El Festival de Otoño de Madrid cuenta desde hoy y hasta el 15 de noviembre con el estreno de ‘Toná’, la obra de La Phármaco en el Teatro de La Abadía que recupera el folclore y la memoria colectiva «contra un sistema que destierra y niega la enfermedad, la vejez y la muerte», según han informado los organizadores en un comunicado.
El último espectáculo de Arcas surge, en palabras de la bailarina y coreógrafa, de «los viajes a Málaga para visitar a mi padre, bastante enfermo».
«En su casa, donde me crié, me reencontré con referencias, iconos y símbolos que tenía casi olvidados. Recordé anécdotas y miedos, reconectando con el folclore de mi infancia. Quería bailar un sentimiento que es propio de ese folclore: la muerte como celebración de la vida, la fiesta y la catarsis individual y colectiva», ha apuntado.
Otras dos mujeres malagueñas han acompañado a Luz Arcas en el proceso creativo, la violinista y compositora Luz Prado y la fotógrafa Virginia Rota.
La pieza recoge referencias como la procesión por el mar de la Virgen del Carmen, o la alusión a Trinidad Huertas, La Cuenca, una bailaora del siglo XIX que se hizo famosa con un número en el que representaba a una torera y que le dio el sobrenombre de ‘La Valiente’.
‘Toná’ recoge también «los símbolos, las supersticiones, los prejuicios, el paganismo y los mitos». Arcas ha afirmado que la memoria colectiva y los imaginarios populares son «cruciales porque nos acogen y nos salvan del individualismo invitándonos a elaborar un relato compartido».
Tras obras como ‘Bekristen’, en la que se mostraba la «violencia radical» del neoliberalismo y ‘Una gran emoción política’, sobre la figura de María Teresa León, la guerra civil y la memoria, Luz Arcas continúa cincelando en ‘Toná’ su «particular» lenguaje escénico.