Los que ya tenemos canas, y vivimos el nacimiento de los teléfonos móviles, sabemos perfectamente lo que fue la tarjeta SIM. Era ese trocito electrónico que era básico para que nuestro móvil funcionara. Llegábamos incluso a sacarla cuando el terminal se bloqueaba por si era la causante del no funcionamiento. Pero lo tiempos cambian, y lo virtual toma el mando de todo. Y en el caso de estas tarjetas han dado paso a la SIM Virtual, o lo que es lo mismo, la eSIM.
Hay que recordar que este tipo de tarjetas sirven para hacer funcionar al smartphone. Ahí va metido todo. Y hace años era esencial para el funcionamiento. Hasta el punto de que cuando te cambiabas de operadora de telefonía tenías que intercambiarla, e incluso tener el móvil apagado durante una noche. Pero eran otros tiempos y ahora llega la vida virtual.
Qué es la tarjeta SIM
Una tarjeta SIM, que por cierto es el acrónimo en inglés de Subscriber Identity Module es una tarjeta inteligente desmontable usada en teléfonos móviles. Las tarjetas almacenan de forma segura la clave de servicio usada para identificarse ante la red, de forma que sea posible cambiar la suscripción del cliente de un terminal a otro simplemente cambiando la tarjeta.
El uso de la tarjeta SIM es obligatorio en las redes GSM. Sin embargo, en los últimos años la tarjeta SIM física ha dado paso a la virtual. Es decir, que ya no tenderemos que llevarla insertada en el teléfono y no nos tenemos que preocupar si se pierde. Y es que estamos seguros que más de uno se ha llevado un buen tiempo buscándola por su casa.
Formatos de las tarjetas SIM
Las tarjetas SIM están disponibles en cuatro tamaños. El primero es similar al de una tarjeta de crédito, aunque ya casi ha desaparecido. El segundo y más popular mide 25 × 15 × 0,76 mm. El tercero, conocido como micro-SIM, tiene unas dimensiones de 15 × 12 × 0.76 mm y el último y más reciente, la nano-SIM,1 sus medidas son de 12.3 × 8.8 × 0.7 mm, un 40 % más pequeña que una micro-SIM.
Sin embargo, con la llegada del mundo virtual, ya tenemos aquí la eSIM. Un chip no reemplazable en un empaquetado que puede estar soldada directamente a la placa base de un dispositivo. Tienen la capacidad de ser utilizadas en aplicaciones máquina a máquina así como de aprovisionamiento de SIM remota.
El nacimiento de la eSim
El mundo acelera y todos nos subimos al mundo virtual. Solo hay que ver las gafas o como Facebook hace eventos virtuales. Por eso, también ha llegado el nacimiento de la tarjeta SIM virtual. Denominada eSIM. La versión virtual y una evolución de las clásicas SIM de datos.
Como te hemos dicho, es un chip que está preinstalado en un móvil y que permite usar varios números de teléfono o cambiar de operador al momento. La eSIM, siglas de embedded SIM o SIM integrada, es un chip hasta un 90 % más pequeño que la Nano-SIM, la modalidad más reducida.
¿Por qué nació?
En esta sociedad tendemos a lo pequeño, solo hay que ver cómo eran los teléfonos móviles hace años y cómo son ahora. Por este motivo, también la tarjeta SIM tuvo que amoldarse a los nuevos tiempos. Como las tarjetas ya no pueden reducir más su tamaño, pues llegó la tarjeta virtual o eSIM. Un chip del propio terminal que hace la misma función, pero que no se cambia al cambiar de operador.
La eSIM nació en febrero de 2016 con la intención de revolucionar el sector de las telecomunicaciones y lentamente, pero lo ha logrado. La eSIM nos permite olvidarnos de cosas como la Multi-SIM o de cambiar la tarjeta en caso de portabilidad. Todo más sencillo y desde un menú del propio teléfono móvil.
Qué tiene
Su manera de actuar es sencilla. El chip integrado que lleva un móvil compatible con eSIM es más pequeño que una nanoSIM y permite utilizar hasta 20 «perfiles eSIM», con sus 20 números de teléfono y planes de datos distintos.
Las eSims no solo pueden encontrarse en teléfonos móviles. También la llevan los distintos dispositivos tanto wearables como para electrodomésticos, coches u otros gadgets que se mantengan conectados a Internet en todo momento. Esta tarjeta hubiera venido muy bien a Pablo Iglesias para no estar metido en el caso Dina.
Configuración de la eSIM
Y una vez que ya la tenemos es el momento de configurar la eSIM. Es muy sencilla y se puede realizar en tu propia casa. Es tan sencillo como hacer un selfie, solo tienes que dirigir la cámara del teléfono hacia un código de barras bidimensional (o código BIDI) proporcionado por la operadora para que el teléfono capture la configuración que se transferirá a la eSIM.
Luego depende de si eres usuario de Android o iOS. El proceso de configuración de la tarjeta virtual continua con la elección de elegir si la eSIM se utilizará para llamadas y datos o solo para datos, y elegir también si la tarjeta eSIM funcionará como línea única o junto con otra línea.
Vale la eSIM en todos los móviles
Muchos usuarios se preguntan si este tipo de tarjetas virtuales valen para todos los móviles. Pues bien, desde 2018 todos los Apple valen y la mayoría de los gama alta de Android. Aunque hay muchas páginas donde puedes ver la actualización. Además, casi todos los operadores en España ofrecen eSIM, pero no todos no todos permiten usar cualquier dispositivo compatible.
El coste para el usuario de una eSIM es muy reducido, por lo que normalmente solicitarla es gratis. Aunque lo mejor es mirar si es compatible para no llevarte una sorpresa.
Ventajas de la eSIM
Nos despedimos con las ventajas que tienen estas tarjetas virtuales. Son unas cuantas. Es ecológico porque es la manera de decir adiós al plástico. Además, ahora cambiar de tarifa y de compañía será más sencillo. Adiós a esas largas esperas escuchando la canción de turno de la operadora.
Como la información que almacenas en tu eSIM también se guarda en una nube, recuperar tus datos será mucho más fácil. Por último, podrás viajar y mantenerte conectado porque sirven para todos los países.