Los esfuerzos de Pablo Iglesias por mantener unido al partido cada vez obtienen menos resultados. Queda poco más de un mes para la segunda sesión de investidura de Pedro Sánchez y Unidas Podemos se rompe por segundos. Uno de los sectores con más fuerza de la formación, los anticapitalistas de Andalucía (liderados por el alcalde de Cádiz, José María González, y la líder de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez), han publicado en un documento su intención de marcharse del partido de Iglesias para crear uno nuevo este otoño junto al sector «posterrejonista».
El liderazgo de Iglesias no pasa por su mejor momento. La escisión del sector errejonista y el nacimiento de Más Madrid como alternativa de izquierdas fue el primero de los muchos golpes que recibiría a lo largo del año el secretario general de Podemos. Los anticapitalistas andaluces nunca han ocultado sus discrepancias con la directiva de la formación morada. Pero ahora han dado un paso más al publicar un documento al que ha tenido acceso El Mundo en el que establecen una hoja de ruta que prevé abandonar Unidas Podemos este otoño.
«Nuestra hipótesis es la de crear un sujeto político propio y amplio en Andalucía que hegemonizaríamos nosotras pero que compartiríamos con otras corrientes con las que tenemos diferencias estratégicas. Trataríamos de buscar una alianza para el proceso principalmente con el sector post Errejonista con cierto peso en Málaga y Sevilla», destaca el documento de los anticapitalistas.
El núcleo duro de Iglesias es consciente de la debacle que afronta su partido. Fuentes cercanas al partido confirman que la estrategia del secretario general era simple. Conseguir, al menos, una vicepresidencia y el Ministerio de Trabajo para hacer política y demostrar a su potencial electorado que son un partido fiable y con capacidad de gestión. A través de la codiciada cartera de Trabajo, Iglesias pretende poner en marcha dos de sus medidas estrella: subir el salario mínimo a 1.200 euros y establecer la jornada de 34 horas semanales.
Los anticapitalistas no han compartido en ningún momento la estrategia del líder de Unidas Podemos. Para los de Teresa Rodríguez, que el partido de Iglesias entrara en el Gobierno junto al PSOE era una mala idea, ya que ataba de pies y manos a la formación, según sus propias consideraciones. Tanto es así, que los anticapitalistas pidieron expresamente a Pablo Iglesias que no entrara en un Ejecutivo de coalición porque no era positivo «atarse de pies y manos a un partido que ha demostrado que lo que realmente hace es descafeinar los deseos de cambio populares», según destacó en julio el sector en un comunicado.
A principios de octubre, los anticapitalistas prevén celebrar una conferencia política a la que se llevará la propuesta para la creación del nuevo partido de ámbito autonómico. Y su ejemplo a seguir es Más Madrid. «Sería una operación parecida a Más Madrid pero desde la dirección tratando de hegemonizar y desde posiciones de ruptura y no de adaptación», dicen en el documento.
El objetivo de los anticapitalistas es el de «convertir a Podemos Andalucía en un sujeto independiente de Podemos, que participa en Adelante Andalucía y que se confedera con los demás actores estatales», tal y como relata el documento. A lo que también añaden que las razones por las que quieren romper con el partido de Pablo Iglesias es porque no quieren «cogobiernos con el PSOE», razón por la que buscan una «línea política clara de ruptura con el régimen». En definitiva, «conseguir autonomía organizativa e independencia política» y desvincularse por completo de la directiva de Unidas Podemos.
Al mismo tiempo, otro sector importante dentro de Unidas Podemos ejerce presión en otro sentido. Izquierda Unida quiere y necesita entrar en el Gobierno para estabilizar su situación económica. Desde un principio, aceptaron todas las propuestas que los socialistas hicieron a los de Iglesias. Desde cargos intermedios a un acuerdo programático. Y la decisión del secretario general de Podemos de rechazar la propuesta del PSOE de tres ministerios y una vicepresidencia no gustó en IU. Hasta el extremo de que los de Alberto Garzón rompieron la disciplina de voto en la primera sesión de investidura.
Entre tanto, las negociaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de cara a la investidura están suspendidas. El presidente del Gobierno ha ofrecido a los de Iglesias un acuerdo programático, ya que la idea de formar un Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos está fuera de la mesa, según aseguran fuentes cercanas al PSOE. Al mismo tiempo, Sánchez también ha tanteado tanto al PP como a Ciudadanos. Todo para lograr su objetivo de formar un Gobierno en solitario.
Pero ni el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ni el líder del PP, Pablo Casado, se han mostrado proclives a apoyar un Gobierno de Sánchez. Los de Casado lanzaron un globo sonda este mes de agosto que no era más que un modo de desestabilizar al PSOE: declararon que apoyarían la candidatura de otro miembro socialista, como la del todavía ministro de Exteriores en funciones, Josep Borrell. Pero fuentes cercanas al Partido Popular confirman que incluso ellos eran conscientes de que nunca apoyarían tal medida. Por tanto, el PSOE, a pesar de buscar alternativas, sigue dependiendo del que todavía afirman es su socio preferente: Unidas Podemos, a pesar de que el partido se rompa por momentos.