Francia lanza su nueva generación de satélites espía sin contar con España

Francia pondrá en órbita en la tarde de mañana miércoles, 19 de diciembre, su primer satélite espía militar de muy alta resolución sin contar con la participación de España, con la que está en negociaciones.

Previsto el lanzamiento para la tarde del martes, Arianespace, la compañía europea de servicios de lanzamiento, ha pospuesto 24 horas el despegue del cohete portador, tras una reunión celebrada con las autoridades del ministerio de Defensa, la Dirección General de Armamento (DGA), la Agencia Espacial de Francia (CNES) y el director de la base espacial de Kourou.

El motivo del retraso se debe a una “meteorología desfavorable” debida a “fuertes vientos en la alturas de la base espacial de Guayana”, según fuentes oficiales. El vuelo se ha reprogramado para las 17:37, hora peninsular española, del 19 de diciembre.

La ausencia de participación española no es un menoscabo del gobierno del Emmanuel Macron ni de su ministra de Defensa, Florence Parly, hacia el gobierno de Pedro Sánchez y su titular de defensa, Margarita Robles.

Al contrario, son las autoridades españolas las que han estado “dando largas” durante más de dos años a todos los intentos de París por llegar a un acuerdo para que España, al igual que otros países europeos, entrase a formar parte del conjunto de naciones asociadas al nuevo sistema espacial de observación militar.

Bautizado con el singular nombre de Componente Espacial Óptico 1 o CSO-1, ‒acrónimo de Composante Spatiale Optique, despegará mañana miércoles a las 17:37, hora peninsular española, desde la base espacial de Kourou, en la Guayana francesa, al norte de Brasil, a bordo de un cohete ruso Soyuz, siempre que las rachas de fuertes vientos en las alturas de la base espacial lo permitan.

Para España, embarcarse en el nuevo programa francés de satélites espía CSO es crítico. El Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general de Ejército Fernando Alejandre, es el responsable de los cerca de 3.000 militares españoles desplegados en el exterior de nuestras fronteras, para quienes la inteligencia que se extrae de las imágenes ópticas representan una cobertura para su seguridad táctica y estratégica y su integridad física.

Además, hay que tener en cuenta que el ministerio de Defensa que ahora dirige Robles ya es socio del programa Helios 2, una constelación formada por dos plataformas espía de observación óptica construida, lanzada al espacio y liderada por Francia, en la España contribuye con el 2,5% de las inversiones, pero cuya vida operativa llegará a su fin a partir de 2019.

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El satélite espía galo CSO, colocado en la rampa de lanzamiento.

A pesar de todo, es muy probable que a los largo de los primeros meses de 2019, una vez CSO-1 se encuentre en órbita y en funcionamiento, el Consejo de Ministros sorprenda con un acuerdo por el que autoriza al ministerio de Defensa a participar en la constelación de satélites espía franceses CSO.

Pero ¿cuáles han sido hasta ahora los obstáculos para adherirse a CSO? La Secretaría de Estado de Defensa, a cuyo frente se encuentra Ángel Olivares, pretende que una parte importante de la contribución se materialice mediante el intercambio de las imágenes radar que proporciona el satélite espía español Paz, que fue puesto en órbita el 22 de febrero y entró oficialmente en servicio el pasado 10 de septiembre.

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Reunión hispano-gala para hablar del CSO.

Sin embargo, el Ministerio de Defensa francés ha sido reacio hasta la fecha a la demanda de Madrid, ya que dispone de las imágenes radar que le proporciona Italia y Alemania a través de sus constelaciones de satélites radar Cosmo-Skymed y SAR-Lupe, respectivamente. No obstante, todo hace prever que finalmente aceptará imágenes radar de Paz como forma de pago en especie.

Otro aspecto que no es del agrado de las autoridades españolas es la gobernanza de  la constelación CSO y el mecanismo de adhesión de terceros países. París se erige en el absoluto propietario del sistema y los asociados básicamente disponen de derechos de programación, recepción y explotación de imágenes ópticas de muy alta y extrema resolución en unas cantidades acordes con su inversión en el programa.

