Con la mirada puesta en el 10-N y envuelto en la sempiterna dinámica preelectoral en la que los políticos han instalado a España desde los anteriores comicios, el presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez justifica, una vez más, su rechazo a la propuesta de coalición de Pablo Iglesias. Sánchez ha confesado que «no dormiría por la noche» con miembros inexpertos de Unidas Podemos al frente de Ministerios como el de Hacienda, Transición Ecológica o gestionando la Seguridad Social.
Si hubiera pactado con Unidas Podemos «sería presidente del Gobierno» ha asegurado el jefe del Ejecutivo en funciones, pero «no dormiría por la noche», y añadía que tampoco lo haría «el 95% de los ciudadanos de este país que no se sentirían tranquilos, incluidos votantes de Unidas Podemos».
Sánchez asegura no haber aceptado las «imposiciones» de Iglesias porque antepuso los intereses generales del país
Según Sánchez, el objetivo del líder de Podemos, Pablo Iglesias, era colocar en el Consejo de Ministros a algunos de sus afines sin experiencia en la gestión pública. Así se ha pronunciado el líder socialista en una entrevista en La Sexta, en la que aprovechaba para deslizar sus primeros mensajes en clave electoral, dirigidos al votante desencantado de la formación morada.
En este sentido, Sánchez ha puesto en valor la decisión que tomó de no aceptar las imposiciones de Iglesias porque anteponía los intereses generales del país, que precisa un gobierno que aporte estabilidad los próximos cuatro años. Con ese anhelo de cerrar estos últimos años de inestabilidad Sánchez confía en movilizar al electorado.
LA INVIABILIDAD DE LA COALICIÓN
Sánchez ha justificado la inviabilidad de un gobierno de coalición con Podemos en que la idea que subyacía de la exigencia de los morados era la de dar lugar a «dos gobiernos en uno». Este cogobierno habría tenido en sus primeros días de vida una «crisis de gobierno» en cuanto se produjeran declaraciones como las efectuadas hoy por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, llamando a manifestarse por los «supuestos presos políticos» si el Supremo condena a los líderes independentistas en prisión preventiva.
Como ya señaló en el Pleno del Congreso esta semana, ha confirmado que su Gobierno aplicaría «todos los resortes del Estado» para defender la Constitución y la integridad territorial del país en caso de que la Generalitat volviese a quebrar la legalidad.
El presidente ha evitado cerrar totalmente la puerta a un Gobierno de coalición con Podemos tras las elecciones del 10 de noviembre. «No diría un no es no», ha indicado, pero sí ha subrayado que la negociación frustrada ha demostrado que «el planteamiento de la coalición es inviable», lo que no significa que no puedan entenderse con los morados.
De hecho, ha señalado que en «muchas políticas» sigue considerado a Podemos su «socio preferente», pero con ellos, al igual que con Ciudadanos, mantiene «serias discrepancias» en cuestiones de Estado.
Sánchez ha lamentado que Podemos haya demostrado que «si no se hace lo que Iglesias dice y decide es capaz» de llevarsélo todo por delante y ha contrapuesto al liderazgo de Iglesias la figura de Iñigo Errejón, al que ve haciendo cosas «esperanzadoras» a pesar de que, ha reconocido, no ha tenido aún oportunidad de tener una charla política con él.
Tanto es así que el PSOE achaca el fracaso de las negociaciones con Unidas Podemos al hiperliderazgo de Pablo Iglesias, que quedó patente, a juicio de los socialistas, en el reproche que recibieron de los morados por considerar que no dieron valor al paso atrás dado por su líder días antes de la investidura fallida de julio. “Unidas Podemos es Pablo Iglesias y Pablo Iglesias es Unidas Podemos”, les llegó a decir Echenique.
LAS ELECCIONES, UNA OPORTUNIDAD
Tras insistir durante meses en que la repetición electoral era el menos deseado de los escenarios posibles, la realidad se impone y obliga ahora a reinventar argumentos y a interpretar el fracaso como una ocasión de cambio positiva. En este sentido, el líder socialista ha intentado presentar la celebración de los próximos comicios de noviembre, como una «oportunidad» para que el partido que ganó las elecciones y al que han impedido, según él, formar gobierno obtenga una mayoría más rotunda para poner en marcha el ejecutivo «estable» que precisa el país para afrontar los retos que tiene por delante.
Sánchez ha valorado que los ciudadanos podrán acudir a las urnas el 10-N «con más información» de la que tenían el 28 de abril. Porque ahora saben que Unidas Podemos ha impedido hasta en cuatro ocasiones desde 2016 que se conforme un Gobierno del PSOE y porque han comprobado que Ciudadanos, siempre que tiene ocasión, pacta con el PP y Vox para sacar a los socialistas de las instituciones.
CRÍTICAS A ESPAÑA SUMA
Con respecto a la propuesta del PP de sumar fuerzas con Ciudadanos y Vox bajo la marca España Suma, Sánchez ha criticado cómo el solo término supone un intento de «patrimonializar la Constitución», la «bandera» y el «término España» situando a los partidos que salen de su paraguas fuera de la Carta Magna.
«Ahora para el señor Rivera, el señor Casado y el señor Abascal no somos constitucionalistas», ha criticado Sánchez, que ha acusado a la derecha de pretender construir siempre «una sociedad en la que solamente caben ellos».
El presidente ha tildado de «surrealista» y «ciencia ficción» pensar que el PSOE pueda formar un gobierno de coalición con Ciudadanos tras el 10 de noviembre oyendo lo que dice Albert Rivera de Sánchez. Además, ha indicado que si esa opción estuviera en la mente de Rivera no habría sido necesario repetir elecciones porque en la actualidad suman una mayoría absoluta de 180 escaños.
De cara al 10 de noviembre, ha anunciado que las 370 medidas del programa de gobierno que presentó a Podemos y que elaboró con la colaboración de la sociedad civil las incluirá en su programa electoral.
Además se ha comprometido a crear un comité con representantes de la sociedad civil encargado de fiscalizar el grado de cumplimiento de ese programa.