El que fuera Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía Nacional Eugenio Pino apuntó a la cúpula política policial como conocedora de determinados detalles de la operación ‘Kitchen’ como la conveniencia de que fuera uno u otro comisario el que actuara como controlador del chófer del extesorero del PP Luis Bárcenas.
Así, afirmó que no recordaba si fue el secretario de Estado de Seguridad Paco Martínez o el director general Ignació Cosidó quien le habló de la inconveniencia de que fuera el jefe de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas, quien controlara a este confidente.
Así se desprende de la segunda declaración, realizada por Pino ante el juez ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, que investiga la presunta operación parapolicial dirigida a evitar que documentación en manos de Bárcenas comprometedora para el PP llegara a la justicia, que por entonces investigaba la trama de corrupción ‘Gürtel’.
La declaración se inicia con una discusión sobre qué asuntos relativos a los fondos reservados pueden ser parte del interrogatorio, ya que fue necesario solicitar por parte del juez la desclasificación de varios documentos. De hecho, el fiscal Anticorrupción anuncia a Pino que pesa sobre él una segunda acusación e malversación por haber entregado fondos reservados para el jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía Nacional Enrique García Castaño con los que éste se había lucrado.
En todo caso Pino afirmó que este dinero se usa para pago a confidentes, adquisición de material y «obtención de inteligencia básica aunque no haya tenido efecto», y puso como ejemplo la compra de un coche y una furgoneta y el alquiler de vehículos por parte de García Castaño «porque hoy en día no se puede ir a ninguna parte, porque te cogen la matrícula». Todo ello con fondos reservados.
«Muchas operaciones podrían los pelos de punta pero están el interés general y la seguridad de ciudadano», añadió en este punto, para ser contestado por el fiscal, que le espetó que toda esa información sobre el uso de fondos reservados la conoce «cualquier ciudadano desde los doce años».
En cuanto al chófer Sergio Ríos en particular, Pino señala ante el juez que creía recordar que Asuntos Internos le habló de que se estaba investigando a Bárcenas pero no dejó claro que se le diera cuenta puntual a su departamento, que mandaba sobre 70.000 policías. Repreguntado si Asuntos Internos dependía directamente de él Pino se limitó a aseverar: «Si me lo contaron no lo recuerdo».
Lo que sí dijo recordar es que sobre Ríos actuaron como controladores cuatro altos mandos, el jefe de Asuntos Internos Marcelino Martin Blas; el inspector en excedencia (como director de seguridad de Castilla-La Mancha en la época de Dolores de Cospedal) Andrés Gomez Gordo; comisario jubilado hoy en prisión José Manuel Villarejo y, de modo circunstancial, García Castaño.
Estos controladores actuaban sucesivamente, y en este punto el imputado afirma ante el juez que en relación con el primero fue «rectificado» no recuerda si por el secretario de Estado o el director general de la Policía, ya que no veían bien que el jefe de Asuntos Internos realizara esta función.
VILLAREJO «NO IBA SOLO»
También ha relatado otro capítulo referido a que «la gente que usaba Villarejo era la de Marcelino» Martín Blas, porque el comisario ahora en prisión «no iba solo o era un agente especial», y «Marcelino algo tenía que decir».
Como ejemplo, ha puesto el de un caso en el que Villarejo le pide que cambie de agentes para hacer un seguimiento «a un amigo de celda de Bárcenas porque iban a usar ordenadores para mover dinero de una nube en Chile», y los designados en principio «eran muy malos y se les notaba mucho la vigilancia».
En este punto Pino llegó a señalar que pensaba que el chófer le daba la «sensación» de que actuaba para ellos pero también para los Bárcenas.