Se veía venir. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, se huele la tostada. El que fue presidente de la autonomía de rebote y dio un salto del Partido Popular a Ciudadanos quiere más y aspira a tumbar a Aguado al frente de la formación naranja. Sin embargo, sus movimientos no han sido precisamente desapercibidos para el líder del partido y este ha tomado medidas. Desde ahora, cualquier presentación o tanto que pretenda apuntarse el consejero de Transportes, Ángel Garrido, pasará por el vicepresidente. Y si hay que salir en la foto de una inauguración, el mérito se lo llevará Aguado, tal y como ha quedado demostrado en el evento de apertura de la nueva línea de Metro, donde inexplicablemente Aguado se presentó para chupar cámara.
No es una estrategia brillante por parte del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, pero al menos así evita que Garrido tenga una sobreexposición mediática de cara a los madrileños y se apunte méritos. Llamó la atención de muchos dentro de la administración que cuando la Consejería de Transportes iba a presentar la conocida como «diagonal» de Madrid, que son 33,5 kilómetros de línea de metro que conectarán el suroeste y el nordeste de la capital, Aguado se pusiera delante de Garrido de una forma tan burda que parecía que quería quitarle el protagonismo.
Hoy presentamos el proyecto más importante de @metro_madrid en los últimos 15 años: la “Diagonal” de Madrid.
🔴 33,5 kilómetros de metro que conectarán el suroeste y el nordeste de Madrid, desde Cuatro Vientos hasta Valdebebas.#VamosMadrid pic.twitter.com/J5fw9D2vTZ
— Ignacio Aguado (@ignacioaguado) November 30, 2020
Es cierto que esta obra es uno de los grandes éxitos de la administración de Garrido, pero tras conocer que este consejero tenía aspiraciones que excedían las de su propia área de trabajo, Aguado se ha puesto manos a la obra. El consejo que le han dado desde su equipo es que anule al exdirigente del PP a golpe de pisarle la foto. Dejando tras de sí imágenes como las que se dieron en la presentación. Un Aguado orgulloso de asumir el trabajo de sus consejeros. Al menos de aquellos que le dan problemas.
Todo esto viene de atrás. En el momento que Garrido fichó como jefe de gabinete a un redactor jefe de El Mundo, saltaron las alarmas. Las asociaciones de ideas no se dejaron esperar lo más mínimo y en seguida el equipo de Aguado ató cabos para y dedujo que Garrido no tenía intención de quedarse donde está, sino que había olido sangre y quería tumbar al vicepresidente para ser el candidato a las próximas elecciones autonómicas como cabeza de lista de Ciudadanos.
Es vox pópuli en la Comunidad que Garrido quiere más. Vino de ser presidente de Madrid para ser la estrella de Ciudadanos y se ha dado con un muro de irrelevancia política construido por Aguado. El problema es que el equipo de Aguado no lo eligió él en su mayoría, sino que quien tomó la decisión de qué cargos ocuparía quién fue Albert Rivera, expresidente de Ciudadanos. Ahora Aguado traga con estos nombramientos a sabiendas de que no le respetan y se dedica a hacer lo que buenamente puede para evitar caer desde la altura.
Queda mucha legislatura por delante, mucho desgaste y sobretodo mucho tiempo para hacer que Aguado no sea el candidato ideal de Ciudadanos. Todos lo saben y, sobretodo, dentro de la formación naranja es difícil encontrar a algún dirigente del partido que hable bien del vicepresidente de la Comunidad. Con todo esto a favor, Garrido afila los cuchillos mientras Aguado intenta evitarlo pisándole las fotos.