La ambición del Consejero de Transportes, Ángel Garrido, no se quedará en la parada en la que está. El que fue presidente de la Comunidad de Madrid quiere más y ahora se prepara para ser el candidato de Ciudadanos en las próximas elecciones, aunque desde su entorno tampoco descartan la posibilidad de que el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, caiga antes de tiempo. Lo cierto es que Garrido está preparando el terreno y se está rodeando de un equipo lo suficientemente potente y contrastado como para ocupar el puesto de Aguado, prueba de ello es el fichaje de Ferrán Boiza, hasta ahora redactor jefe de Madrid en el diario El Mundo, como jefe de Gabinete. El consejero de Transportes quiere más y todo su entorno político lo sabe, incluido Aguado, a quien no le quedan apenas amigos ni en la Comunidad de Madrid ni en el partido.
El poco instinto político de Aguado le ha dejado solo. No tiene apenas apoyos dentro del partido. La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, no tiene una relación buena con él, pero es que tampoco los consejeros de origen naranja de la Comunidad de Madrid tienen una amistad decente con el vicepresidente. Está solo, y sus enemigos políticos, al menos los que tiene dentro de Ciudadanos, lo saben perfectamente. No es casual que Garrido mueva ficha de una forma discreta a tres años de las próximas elecciones, las de 2023. Estas cosas se preparan con tiempo y con calma y considera que Aguado tiene los días políticos contados.
El fichaje del redactor jefe de El Mundo fue un golpe de efecto. Garrido pisa fuerte y nadie se creía dentro de la formación naranja que se fuera a conformar con ser consejero de Transportes. Fue presidente de la Comunidad de Madrid de rebote y ahora quiere serlo por otra vía. Si dejó el Partido Popular a pesar de su agitada relación con la presidenta Isabel Díaz Ayuso fue para buscar nuevos horizontes políticos. Y ahora ha visto la oportunidad de, al menos, ser vicepresidente de una de las autonomías más importantes de España y no la piensa desaprovechar.
En el partido es vox pópuli que Garrido quiere más. Los consejeros e incluso parte del Partido Popular saben que el consejero de Transportes es un digno sustituto de Aguado por su perseverancia y porque el vicepresidente pierde apoyos por días. El consejero ha olido sangre. Y no soltará a su presa hasta que consiga su objetivo. Lo que está por ver es la reacción de Aguado y cómo intentará neutralizar la amenaza y permanecer en el poder a pesar de no tener apoyos. El intento de absorber las competencias de la Consejería de Cultura y acabar con la «posible» amenaza que Aguado interpretaba que era Marta Rivera de la Cruz parece haberse abortado. Pero a Garrido le esperará contestación, sino, al tiempo.
Muchos de los consejeros de Ciudadanos que ahora forman el equipo de Aguado no los nombró el vicepresidente de la Comunidad de Madrid. La mayoría fueron imposiciones desde arriba, de Albert Rivera, quien entonces ocupaba la presidencia de la formación. Esto significa que no son de la confianza de Aguado y que muchos de ellos se han convertido en consejeros con más lealtad a sí mismos que al quien figura como cabeza de lista en las elecciones. Y este es el caso del consejero de Transportes, Ángel Garrido.
Por el momento, quedan tres años por delante y por mucho que la comidilla de la Comunidad de Madrid sea que Garrido ha fichado al redactor jefe de El Mundo para preparar el terreno para asaltar el liderazgo del partido en la región, aún no está todo dicho. La lideresa del partido, Inés Arrimadas, tiene mucho que decir en esta decisión, pero parece que Aguado tiene los días contados haga lo que haga. Al menos es la sensación que se desprende desde la sede de Ciudadanos y desde el entorno de Arrimadas. No es un candidato ganador.