Los presidentes de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea han enviado «un mensaje de esperanza y un llamamiento a la solidaridad» a las instituciones europeas y a los Estados miembros en esta crisis del Covid-19 en el que piden que se garantice la libertad de culto durante la pandemia y que «la vacuna contra la Covid-19, cuando esté disponible, debe ser accesible a todos, especialmente a los pobres».
Los prelados reafirman su «compromiso con la construcción de una Europa que ha traído la paz y la prosperidad» y «con sus valores fundacionales de solidaridad, libertad, inviolabilidad de la dignidad humana, democracia, Estado de derecho, igualdad y defensa y promoción de los derechos humanos».
«Los Padres Fundadores de la Unión Europea estaban convencidos de que Europa se forjaría en la crisis. Con nuestra fe cristiana en el Cristo Resucitado tenemos la esperanza de que Dios puede convertir todo lo que sucede en algo bueno, incluso aquellas cosas que no comprendemos y que parecerían malas», subrayan.
Según precisan, la pandemia que ha «azotado» al mundo en estos últimos meses «ha sacudido muchas de las seguridades anteriores y ha revelado la vulnerabilidad e interconexión».
«Los países europeos respondieron al inicio con miedo, cerrando las fronteras nacionales y exteriores, algunos incluso negándose a compartir entre sí los muy necesarios suministros médicos», recuerdan, añadiendo que después «la Unión Europea comenzó a responder de forma conjunta a esta dramática situación».
En la reconstrucción, los obispos instan a «replantear y reestructurar el actual modelo de globalización garantizando el respeto al medioambiente, la apertura a la vida, la importancia de la familia, la igualdad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras».
También piden el incremento de la ayuda humanitaria y la cooperación para el desarrollo, y la reorientación de los gastos militares hacia los servicios sanitarios y sociales. Asimismo, reclaman extender «urgentemente» la solidaridad «a los refugiados que viven en condiciones inhumanas en los campos y están seriamente amenazados por el virus».
«El Pacto sobre la Migración y el Asilo presentado por la Comisión Europea puede considerarse como un paso hacia el establecimiento de una política europea común y justa en materia de migración y asilo, que debe evaluarse cuidadosamente», señalan.
Sobre la libertad de culto, subrayan que es «un elemento crucial» que los creyentes tengan «la libertad de reunirse para ejercer su libertad de culto, respetando plenamente los requisitos sanitarios». Por ello, declaran su buena voluntad de mantener el diálogo entre los Estados y las autoridades eclesiásticas «para encontrar la mejor manera de conciliar el respeto de las medidas necesarias y la libertad de religión y de culto».