenido fiel a Pablo Iglesias, que prácticamente se ha quedado sin ninguno de los socios con los que se presentó en 2015 y 2016. Podemos tan solo mantiene sus acuerdos con el heredero del PCE y con una pequeña fuerza navarra, Batzarre. También se presenta con dos marcas hermanas, En Comú en Cataluña y En Común en Galicia.
Cierto es que el salto estatal de Más Madrid, que ya le dejó sin representación en el Ayuntamiento de Madrid y prácticamente le triplicó a nivel autonómico, le ha birlado a Equo y ha contribuido a dejar en evidencia la falta de sintonía entre Iglesias y tres federaciones de Podemos.
Lo más grave ha ocurrido en la Región de Murcia, comunidad en la que el líder morado Óscar Urralburu ha renunciado a su escaño y a su cargo en Podemos para sumarse al proyecto errejonista pese a que las encuestas pronostican que Más País no logrará representación en esta tierra.
En Andalucía finalmente no ha habido guerra y Teresa Rodríguez ha aceptado no tener voz propia en Madrid. Y Nacho Escartín en Aragón ha dado nuevas muestras de su falta de feeling con Iglesias al exigirle en público que sacrificase a Pablo Echenique (o que lo enviase a Madrid) para facilitar un posible pacto con la Chunta Aragonesista.