VISITA FRANCESA AL MÁS ALTO NIVEL

Para clarificar la posición española, a mediados de abril viajó hasta Madrid una delegación francesa encabezada por el máximo responsable de la política de armamentos del país vecino, Jöel Barre, un ingeniero de alta cualificación que entre 1991 y 1995 fue el director del programa Helios, por lo que conoce de primera mano las características y peculiaridades de los satélites ópticos de observación.

Barre mantuvo una reunión con el entonces secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, con el entonces recién nombrado director general de Armamento y Material, almirante Santiago González Gómez, y con el subdirector general de Gestión de Programas, el general de división Salvador Álvarez Pascual.

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Cita en Madrid del anterior Sedef, Agustín Conde, con el director francés de Armamento, Jöel Barre.

Defensa valoraba en un comunicado que el resultado de la reunión había sido “muy satisfactorio”, que se habían tratado asuntos “que directamente afectan a la Secretaría de Estado de Defensa del Ministerio de Defensa”, así como que habían repasado “programas bilaterales” y analizado “iniciativas europeas en las que ambos países participan conjuntamente”. Pero de la citada reunión han transcurrido ocho meses y hasta la fecha no se ha suscrito ningún acuerdo concreto.

El hecho de que España se integre en la iniciativa CSO es del máximo interés para Francia, tanto desde el punto de vista político, como militar y económico. La puesta en órbita y el coste de la vida operativa de las dos primeras plataformas CSO supera los 1.000 millones de euros de inversión, por lo que dar entrada a socios extranjeros reduce de manera significativa la carga financiera del estado francés.

El diseño, desarrollo, fabricación de los satélites corre a cargo de Airbus Defence & Space France y Thales Alenia Space en sus factorías de Toulouse y Cannes, respectivamente. Con una masa al despegue en el entorno de las 3,5 toneladas y dotados con sensores ópticos de nueva generación capaces de observar en los espectros visible e infrarrojo, puestos a puntos por Thales Alenia Space France, los nuevos espías electrónicos serán capaces de obtener imágenes de muy alta resolución (VHR) o extrema alta resolución (EHR) por debajo de los 20/30 centímetros, con lo que pueden discriminar y descubrir cualquier tipo de armas, materiales y vehículos de interés militar.

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Recreación del CSO galo en el espacio.

El sistema CSO es el relevo de Helios 2 en el que, además de nuestro país, también participan Alemania, Bélgica, Grecia e Italia, países que salvo ya están comprometidas con CSO, salvo Grecia. En su lugar, Suecia ha entrado a formar parte de los socios de CSO.

Alemania se unió al CSO en abril de 2015 tras suscribir un acuerdo para financiar en su totalidad ‒por 210 millones de euros‒ un tercer satélite, el CSO-3, que será emplazado en el espacio en octubre de 2021. Bélgica lo hizo en octubre de 2017, Suecia en noviembre de 2015 e Italia lo hará en los primeros meses de 2019. Y es que las autoridades militares galas han dado a conocer que dejarán fuera de servicio los dos Helios 2 cuando se ponga en órbita el CSO-2, lo que está previsto para mayo de 2020.

La participación española en CSO está contemplada en el Plan Director de Sistemas Espaciales publicado por el ministerio de Defensa a finales de 2016. En el ámbito de la cooperación internacional, el citado Plan Director detalla que “en el caso de que las condiciones económicas y operativas lo recomendasen”, la participación de España se cir­cunscribiría “a la firma de un acuerdo bilateral con Francia”, con un porcentaje de participación “entre el 3 y el 5 por ciento”.

La constelación CSO estará integrada por un grupo de tres satélites que aportarán mejoras significativas en términos de precisión, calidad y tiempo de revisita de objetivos respecto al sistema espacial Helios 2 actualmente en servicio, cuyos dos ingenios en órbita ‒Helios 2A y Helios 2B‒ concluirán su vida operativa en el horizonte de 2020.