Los cuchillos vuelan en la Comunidad de Madrid entre el Partido Popular y Ciudadanos y no saben cómo ocultarlo. Aguado no tiene muchos amigos en su autonomía, ni siquiera dentro de su propio partido, pues la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, no es santa de su devoción. Y ni que decir tiene que para la candidata de Ciudadanos al consistorio de la capital Aguado no es plato de buen gusto.
En este sentido, ambos, especialmente Aguado, son conscientes de la realidad electoral que se les viene encima. Están poco a poco hundiendo el partido y ninguna encuesta les augura buenos resultados. La mayoría de los sondeos son duros con la formación naranja en la Comunidad y en el Ayuntamiento y les pronostican pérdidas importantes. Y Aguado y su equipo parecen empeñados en revertir la situación haciendo justo lo contrario a lo que han hecho hasta ahora: seguir la corriente a la presidenta autonómica.
Para la parte popular de la Comunidad de Madrid, Aguado tampoco es que sea un apoyo notable. Como decíamos, ni los de su propio partido parecen tenerle demasiado en cuenta, prueba de ello, además de con Villacís, es la mala relación que mantiene con la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, una política de Ciudadanos que mantiene una relación espléndida con Ayuso y nefasta con Aguado. ¿. Sabe que si él le ofrece la mano al PSOE pueden tumbar a Ayuso con otro giro de la “veleta naranja”, tal y como denomina Vox al partido, y hacerse con la Comunidad de Madrid de un golpe para intentar desde el poder mejorar las expectativas electorales de Ciudadanos, justo la misma jugada que hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando consiguió en 2018 tumbar el Gobierno de Mariano Rajoy con una simple moción de censura.
Aguado se resiste, pero su mala relación con Aguado, que le ha convertido en un mero espectador de la gestión de la pandemia, ya que ni le avisaron de las nuevas medidas restrictivas que adoptaría la Comunidad de Madrid una vez se acabó el estado de alarma, le pesa cada vez más. Los suyos solo ven cómo el barco se hunde y lo máximo que hace el representante de Ciudadanos es sentarse en un sillón de La Sexta Noche para comentar que él no lo hubiera hecho como su presidenta, sino que habría hecho todo lo contrario en aquellas cuestiones que la opinión pública requieran.
El problema para Aguado es que su liderazgo está tan tocado que incluso los suyos se lanzan a los brazos de Ayuso, a Rivera me remito. Y en esta coyuntura, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid ya se plantea cualquier escenario, incluso la golosa moción de censura con la que el líder de la oposición Ángel Gabilondo pretende controlar los gestos de Aguado al frente de la Comunidad, pues no olvidemos que si se lleva a cabo y triunfa, el éxito se lo apuntará Gabilondo y Aguado alimentará la idea de “veleta naranja”.
En este contexto, con Villacís, Ayuso y algunos de los consejeros en contra de Aguado, el vicepresidente se ha quedado solo con su equipo de confianza y no saben cómo remontar el vuelo. Las aspiraciones del vicepresidente eran elevadas y ahora están entre la espada y la pared. O acepta la moción o sigue fiel a una presidenta que le ignora sistemáticamente.