«¿Cómo vamos a luchar contra la dinámica de rojos y azules si nos convertimos en azules? ¿Cómo vamos a construir un proyecto liberal en España si no confrontamos con la extrema derecha?». Con estas dos preguntas Toni Roldán se llevaba por delante una década de paz en el seno de Ciudadanos para desgracia de Albert Rivera.
En 2009, tras la debacle de las europeas, también se desató un vendaval interno por la decisión de Rivera de pactar con una fuerza euroescéptica y xenófoba como Libertas. El líder naranja salvó la situación un año después, en las autonómicas de 2010, y ahora utilizará el mismo método para salvar la situación: dejar correr el tiempo.
En esta disputa interna Rivera ha pagado caro que dejase espacios de libertad a otros ‘gallos’: Manuel Valls se quedaba la candidatura de Barcelona en pleno éxodo del grupo parlamentario hacia Madrid, y Luis Garicano confeccionaba a su gusto una lista para las europeas y vencía un pulso interno a Villegas, Castilla y León, donde Francisco Igea aspiraba a pactar con el PSOE.
Rivera ya ‘toreó’ hace una década al enfado de fundadores como Albert Boadella o Antonio Robles; y ahora pretende hacer lo propio con Francesc de Carreras o Arcadi Espada, que han ejercido cual lobby para conseguir que Cs se abstuviese, en contra de lo prometido en campaña, ante la investidura de Pedro Sánchez.
LOS MEDIOS, A FAVOR Y EN CONTRA RIVERA
Albert Rivera ha disfrutado en los últimos años de un gran confort mediático en la prensa madrileña por dos motivos: sus posiciones centristas y su vehemente defensa de la Constitución en Cataluña durante el procés.
Eduardo Inda, habitual defensor de Ciudadanos, ha denunciado las «desmesuradas ansiadas de poder de Rivera»: «Desmesuradas porque han estado por debajo del PP en todas las plazas de este país todavía llamado España. E irresponsables porque lo normal es que si hay un Gobierno de coalición lo presida quien más sufragios se ha metido en el zurrón.
El Mundo en un reciente editorial ha echado un capote a Rivera: «Con la disposición de los socialistas de aceptar los votos de Bildu en el Parlamento navarro, Pedro Sánchez cerró cualquier posibilidad a una eventual abstención del PP y de Ciudadanos».
José García Domínguez en Libertad Digital ha denunciado que «Rivera está a punto de conseguir, pues, que Podemos, el fracasado Podemos, condicione de modo permanente las decisiones del Consejo de Ministros del Reinode España. Sí, de modo permanente. Palabras mayores. Lo dicho, Rivera ya es parte del problema».
CEBRIÁN CONTRA SU AMIGO RIVERA
Juan Luis Cebrián en El País ha explicado que el partido «parecía destinado a construir lo que en cierta medida ya es: una formación liberal demócrata, laica y progresista, alejada del nacionalcatolicismo de la derecha española y contraria al estatismo económico de la izquierda. Un partido de las libertades».
Explica el exCEO de PRISA que «su deriva reciente le ha llevado sin embargo a aceptar sin ambages formar parte del bloque de la derecha, incluso de la más fanática, y soñar ingenuamente con liderarlo».
Cebrián dice que «la única posibilidad de afirmación futura de Ciudadanos en el elenco español es garantizar su carácter de centro reformista. Decisiones recientes, como la de aceptar una vinculación pasiva con el neofascismo en la Junta de Andalucía, le han perjudicado ante su electorado potencial, pero sus dirigentes no parecen haber aprendido la lección».
Rivera, huérfano en materia mediática ante la pinza de medios cercanos al PP y al PSOE, intentará ganar tiempo para evitar que el partido se desmorone mientras algunas voces cercanas a La Moncloa insinúan que Manuel Valls podría plantarle batalla a nivel estatal.
EL MIEDO A REPETIR EL DERRUMBE DE UPYD
El riesgo de escisión atermoriza a Albert Rivera, que dio el salto estatal a partir de 2014 ‘gracias’ a la mala gestión de Rosa Díez de UPyD. La líder del partido magenta rechazó durante varios años los intentos de acuerdo de Ciudadanos, que se vengaría ‘sorpassándole’ en 2015.
Una situación similar sufrió Izquierda Unida, que en 2014 rechazó abrir sus primarias para las europeas. Pablo Iglesias, que aspiraba a participar en ellas, puso en pie Podemos con un antiguo socio del PCE, Anticapitalistas.
LA DISIDENTE ‘FICHA’ POR EL PSOE
Carolina Punset, divulgadora y exeurodiputada de Ciudadanos, fue la primera que retó a Albert Rivera antes de su salida del partido. Ahora la valenciana ha fichado como asesora de Ximo Puig en la Generalitat.
Hoy en día Luis Garicano parece el mejor posicionado para poder batalla interna a Albert Rivera, que ha logrado atar una fidelidad a prueba de bombas de Inés Arrimadas, desgañitada en ruedas de prensa y platós por defender al líder.
Arrimadas, la baronesa que más ha sonado para hacer sombra al presidente del partido naranja, no parece dispuesta hoy en día a plantarle batalla.