El ‘president’ de la Generalitat, Ximo Puig, ha reivindicado este jueves el legado del profesor universitario y político Ernest Lluch, cuando se cumplen 20 años de su asesinato por ETA, y la vigencia de su defensa de una sanidad pública universal y de la palabra como herramienta fundamental para el progreso de la sociedad a través de la acción política.
«En estos tiempos abocados a las alianzas necesitamos constructores de puentes como Ernest, no obreros que alcen muros», ha proclamado en el acto ‘Vint anys sense Ernest Lluch’, celebrado en la Facultat d’Economia de la Universitat de València (UV), institución en la que enseñó y de la que fue catedrático de Economía.
El homenaje ha contado con la hija del profesor asesinado, Rosa Lluch; la rectora de la UV, Mavi Mestre, y el decano de la Facultat d’Economía, José Manuel Pastor, informa la Generalitat en un comunicado.
Puig ha recordado que Lluch fue el padre político de la ley que universalizó la sanidad en España, en su etapa como ministro, y ha destacado que la mirada que legó «era clara: ninguna sociedad puede obtener un bienestar social sin una sanidad pública universal y de calidad», como se ha evidenciado en la emergencia sanitaria.
«La salud tiene un coste, pero no tiene precio» es una frase de Ernest que ha utilizado para defender que las instituciones están obligadas a corresponder con la entrega de los sanitarios, con una mejor atención primaria y la creación de un centro estatal de salud pública.
Más allá de la sanidad, el también líder del PSPV ha defendido la palabra como guía de la política que caracterizó al político asesinado: «Esa era la ‘vía Lluch’. Muchas veces se han recordado aquellas palabras suyas al mundo abertzale en los momentos más duros: ‘Gritad, gritad, porque, mientras gritáis, no mataréis'».
«La memoria democrática obliga a recordar su figura junto a todas las víctimas del terrorismo etarra, siempre desde la firmeza democrática y desde una mirada al pasado que nos enseñe las lecciones necesarias para encarar el futuro».
Bajo este prisma, Puig ha aventurado que el exministro coincidiría con «la mirada de una España real que supere a la España oficial, política y mediática: Esa ‘España de Españas’ como a él le gustaba decir».
Ernest, ha recordado, «no era de callar, ni tampoco de chillar: era de hablar y de atreverse a pensar, siempre huyendo de dogmas y dispuesto a corregir lo que no funciona. Esta reflexión, a su juicio, se puede dirigir «a los políticos de hoy y a las trincheras mentales que algunos insisten en mantener».