Trenes obsoletos, malas infraestructuras y carencias de personal, pero en Renfe lo importante es enseñar liderazgo a sus directivos. La empresa pública está dispuesta a invertir 940.000 euros en cursos de competencias y habilidades dedicados a altos cargos. La oferta tan solo lleva un par de días publicada y todavía no cuenta con un adjudicatario que quiera hacerse cargo de ella.
Los cursos estarán divididos en tres: Desarrollo Empresarial, Ejecutivo y Directivo. Su objetivo será “dotar a los participantes de las competencias, experiencias y herramientas más actuales del ámbito empresarial”. Los trabajadores que se beneficiarán de estos programas de formación son 484. Un reducido número si se tiene en cuenta que la compañía cuenta con cerca de 14.000 empleados, según fuentes sindicales.
LA CASTIGADA PLANTILLA DE RENFE
A pesar de que la inversión en formación es siempre una buena noticia, se ha hecho en un momento complicado para la empresa. El sector federal ferroviario de CGT recibe esta oferta con sorpresa. Para ellos es una muestra de que “los intereses de Renfe poco o nada tienen que ver con los intereses de los trabajadores y usuarios”. La licitación ha coincidido con la huelga convocada por los trabajadores de Renfe. Su principal reivindicación es la ampliación de la plantilla, que ha ido mermando en los últimos años.
El sindicato denuncia que Renfe no está cumpliendo con la reducción de jornada del sector público recogida en los Presupuestos Generales del Estado de 2018. El principal motivo por el que no se está llevando a cabo la premisa es porque no hay trabajadores. Para poder acortar los horarios sería necesario incorporar alrededor de 1.190 empleados.
El sindicato afirma que la implantación de esta ley tiene por finalidad fomentar la contratación, sobre todo, de gente joven. Actualmente la plantilla de Renfe está envejecida. La edad media de los trabajadores ronda los 54 años. CGT sostiene que en los últimos 10 años las ofertas de empleo público para el ente “han sido ridículas”.
En lugar de incorporar nuevos profesionales, “se han externalizado” parte de los servicios y “trabajos que antes hacían entre tres personas ahora lo hace solo una”, critican desde el sindicato. Dentro de la compañía, los sectores que más han sufrido son el comercial (vendedores de taquilla, atención al público, etc.) y los especialistas de taller.
MALA CALIDAD DE LOS SERVICIOS
La reducción de los empleados afecta directamente a la calidad del servicio. El cliente paga por unas condiciones que a menudo no se dan. La impuntualidad, por ejemplo, es una tónica frecuente. Llegar a la hora prevista se ha convertido en un lujo. Y da igual si eso no sucede, el importe del billete sigue siendo el mismo. Solo se devuelve la cantidad pagada si el retraso es superior a los 60 minutos.
La situación se agrava en los trenes cercanías. En Madrid el escenario es cada vez más insostenible. El tiempo estimado de llegada hay que ampliarlo por dos. Un trayecto de 15 minutos finalmente se hace en 30. La frecuencia también genera malestar en los usuarios. Si pierdes un tren no sabes cuándo pasará el siguiente: si en 5 o 10 minutos. Y en verano, con el periodo vacacional, la cosa empeora.
Según CGT, estos retrasos se deben al mal estado de las infraestructuras. No hay suficientes trabajadores para cubrir todas las demandas que requiere un buen mantenimiento. Las vías y trenes necesitan un seguimiento diario para poder ofrecer el servicio de la manera más óptima posible.
UN PROBLEMA EN LAS INFRAESTRUCTURAS
Sin embargo, esto no está pasando. Cada vez hay menos profesionales en los talleres y eso afecta directamente a la salud del sistema ferroviario. Desde el sindicato denuncian que hay vehículos que salen desde su destino “con averías”. Eso sí, “nunca se pone en peligro la vida de los pasajeros”. Las incidencias más frecuentes pueden ser un aire acondicionado roto o similares. Un problema que cada vez ocurre con más frecuencia y del que tampoco se libran los trenes AVE.
Además de la falta de personal, la dejadez de las infraestructuras parece estar provocada por la poca financiación. Fuentes sindicales aseguran que no se está invirtiendo el dinero que los Presupuestos Generales del Estado destinan a mejorar el sistema. Un monto que, según denuncian representantes de los trabajadores, acaba desviándose a la implantación del AVE.
CGT reclama a Renfe que se siente a negociar una mejora de las condiciones. Piden que no tomen las decisiones unilateralmente, como denuncian que “se ha hecho hasta ahora”, y exigen una solución real al conflicto. De momento, el sindicato ya ha convocado dos huelgas, el día 15 y 31 de julio, y hay previstas otras tres jornadas: el 14 de agosto, 30 de agosto y 1 de septiembre. El parón de ayer ha afectado a 707 trenes.