La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, pierde apoyos dentro del partido. Albert Rivera, el mismo que aseguró que no se iba a dedicar a la política, ha vuelto al escenario para criticar la actitud de Arrimadas de cara a los próximos Presupuestos Generales del Estado. Parece no haber entendido bien la posición de la candidata naranja, pues ella no ha cambiado de posición política al establecer sus líneas rojas. Sin embargo, Rivera ha visto oportuno dar unas clases a Arrimadas a pesar de haber hundido el partido que presidía en cuestión de seis meses. Por lo pronto, el trabajo de Arrimadas ha conseguido aupar un poco las expectativas del partido que tan hundidas había dejado Rivera; y las últimas encuestas, como la realizada por el barómetro sociopolítico de DYM para 20 minutos, acreditan que el carácter más dialogante de Arrimadas refuerza tímidamente el partido con un ascenso de casi dos puntos en intención de voto. Lo malo, que los ‘hooligans’ de Rivera ya maniobran para tumbar a la candidata, a la que no tienen muy claro qué es lo que no le perdonan.
El revuelo viene causado por los Presupuestos Generales del Estado. Arrimadas se ha mostrado abierta a llegar a tratos con el PSOE a cambio de concesiones. Sin embargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha echado en brazos de los independentistas catalanes y vascos (PNV y EH Bildu) y está dispuesto a eliminar el español como lengua vehicular en España a través de la conocida como Ley Celaá, de educación. Esta decisión que tanto ha irritado a la derecha ha llevado a Juan Carlos Girauta y Albert Rivera a echar espuma por la boca al hacer una curiosa asociación: si Arrimadas está abierta a pactar los presupuestos con Sánchez, está dispuesta a tragar con semejantes medidas que atentan contra el país. Y esto ha sido suficiente para despertar una conjura en Ciudadanos para acabar con la candidata.
Da igual que Arrimadas haya establecido una línea roja con Sánchez en esta cuestión y que haya asegurado que si eliminan el español como lengua vehicular en España no apoyará los Presupuestos bajo ningún concepto. Girauta y Rivera no perdonan que la presidenta haya mantenido conversaciones con el PSOE. Y solo eso ha sido suficiente para que el expresidente de la formación naranja abandonara su retiro espiritual y lucrativo para condicionar al ala más conservadora del partido y avivar los fuegos de quienes quieren a un candidato más de derechas. Quizá igual que Pablo Casado. O, por qué no, como Vox.
Esta encuesta de DYM, publicada hace dos semanas, apuntaba a que el carácter pactista de Arrimadas es positivo para el partido. Según los datos, Ciudadanos pasaría de los diez diputados que tiene actualmente a nada menos que entre 13 y 16. No es que vayan a romper el porcentaje de voto, pero al menos sí que es un comienzo. Lo que quedó claro es que el intento de Rivera de imitar al PP en todo lo que hacía para ocupar su espacio político fue la ruina de la formación naranja.
«Sería muy injusto que yo, que nunca admití tutelas, ejerciera de Pepito Grillo de Inés», ha comentado Rivera. Para luego hacer exactamente eso. «Uno puede ser laxo, uno puede tener cintura, pero tiene que tener dignidad», dijo el expresidente de Ciudadanos este jueves en la presentación de su libro en Zaragoza. «Y creo que la dignidad en la vida cuando la pierdes, eso ya no se recupera. Sinceramente, veo todo lo que pasa y digo: ay, por Dios, menos mal que dimití, porque si tengo que aguantar todo esto, tengo que ir escoltado, pero frente a mis votantes», aseguró. Y ya encendida la mecha, viene la explosión.
Girauta, que ya se ha ganado el puesto de exdirigente más a la derecha de Ciudadanos, también le lanzó un dardo a la presidenta de la formación naranja después de escuchar lo que, a su juicio, es un despropósito digno de los que quieren romper España. “Aquí tienen una mano tendida hasta el final. Jamás podrán decir que no tenían otra opción», dijo Arrimadas. Y Girauta le contestó en su línea: «Qué vergüenza ajena». Pero mientras las encuestas apoyen a la candidata, poco tiene que añadir el exdirigente de la formación.