domingo, 24 noviembre 2024

Así es la casa de Iglesias en Ávila que intentaron okupar

La política se presta mucho al refranero. Digamos que hay un refrán para cada político. Y en este caso, podríamos hablar de Pablo Iglesias con algo así como «el cazador cazado» o «consejos vendo que para mi no tengo». Al parecer la vivienda que el vicepresidente del Gobierno, posee en Ávila, habría sufrido un intento de «okupación» a principios de esta semana.

El inmueble, situado en la localidad de Casavieja (Ávila) y valorado en algo más de 13.000 euros, habría sido comprado por Iglesias en octubre de 2013. Al parecer el vicepresidente mantendría la propiedad hasta la fecha.

Han sido unos destrozos en una de sus ventanas, los que darían la alerta. Esto ha propiciado una llamada a la policía, para ponerles tras la pista de la vulneración de la propiedad privada. Lo cierto es que, no es la primera vez que Pablo Iglesias, denuncia los mismos hechos que el promueve. Este mismo verano, tanto el como su pareja, la ministra Irene Montero, mostraron su indignación ante el escrache que sufrieron durante sus vacaciones en Asturias.

Es conocido por todo el mundo, el particular «cariño» que el vicepresidente Pablo Iglesias tiene a los okupas y a todas las plataformas que van en contra de la propiedad privada. Hace poco tiempo, tenía lugar un debate enconado en el Congreso a este respecto. Los populares trataban de reforzar la ley antiokupación que permite el desalojo policial de los okupas en un máximo de 48 horas y ampliar el delito de usurpación con penas de hasta tres años de cárcel.

En este contexto, Pablo Iglesias defendía la okupación, afirmando además, que en España no hay ocupación de viviendas particulares. No sabemos lo que pensará hoy el vicepresidente del Gobierno, pero está claro que si ha llamado a la policía, es porque quizás le gustaría seguir disfrutando de su idílica casita de madera con vistas a la sierra de Gredos. La parcela, que tiene unos 1.600 metros cuadrados tiene, además de la casa, una piscina, una barbacoa, un pozo y un columpio. Un auténtico paraíso donde alejarse del ruido del Congreso.