El escenario de unas nuevas elecciones generales se aproxima por momentos. Las negociaciones entre el PSOE y Unidas Podemos están rotas. Y los españoles ya se plantean acudir el próximo 10 de noviembre a una nueva cita con las urnas. Las encuestas coinciden en que el PSOE saldría reforzado tras unos nuevos comicios. Tanto, que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, embriagado por el CIS de Tezanos, quiere presentarse a unas nuevas elecciones. El único inconveniente será, según los expertos, que la victoria de los socialistas se verá condicionada por una pérdida de votos del bloque de izquierda.
La izquierda se abstendrá más en las próximas elecciones. Todas las encuestas coinciden en estos datos. Sin embargo, la peculiaridad de unos hipotéticos nuevos comicios, según los expertos consultados por MONCLOA.COM, es que el PSOE saldrá reforzado de esa derrota general de la izquierda. Fuentes cercanas a los socialistas aseguran que Pedro Sánchez quiere elecciones. Pero lo que advierten los sociólogos encuestados es que esa victoria es un arma de doble filo, ya que el presidente vería reducidos unos apoyos más que necesarios para renovar su cargo.
Unidas Podemos sería uno de los partidos más perjudicados de las nuevas elecciones. Muchos de sus votantes se marcharían junto a Sánchez y serían responsables del nuevo equilibrio de poderes. Al igual que haría parte del electorado de Ciudadanos. La clave de este nuevo reparto de diputados reside en que, a pesar de que el bloque de izquierda pierda votos en su conjunto, la presencia parlamentaria del PSOE se reforzaría. Y fortalecería, de paso, el peso de Sánchez en unas nuevas negociaciones.
El presidente del Gobierno en funciones sabe que dependerá de Unidas Podemos para ser investido presidente. Fuentes cercanas al PSOE aseguran que Sánchez, a pesar de haber intentado conseguir el apoyo de Ciudadanos, es consciente de que necesitará a Pablo Iglesias para ser investido. Pero lo que el líder socialista quiere es gobernar en solitario para asegurarse un Ejecutivo estable. Sin altibajos protagonizados por los miembros de Podemos.
Otra de las contradicciones de unos nuevos comicios versa sobre la culpabilidad. Los españoles no quieren nuevas elecciones. Aprecian este sistema de gobierno como el mejor que ha tenido España en su historia, según relatan los sociólogos, pero culpan a los políticos de su mal funcionamiento. Para los ciudadanos, si se celebran nuevas elecciones, el principal culpable de las mismas sería el PSOE, según las reflejan algunas encuestas. A pesar de ello, los de Sánchez verían cómo el número de diputados aumentaría «casi con toda probabilidad», según los expertos encuestados.
La desafección de los españoles es con los políticos, no con el sistema. Esto no llevaría a una abstención masiva. La participación en las últimas elecciones fue elevada (la quinta más alta), pero la abstención que se cierne sobre unos hipotéticos nuevos comicios no es tan grande como muchos medios auguran, según detallan los sociólogos. Lo más probable es que la participación de dichas elecciones generales de este otoño se mantuviera en la media. Pero sería menor que en las de abril.
Aún así, los expertos insisten en un tema fundamental. Todas las encuestas que se realizan en base al concepto de una nueva cita con las urnas no son fiables. Porque se basan en la premisa de que se celebrará algo que los encuestados no contemplan con certeza. Cuando el panorama electoral español se repartía entre dos bloques ideológicos representados por dos partidos, este tipo de sondeos era algo más fiable. Sin embargo, ahora hay seis grandes opciones electorales. Y las diferencias políticas entre los partidos que concurren a los comicios son pequeñas. Por lo que el trasvase de votos es difícil de percibir en las encuestas.
Aún así, los sondeos marcan tendencias. Y la tendencia principal es que el PSOE se verá en la misma situación en la que está ahora si se celebran nuevas elecciones. La única diferencia residirá en un puñado (pequeño) de diputados. Unidas Podemos perderá y el PSOE ganará, pero la necesidad será exactamente la misma. Todo ello con el fantasma del Partido Popular detrás, que amenaza con resurgir con fuerza y recuperar un electorado que perdió en los comicios anteriores.