La crisis del Covid-19 ha empeorado la enfermedad de los pacientes con Alzheimer que han sufrido más episodios de apatía, agitación o agresividad, y que además están más expuestos al contagio al no comprender la situación ni poder memorizar las medidas higiénico sanitarias. Por ello, según los expertos, los pacientes de esta enfermedad y sus cuidadores son «las víctimas olvidadas» de la pandemia.
«El paciente con enfermedad de Alzheimer y su cuidador son las víctimas olvidadas de esta crisis», ha advertido el jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y patrono de la Fundación Alzheimer España (FAE), David Pérez.
En España, una de cada seis personas mayores de 65 años (un 16,7%) y casi un tercio de los mayores de 85 años (un 27,7%) padecen Alzheimer, en total, más de un millón de personas que, en estos momentos, se ven «amenazadas» por la pandemia.
«El confinamiento, las restricciones a la movilidad y los cambios de rutina han impactado de forma significativa en toda la población, pero mucho más en las personas con Alzheimer y en sus familias», ha explicado la presidenta de la Fundación Alzheimer España (FAE), Micheline Selmès, con motivo del Día Mundial de esta enfermedad, que se celebra este lunes 21 de septiembre.
Según advierte, desde el comienzo de la crisis, las personas con Alzheimer han sufrido «una ruptura» con la asistencia a los centros de día y asociaciones, y con sus terapias y rutinas, sufriendo una disminución de su actividad social, cognitiva y física.
«Esta desconexión ha generado un empeoramiento funcional –a nivel cognitivo y físico– en las personas con Alzheimer, provocando alteraciones conductuales y psicológicas y acelerando el avance de la enfermedad y su deterioro», ha señalado la presidenta de la FAE.
En este sentido, ha indicado que han aparecido o han empeorado los episodios de ansiedad, enfado, irritabilidad, insomnio y estrés. Además, ha advertido de que debido a los síntomas de deterioro cognitivo que padecen los pacientes les resulta más difícil comprender qué está ocurriendo y cómo adaptarse a esta nueva situación.
«La dificultad para comprender y recordar las medidas higiénicas (lavado de manos, mascarilla, distancia social, etcétera) aumenta el riesgo de contagio en estos pacientes», ha señalado el jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre.
Asimismo, ha precisado que cuando una persona con Alzheimer se infecta con COVID-19 es difícil detectar la infección de forma temprana, porque ellos no reconocen los síntomas y tienen dificultad para expresar lo que sienten.
A estos condicionantes se une que, según investigaciones recientes, el principal factor de riesgo genético para desarrollar enfermedad de Alzheimer esporádica (ApoE 4) también predispone a desarrollar una infección por coronavirus más grave. Según un estudio que realizaron en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, el 30% de los pacientes fallecidos por COVID-19 en su hospital en marzo tenían deterioro cognitivo.
LAS CARENCIAS DE LA LEY DE DEPENDENCIA
Por su parte, la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer (CEAFA) ha denunciado, con motivo de este Día, que la Ley de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia, si bien fue un «hito» cuando se aprobó, «no abarca todas las particularidades ni tiene en cuenta la complejidad de las demencias, y muchos de los aspectos de la enfermedad».
Además, recuerda que en el mes de octubre de 2019, sólo unos meses antes de declararse la pandemia, el colectivo asistió a un momento «histórico» con la aprobación del Plan Nacional de Alzheimer y otras Demencias 2019-2023 pero ha lamentado que «se vio eclipsado por la falta de asignación presupuestaria adaptada y adecuada».
Estos problemas, según precisan, se han visto agravados por la pandemia del coronavirus que ha empeorado la evolución de «la otra pandemia, la de la demencia«, máxime en unos tiempos en los que «toda la atención política se centra en el coronavirus, olvidando y paralizando las otras políticas específicas de atención a colectivos que ya eran vulnerables antes de la Covid-19».
Ante la situación actual, CEAFA propone que no sean objeto de ningún recorte ni la Sanidad, ni los Servicios Sociales, ni las residencias, ni la Ley de Dependencia, ni el Plan Integral de Alzheimer ni las asociaciones que defienden los derechos de las personas con Alzheimer y sus familiares.
Además, en cuanto a las residencias, precisa que «no deben ser estigmatizadas ni criminalizadas todas por igual, sino identificar las negligentes y separarlas de las que no lo son o no lo han sido durante la crisis de la Covid-19».
En cuanto a la Ley de Dependencia, pide que tenga en cuenta la especificidad de la dependencia tipo Alzheimer, que genera simultáneamente situaciones de dependencia física y cognitiva, tanto en la persona con la enfermedad como en la que asume el rol del cuidado; y sobre el Plan de Alzheimer, aconseja que sea actualizado a la situación actual, puesto en marcha con brevedad y dotado económicamente en cantidad suficiente.