Con la llegada del otoño y la bajada de temperatura, apetece sentarse a comer platos de cuchara y potajes con los que entrar en calor. Muchas de estas recetas además, son sencillas y para realizarlas se utilizan ingredientes y alimentos que tenemos siempre en casa. Incluso en muchos casos, se trata de platos de «aprovechamiento» que se realizan para aprovechar los ingredientes que nos han sobrado de otra elaboración. Este es el caso de la sopa castellana, una sopa riquísima y muy sencilla de hacer de la que hoy queremos hablarte.
1El origen
Parece que la sopa castellana era uno de los platos típicos de la cuaresma, y de hecho su consumo aumenta mucho con la llegada de la Semana Santa, puesto que es muy adecuado al no llevar carne entre sus ingredientes. Probablemente es por esta receta por la que muchas personas asocian el olor a ajo con las procesiones. Además, también se trata de un plato de origen humilde, pues surgió para aprovechar el pan que había sobrado del día antes. Como hemos dicho, muchas de las recetas de nuestra gastronomía surgieron de esta manera. En la actualidad la sopa castellana es mucho más que un delicioso plato castellano – se cree que el origen es de León – y casi cada región tiene su propia versión de esta rica sopa. No obstante, no debe confundirse con la sopa de ajos, que es mucho más espesa y que no termina su cocción en el horno.