La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) calcula, en una primera valoración de urgencia, que la gota fría ha causado en sus primeras 24 horas daños de gravedad en una superficie superior a 800 hectáreas de cultivo en la Comunitat, así como destrozos en infraestructuras agrarias.
La zona más afectada por el temporal de agua, viento y pedrisco es el triángulo formado por Sollana, Almussafes y Benifaió (entre las comarcas de La Ribera Baixa y Alta de Valencia), donde hay campos de caquis, hortalizas y cítricos con un grado de afección que alcanza hasta el 100% de la cosecha.
Este fenómeno, que llega en plena campaña de recolección, da por perdida la temporada para los agricultores más afectados, alerta la organización agraria en un comunicado.
Otro punto castigado por la tormenta es El Perelló (en el término valenciano de Sueca), cuyos invernaderos han sufrido la rotura de plásticos y mantienen hortalizas de temporada totalmente cubiertas por el nivel del agua. Estos daños se suman a los de la DANA de septiembre de 2019 y el temporal ‘Gloria’ el pasado mes de enero.
La acumulación de precipitaciones en pocas horas de la madrugada también ha ocasionado inundaciones en otras explotaciones, arrastres de tierras y desperfectos en infraestructuras agrarias como caminos rurales, muros, acequias y motas de arroz en el Parque Natural de La Albufera de València.
Precisamente, este exceso de humedad durante varios días concluye «definitivamente» las quemas de la paja del arroz, si bien los testimonios recabados por AVA prevén que no se producirán aguas negras y mortandad de peces debido a las prácticas preventivas realizadas por los arroceros.
Los agricultores reclaman así a Agroseguro que agilice las peritaciones cuando finalice la gota fría y se puedan evaluar los siniestros. También solicitan a las administraciones que establezcan líneas de ayudas y medidas fiscales dirigidas a que más pérdidas han sufrido.
RECARGA DE ACUÍFEROS
Por contra, la gota fría tiene unos efectos beneficiosos para la agricultura en los lugares donde la lluvia cae de una forma más gradual y permite una correcta absorción en el suelo, ya que recarga los acuíferos tras meses de sequía, limpia los árboles y mejora la calidad de los frutos, principalmente cítricos tardíos y aceitunas pendientes de recogida.