Saber hacer unas gambas al ajillo te puede solventar un imprevisto o un roto en tus planes culinarios del día. Aunque se suelen tomar más como entrante o como tapa, resultan magníficos acompañantes para otro tipo de platos. Lo mejor de este plato es que se puede hacer fácilmente en cinco minutos y no requiere de ningún paso complicado solo apto para los chefs más experimentados. ¿No sabes cómo? Te lo explicamos a continuación.
1CUALQUIER MARISMO, SIEMPRE FRESCO
Dado que se trata de una receta que apenas tiene cuatro ingredientes, es muy importante que las gambas sean de la máxima calidad y, por supuesto, frescas. Para identificarlas tanto en el supermercado como en la pescadería, guíate, por una parte, por el olor. Si notas cierto aroma a amoniaco o similar, no las compres. Es una de las señales del marisco para decirnos que no es fresco.
La ‘cara’ que presentan es otro importante indicador de cuán frescas están: si están flácidas o despedazadas su frescura es escasa o nula. Recuerda, además, que la mayoría de las gambas que se venden tanto en pescaderías como en las secciones propias de los supermercados ya han sufrido un proceso de congelado en los barcos de pesca.