Dentro de las relaciones de pareja, no hay nada escrito. Si algo se sabe a ciencia cierta, es que cada una de ellas es un mundo y que, lo que a unos les puede parecer excitante, otros lo pueden ver como grosero o incluso tabú. El sexo es así en general, y más cuando nos encontramos en una relación de larga duración. Sin embargo, existen algunos conceptos, a los que ahora se les ha puesto nombre, y por los que quizá te hayas preguntado alguna vez.
Es el caso, por ejemplo, del cuckolding. Quizá, de un primer vistazo, no te suene de nada esta palabra inglesa. No obstante, seguro que has oído hablar de la práctica que representa. Dicho en palabras para que se entienda, se podría traducir como ser una suerte de «cornudo consentido», aunque tampoco seríamos 100% fieles a la realidad. Existen muchos matices detrás de este concepto y siempre es bueno conocerlos para saber qué opciones tenemos.
Si tienes interés por la sexualidad, descubre la curiosa práctica donde se puede ser «cornudo» sin que la pareja se enfade por ello.
Qué es el cuckolding y cómo se introduce en la pareja
Aunque el término esté en inglés, no sirve para ponerle nombre. El cuckolding es algo mucho más habitual de lo que podemos creer, al menos, de pensamiento. Seguro que muchos de vosotros ya habéis escuchado hablar sobre esta práctica sexual. Para todos los demás, el concepto es claro siempre y que sepamos entenderlo a la perfección.
Como decíamos, hay personas que lo ven como una especie de «cornudo consentido». La razón es que se trata de una práctica en la que la pareja permite que la otra persona tenga un encuentro sexual con alguien diferente siempre y cuando pueda ver cómo lo hacen o le describa todos los detalles. El objetivo, en este caso, es excitarse viendo o sabiendo cómo tu pareja mantiene relaciones sexuales con otro que no seas tú.
Muchas son las personas que, ante la idea de que van a perder a su pareja o cuando se encuentran ante un riesgo «real» de que esto pueda suceder, sienten cómo aumenta su deseo sexual. En otras ocasiones, otras parejas prefieren imaginar a su compañero o compañera manteniendo sexo y no verlo con sus propios ojos, sino dejar pie a que sea la otra persona quien lo cuente con pelos y señales.
Las parejas que lo suelen practicar
Existe un tipo de pareja clave a la hora de llevar a cabo este tipo de prácticas sexuales. En su mayoría, son parejas que tienen unas relaciones muy largas, de varios años de duración. Parece que, conforme pasa el tiempo, la rutina y los quehaceres del día a día hacen que se vaya perdiendo la magia y/o la pasión en el dormitorio. Esta es una buena forma de volver a recuperarla como si del primer día se tratase.
De forma general, son los hombres los que suelen desear que su pareja mantenga relaciones sexuales con otro de forma puntual. Eso sí, con el objetivo de que puedan verlo o imaginárselo y con la condición habitual de que esa otra persona sea un desconocido. A partir de los 40 años, se tiende a aceptar más este tipo de proposiciones. Según los datos reflejados en una encuesta sobre el tema, antes de dicha edad no se suele estar a favor del cuckolding. Si tenemos que sacar un perfil de los más aficionados a la misma, podríamos decir que es un hombre de unos 46 años y con una relación de unos 15 años. Es decir, larga.
Las personas que se divierten con este tipo de prácticas son claras defensoras de la idea de poder fantasear sobre cómo su pareja se acuesta con alguien desconocido. Los cuckolds desean salir de la rutina y conseguir romper con lo establecido, sobre todo en el plano sexual. Además, buscan de forma constante estímulos novedosos con los que revivir la pasión. Se vive como una especie de juego de rol. Eso sí, no debe existir ningún tipo de intimidad a nivel emocional entre la pareja y la otra persona. Por eso, no es habitual que suceda más de una vez con el mismo.
Hablan las cifras: cada pareja es distinta
A pesar de que existe un perfil claro en este tipo de parejas, lo cierto es que cada una de ellas es diferente. Además, a pesar de que son muchos los que tienen este tipo de fantasías, tan solo un 10% se atreve a ponerlo en práctica. De ellos, más de un 80% volvería a repetir la experiencia, aunque nunca convirtiéndolo en algo habitual.
Por otra parte, otro tipo de parejas creen que este tipo de prácticas es una especie de infidelidad consentida, por lo que no están de acuerdo con la misma. También hay varios pensamientos sobre que este tipo de encuentros o la posibilidad de abrir la pareja para incluir a alguien más en la ecuación, terminan segando de raíz la relación.
Sin embargo, los cuckolds piensan todo lo contrario. Las personas que desean llevar o han llevado a cabo esta curiosa práctica confiesan haberlo hecho para evitar que la relación se rompa. Cuando estamos en una relación de larga trayectoria, puede que el sexo termine siendo un problema debido a la falta de deseo o de estímulos que recibimos. Esto ayuda a reavivar la chispa.
El problema de la infidelidad
Cuando hablamos de infidelidad, esta sigue siendo el primer motivo de ruptura en la pareja. Sin embargo, para evitar que esto ocurra, cada vez existen más y más opciones a nuestro alcance. Eso sí, antes de llevarlas a cabo, ambos miembros deben estar completamente seguros ya que, una vez puesto en marcha el plan, no hay marcha atrás. Y luego no puede ser motivo de discusión.
Escuchándonos a nosotros mismos, sabremos cuál es la mejor forma de sentirnos realizados por completo. Es importante hacerlo de forma individual pero, por supuesto, también en pareja. Mucho más si hablamos de relaciones de más de 10 años de duración.
Es importante también saber ser sinceros con la otra persona. En el momento en que contemos qué pensamos, qué nos sucede y qué nos gustaría probar para cambiarlo, estaremos poniendo sobre la mesa el problema y podremos ocuparnos de las necesidades de los dos. Así, hay que buscar un camino, de mutuo acuerdo, que satisfaga las necesidades de ambos. Hoy en día existen muchas opciones: pareja abierta, cuckolding, monogamia… Debemos optar por lo que nos haga sentir bien.