Una de las mejores cosas del otoño son las castañas, el símbolo por excelencia de esta estación. Llegan los primeros días de frío y las calles se llenan del aroma de los puestos callejeros que nos tientan a comprar un cucurucho de castañas calentitas, tiernas y un poco dulces. Pero también podemos hacerlas en casa y tomarlas en cualquier momento, aunque no tengamos el brasero típico de las castañeras. El resultado es igual de bueno. Se pueden preparar de varias maneras.
1EN QUÉ FIJARNOS PARA ELEGIR LAS MEJORES CASTAÑAS
Lo primero es saber elegir las castañas. Tiene que tener un color uniforme sin manchas, y brillantes. Si es posible nos llevaremos las más grandes y pesadas, que no tengan agujeros ni cortes, y que tengan todas el mismo tamaño para que se cocinen todas a la vez. De lo contrario quedarían algunas más hechas y otras crudas, y no queremos que eso suceda. Escogeremos las redondas, descartando las aplanadas que resultan más difícil de pelar. Antes de comenzar a cocinarlas les haremos un corte que atraviese la cáscara exterior y la piel que recubre la pulpa. Hecho esto empezamos a asar nuestras castañas.