Pedro Sánchez tiene el viento de cola. Y lo sabe. La perspectiva de unas nuevas elecciones no le asusta. Aunque el bloque de izquierdas pierda votos, el PSOE saldría reforzado si se celebraran nuevos comicios generales, según auguran los sociólogos. Por este motivo, el presidente del Gobierno en funciones no hará grandes concesiones a Unidas Podemos y apurará las negociaciones hasta los días previos a la segunda sesión de investidura, según detallan fuentes cercanas al partido. La otra cara de la moneda es la de Iglesias, cada vez más cerca del precipicio empujado por las tensiones internas de su propio partido. Otra realidad que Sánchez conoce. Y aprovecha.
El último movimiento de los socialistas es una bomba de humo. Los de Sánchez preparan una nueva oferta para Unidas Podemos que saben que Iglesias rechazará. El PSOE enviará en los próximos días un acuerdo programático que recalca que la formación morada no entrará en el Gobierno. El documento traerá aproximadamente 300 propuestas de corte social que servirán, en caso de que Iglesias rechace previsiblemente la oferta, para reprochar a Unidas Podemos que no quieren un Gobierno progresista, sino sillones.
Fuentes cercanas al Partido Socialista aseguran que Sánchez se inclina más por celebrar nuevas elecciones que por renovar su cargo con miembros de Unidas Podemos dentro de su Ejecutivo. Sin embargo, el presidente del Gobierno en funciones y su núcleo duro quieren cuidar las formas. No quieren que los españoles señalen al PSOE como el culpable de que haya nuevos comicios generales, a pesar de que los expertos aseguran que eso ya se ha convertido en una realidad.
Los medios de comunicación se han convertido en una herramienta de presión para el PSOE. Por este motivo los mensajes de los socialistas son confusos. Por un lado, tal y como se encargó de recordar este lunes la todavía ministra de Justicia, Dolores Delgado, los de Sánchez aseguraron que Unidas Podemos es su socio prioritario. Pero por otro, se resisten a volver a ofrecer de nuevo un Gobierno de coalición. Algo que desde la formación morada esperan con ansia, puesto que la estabilidad del partido depende de ello. «¿Cual es la excusa ahora para no aceptar la coalición?», se preguntó este lunes Noelia Vera, portavoz de Unidas Podemos.
A día de hoy, y a pocas semanas de la segunda sesión de investidura, todavía no existen conversaciones formales y oficiales entre los dos partidos progresistas. Incluso el PSOE ha vuelto a dejar caer en alguna ocasión la posibilidad de que las formaciones de derechas entren en la ecuación. Pero el enroque de Albert Rivera y de Pablo Casado aleja esa posibilidad. A excepción del «delirio» de los populares (tal y como lo definió el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos) en el que le pidieron al PSOE que se abstuviera ante una coalición de derechas.
Pablo Iglesias, por su parte, sigue peleando en su particular batalla. Para el líder de Unidas Podemos, la línea roja pasa por el Ministerio de Trabajo o por el de Transición Ecológica. Y sigue empeñado en reconstruir su partido desde uno de esos sillones. Iglesias quiere llevar a cabo algunas de sus medidas estrella para que le ayuden a recuperar su liderazgo en el partido y a consolidar su formación. Pero el PSOE presionará a Unidas Podemos hasta el último momento.
El último movimiento de Iglesias gira en torno al propuesto sobre el atril del Congreso minutos antes de la votación de la primera sesión de investidura. Entonces le solicitó a Sánchez que le cediera las competencias activas de empleo (que no el Ministerio de Trabajo). Una demanda que mantiene: «Habría Gobierno en horas», ha comentado este jueves el líder de la formación morada. A pesar de que estudia aceptar la última oferta que el PSOE le hizo al líder de Unidas Podemos, de tres ministerios y una vicepresidencia social.
Sin embargo, no son muchas las voces dentro del PSOE las que pondrían la mano en el fuego porque el presidente del Gobierno en funciones mantenga dicha oferta. Ahora, los planes del líder socialista han cambiado. Y prefiere arriesgarse a unas nuevas elecciones generales que sentar a tres miembros de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros. El único escollo para el partido de la rosa es la apariencia. Que no se note.